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La aparente cordialidad en la presentación de las cuentas de la Generalitat. efe

El presupuesto destapa la desconexión total del Botánico

Los socios del Consell van cada uno por su lado sin rastro de un mestizaje del que, cinco años después de iniciarse el Gobierno de coalición, no queda casi nada

Burguera .

Valencia

Lunes, 9 de noviembre 2020, 01:34

El Botánico ha entrado en cortocircuito. La desconexión entre sus socios es total. La relación entre PSPV y Compromís no era ideal en 2015, pero fue llevadera hasta la mitad de la legislatura pasada. Podemos había preferido no entrar en el Consell, de tal modo que los morados no participaron del mestizaje en el Gobierno valenciano por el cual los altos cargos de las consellerias se intercalaban en el escalafón de cada departamento. Ese sistema de hibridación se mantiene, pero comenzó a torcerse y ahora se ha desactivado.

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A partir de 2017, los socios comenzaron a distanciarse en un proceso que ha culminado ahora, en una semana políticamente volcánica a causa de la crisis de los presupuestos. Unas cuentas falseadas, según fuentes de la Vicepresidencia que dirige Mónica Oltra, un trampeo provocado porque, tal y como Compromís denunció el miércoles y Oltra confirmó el viernes, los acuerdos políticos aprobados en el pleno del Consell no quedaron reflejados en las cuentas para el próximo año.

Compromís: Marzà se queda al margen y Oltra ya no le da cobertura

Compromís es una coalición que contiene tres partidos y cada uno interpreta la realidad del Botánico de modo muy distinto. Els Verds han desaparecido de la gestión del Consell. No les quedan altos cargos. De tal modo que en el Gobierno valenciano conviven dirigentes del Bloc, los nacionalistas, e Iniciativa del Poble Valencià, el partido que lidera Oltra, que en la última disputa con los socialistas a causa de los presupuestos se ha quedado muy sola. Fuentes del Bloc, desde las más conectadas a la dirección hasta los más críticos, consideran que Oltra ha forzado demasiado la máquina. «Negociar hasta última hora no mola», señala un asesor cercano al conseller de Educación, Vicent Marzà, que frente a la polémica presupuestaria silba y hace su camino... como siempre hasta que recibe algún varapalo judicial y entonces busca el amparo de Oltra, que ya no se lo da.

Hace dos años se produjo el adelanto electoral de los comicios valencianos contra el criterio de Compromís y por voluntad del PSPV, apoyado por Podemos. La posibilidad comenzó a barruntarse a mediados de 2018, idea que maduró a finales de ese año y culminó al inicio de 2019. Desde entonces, todo lo que ha podido ir mal en el Botánico va aún peor. En las elecciones lograron sumar diputados suficientes para alcanzar mayoría en Les Corts en un contexto de complicidad inexistente. La negociación de los presupuestos para el ejercicio actual fue dramática. Pero había margen para empeorar. La batalla en torno a las cuentas para el próximo ejercicio ha sido caóticas y supone la culminación de una desconexión indisimulada e indisimulable. Están juntos sin ajuntarse.

El mestizaje ha quedado triturado. Fuentes de la Generalitat admiten que, por ejemplo, la relación entre Oltra y el conseller de Hacienda, Vicent Soler, está «rota, y ya veremos si se arregla». Utilizan intermediarios para comunicarse y si lo hacen directamente, en el caso de esta semana, se produce en términos muy ásperos.

En Medio Ambiente y Agricultura, la consellera Mireia Mollà no se fía del socialista Mulero, su secretario autonómico. No se fía en absoluto. Mollà pretende reubicar al equipo de la Secretaría Autonómica de Agricultura en una planta diferente a la suya con el argumento de que necesita mayor espacio para su actividad. Del piso dos, en el que se encuentran todos actualmente, al uno. En la planta de la consellera iba a quedarse sólo su gabinete y la subsecretaría. De mestizaje, nada de nada. El departamento de Agricultura recae sobre el PSPV. Con el secretario autonómico, Francisco Rodríguez Mulero, a la cabeza. Lleva atrincherado en la planta de Mollà desde hace más de medio año. Una situación rocambolesca en la que los socialistas reprochan a Compromís que sus altos cargos les acosan mientras los econacionalistas pretenden librarse de Mulero por entender que les espía y sabotea la agenda de Mollà.

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Una situación parecida se vive en Hacienda, donde el socialista Vicent Soler trabaja blindado por altos cargos del PSPV que se cuidan muy mucho de compartir información con el secretario autonómico propuesto por Compromís, Francesc Gamero, que antes fue subsecretario en la conselleria de Oltra. Fuentes de Vicepresidencia aseguran que Gamero apenas recibe información sobre la globalidad de los presupuestos hasta que están prácticamente terminados.

PSPV: Recelos por la gestión en Justicia mientras Barceló se abrasa

La tremenda exigencia de la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, ha pasado factura incluso en las propias filas socialistas. En el PSPV no han gustado algunas destituciones de la fiscal y consellera, y ese disgusto se ha intensificado con las últimas decisiones relacionadas con la reordenación de la conselleria. Bravo está tensionando incluso a los socialistas, y algunos de ellos consideran que la gestión de la consellera peca de un exceso de personalismo. Mucho más apoyo sentimental recibe la consellera de Sanidad, Ana Barceló, que está sufriendo un fuerte desgaste político debido a la tremenda crisis sanitaria generada por la pandemia. Se está abrasando, según reconocen fuentes socialistas. Ante los fallos, la actuación de Barceló está siendo tutelada por otros altos cargos del Consell de la confianza del PSPV, que ha ido reforzando a la consellera ante la emergencia.

Algo similar ocurre en Sanidad entre la consellera socialista Ana Barceló y la secretaria autonómica Isaura Navarro, situada en el segundo escalafón del departamento sanitario a propuesta de Compromís. La colaboración es inversamente proporcional a la desconfianza. En Educación y Cultura, la relación entre algunos altos cargos socialistas y nacionalistas es más que distante. Los pocos altos cargos de Podemos en departamentos que no sean el de Vivienda están desaparecidos, en algún caso literalmente, como en Justicia y Administración Pública, donde se arrastra una desconfianza congénita entre la consellera Gabriela Bravo y el escalafón de la conselleria ocupado por Compromís, por no hablar del contencioso permanente sobre el funcionariado en todo lo referente al teletrabajo propiciado por la pandemia. Cada conselleria ha hecho de su capa un sayo con sus funcionarios. Lo reconocía el síndic del PSPV el pasado miércoles en los pasillos de Les Corts. «Esto pasa por nuestra incapacidad para comportarnos como gente normal. Lo lógico es hablar, pensar las cosas antes de hacerlas y que no se deje todo para última hora», lamentó el socialista Manolo Mata.

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¿Y el presidente Puig? El Palau de la Generalitat es un búnker socialista, con más carga genética del PSPV que en la propia sede del partido. El jefe del Consell va por libre, lo que genera un profundo recelo en Compromís por considerar que, en todo lo relacionado con la pandemia, Puig les ha apartado. La vicepresidenta Oltra terminó la semana discrepando abierta y públicamente con las restricciones sanitarias por considerarlas insuficientes. En una entrevista en À Punt, desveló que Puig no le hace mucho caso en lo referente a la pandemia. «La interlocución es mejorable. La participación en los acuerdos y pulsar la opinión del resto del Consell. Las cosas importantes se han de hablar y acordar», indicó Oltra en la televisión pública. Horas antes, en Les Corts, escuchando a una diputada de Ciudadanos, Oltra bromeó con que le había saltado «la tapa del Delco», el distribuidor de encendido de un coche que envía corriente a cada una de las bujías del motor. En el caso del Botánico, da la sensación de que el Delco falla desde hace tiempo y el motor tiembla, a punto de reventar.

Podemos: Lima hace sus propias apuestas y Dalmau va a su aire

El vicepresidente segundo Rubén Martínez Dalmau ha sometido a su conselleria a una dieta de depuración política como consecuencia de las primarias que ganó Pilar Lima. Si el vicepresidente y conseller de Vivienda ya llegó como un verso suelto, actualmente se ha acrecentado esa idea de que los podemistas en el Consell van por su lado, los de Les Corts hacen lo que pueden mientras que Pilar Lima, coordinadora general de Podemos en la Comunitat, intenta ganar perfil propio. Lima mantiene una relación distante con los socialistas por el modo en que han decidido negociar el presupuesto con Ciudadanos. Esa actitud genera desconfianza en el PSPV, donde se muestran encantados por el modo en que Dalmau se adapta a las decisiones de Ximo Puig en la Generalitat. El vicepresidente segundo ha tomado una senda institucional que genera muy poco entusiasmo en su partido.

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