![Elecciones autonómicas | Un problema electoral (para la izquierda) llamado Alicante](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202206/10/media/cortadas/puigalic-RIZnzo2qYbPHwXmlCy5mjvM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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A un año vista para los comicios de mayo de 2023, el escenario electoral autonómico que vaticinan la mayoría de los sondeos apuntan a una situación de empate técnico entre bloques. Grosso modo, el bipartidismo de PSOE y PP presenta un buen estado de salud, ... Vox avanza con claridad, Compromís resiste pese a los problemas judiciales de Mónica Oltra y tanto Unides Podem como, especialmente, Ciudadanos, observan con angustia el precipicio del 5% para acceder a Les Corts.
Ese es un resumen a la ligera. Hay otro, que tiene que ver con la clave geográfica, que resulta igual de significativo. La derecha valenciana, PP y Vox, demuestra una llamativa fortaleza en la provincia de Alicante, mientras que la izquierda obtiene en la de Valencia sus mejores resultados -en Castellón los datos parecen más igualados-.
En el caso de Valencia, el peso específico de Compromís -razonablemente sostenido desde 2015- es el que lleva a situar al bloque de izquierdas por delante. En el caso de la ciudad de Valencia los sondeos sitúan ya al PP de María José Catalá como primera fuerza política. Pero computada la totalidad de la provincia, la suma de PSPV, Compromís y Unides Podem parece en mejor disposición que la de PP, Vox y Cs.
¿Y Alicante? La izquierda valenciana tiene un problema grave en esa provincia, y los propios interesados así lo reconocen. El socialismo valenciano anda buscando, una vez más, un cartel electoral en condiciones para tratar de reconquistar la alcaldía de Alicante. El movimiento de Ana Barceló -de la conselleria de Sanidad a la portavocía socialista de Les Corts- guarda relación con ese cásting del PSPV para elegir candidato a la alcaldía.
Desde la salida del cargo en 2018 de Gabriel Echávarri -condenado a 8 años y medio de inhabilitación para ejercer cargo público por fraccionar contratos deliberadamente y a cuatro años y medio por despedir por venganza a la cuñada de alcalde actual-, el socialismo valenciano anda desubicado en Alicante, siempre en manos del veterano Ángel Franco.
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El sello inconfundible de Franco alimenta la imagen de una formación política en la que se hace y se deshace únciamente al gusto del histórico dirigente, eso sí, con el visto bueno de Ximo Puig. Y en la provincia de Alicante está bastante extendida la percepción en las filas progresistas de que, mientras Franco mantenga las riendas del partido, la recuperación electoral será imposible.
A los problemas orgánicos del socialismo alicantino se suma la escasa pegada de Compromís en esa provincia. El discurso nacionalista y de clara apuesta por el debate lingüístico de la formación que lidera Mónica Oltra no encuentra su encaje con una provincia, la alicantina, que con la excepción de algunas comarcas no sólo no acaba de entender el mensaje de Compromís, sino que tiene además como muy lejano el discurso antiespañolista que anida en esa formación.
La falta de peso de la izquierda valenciana en la provincia de Alicante ha aparecido en ocasiones, incluso, como argumento para evitar un adelanto electoral, ante el convencimiento extendido entre algunos dirigentes socialistas de que el sentimiento 'autonomista' en esa provincia es inferior al de Valencia o Castellón. A Alicante se le considera como una capital más unida a Madrid, y resulta incuestionable la arrolladora fortaleza electoral de la derecha en esa Comunidad,
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¿A qué obliga esta situación? Compromís no tiene fácil reforzar su posición sin renunciar a su discurso tradicional. El PSPV pretende mejorar resultados pero, a día de hoy, no dispone de discurso ni de referentes claros como para lograrlo. Mejorar en Alicante -motivo por el que Ximo Puig viaja con insistencia a esa provincia y trata de mostrar la mayor sensibilidad posible hacia sus reivindicaciones- parte de la necesidad de volver a activar un electorado progresista que según los sondeos ahora parece decantarse por la abstención.
Como explica la teoría de los vasos comunicantes, la debilidad de unos supone fortaleza de otros. PP y Vox encuentran en la provincia de Alicante parte de su granero fundamental de apoyos para los próximos comicios. El discurso del partido de Santiago Abascal encaja a la perfeccción con la sociología de las comarcas del sur de esa provincia, igual que en la Región de Murcia. Puerta cerrada a debates identitarios y reivindicaciones claras como la exigencia de soluciones a los problemas vinculados a la falta de agua.
El PP que preside Carlos Mazón también exhibe en Alicante toda su fortaleza. El presidente de la Diputación provincial de Alicante, que previsiblemente optará a la presidencia de la Generalitat encabezando la candidatura de su partido por esa circunscripción, cuenta en esa provincia con los mayores niveles de apoyo. De hecho, y exceptuando los mejores resultados de Rita Barberá en Valencia, el PP valenciano siempre ha tenido en Alicante su principal granero de votos.
De hecho, el análisis sociológico que se hacía tradicionalmente y que situaba a Valencia algo más escorada a la derecha que la media de la Comunitat parece ahora haberse desplazado hacia el sur de la Comunitat. Con independencia del resultado electoral en el cap i casal -que según los sondeos puede estar muy próximo a regresar a manos del PP-, es en Alicante donde los populares encuentran buena parte de su fortaleza electoral.
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