Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia
El secretario general del PSPV, Ximo Puig. efe

Lo que el PSPV se juega el domingo en las elecciones andaluzas

Un resultado del PSOE por debajo de las expectativas agitará el debate sobre los carteles electorales valencianos

Miércoles, 15 de junio 2022, 13:14

Los socialistas valencianos miran estos días a Andalucía con la vista puesta en las elecciones autonómicas adelantadas que se celebrarán este domingo en la comunidad más grande de España. Y no tanto por las similitudes entre territorios, que son discretas, sino por el contexto ... actual y lo que tiene de efecto ola. En el PSPV se contiene ya la respiración por el resultado que la noche del domingo puedan dejar las urnas para una federación que tiene que examinarse en apenas un año, y la única de las que quedan con posibilidad de modificar su fecha electoral para hacerla propia, aunque el debate del adelanto haya quedado casi descartado.

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El secretario general de los socialistas y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se juega buena parte de sus opciones de continuar cuatro años más en el cargo, no por el resultado que las andaluzas genere, como por el efecto mariposa que se pueda producir a nivel nacional si se evidencia el desgaste de los socialistas.

Las encuestas dibujan un escenario en Andalucía con una clara victoria del PP. El presidente de la Junta, el popular Juanma Moreno, mejoraría sus números de los pasados comicios, e incluso algunos sondeos le sitúan en disposición de gobernar en solitario, muy cerca de la mayoría absoluta. Que Ciudadanos, su actual socio, corre riesgo serio de desaparecer, mientras Vox sube enteros y ya ha hecho pública su intención de entrar en el Gobierno de la Junta si el PP necesita apoyo.

Moreno Bonilla ha hecho valer su papel más presidencial en la campaña, además, de valerse de ya llamado 'efecto Feijoó' para mostrar un talante moderado. Algo similar a lo que Puig podría estar diseñando para su campaña, ya que desde el partido quieren hacer valer su «transversalidad» para pescar votos a derecha y a izquierda.

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Y, con esos futuribles buenos resultados de la derecha en Andalucía y la pérdida de influencia del PSOE en el que hasta hace tres años había sido uno de sus feudos, lanzaría un mensaje de preocupación en Madrid ante el desgaste de la marca PSOE. Con un añadido. En las andaluzas ha entrado por primera vez en escena la que será la nueva plataforma de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que ha conseguido aglutinar a buena parte de la izquierda y que quiere repetir modelo en el resto del territorio.

Con los resultados en la mano, el domingo por la noche, Puig y su entorno más cercano tendrán que hacer un análisis de urgencia, respecto al impacto que la nueva ola, con unas previsiones para los bloques conservadores, y una foto de un previsible empate técnico en la Comunitat podría suponer y tomar medidas para tratar de surfearla.

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En la Comunitat no hay demasiado margen de maniobra para golpes de efecto, porque Puig ya cambió el Consell hace ahora un mes para tratar de dar un impulso, por lo que no hay demasiados fuegos de artificio disponibles para tratar de remontar en caso de que vengan mal dadas. Tampoco con la fecha en que se celebren los comicios valencianos, porque parece poco probable que con un descalabro en Andalucía se opte por volver a separar las elecciones de las municipales y ya se piensa en volver a unirlos, el 28 de mayo, para aprovechar la fortaleza del tirón de los alcaldes, con gran arraigo sobre el territorio ahora mismo para el PSPV.

Además, a nivel orgánico las candidaturas de algunas de las principales plazas en número de votos, como Valencia ciudad y Alicante, están en entredicho o ni siquiera están. El nombre de Sandra Gómez como cartel en el cap i casal lleva meses en entredicho. Esta semana, sin ir más lejos, El Periódico de España desveló que el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, ya había puesto sobre la mesa en el congreso del partido en Valencia que vería con buenos ojos un cambio de candidato porque las encuestas internas no daban demasiados buenos números a la actual, en un granero clave para amarrar la Generalitat y La Moncloa en un futuro inmediato.

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El entorno de la vicealcaldesa de Valencia ha venido sosteniendo hasta la fecha que su candidatura no estaba en peligro, más por el convencimiento de que no hay una candidatura alternativa que porque las encuestas le vaticinen una mejora de su resultado. El resultado andaluz, no obstante, podría acelerar la búsqueda de un cartel alternativo para el cap i casal. En la ciudad de Valencia se juega no sólo la alcaldía, sino también buena parte de la Diputación de Valencia -junto con el área metropolitana, que también puede verse afectada- y un bocado importante del resultado autonómico.

¿Y Alicante? La izquierda valenciana tiene un problema grave en esa provincia, y los propios interesados así lo reconocen. El socialismo valenciano anda buscando, una vez más, un cartel electoral en condiciones para tratar de reconquistar la alcaldía de Alicante. El movimiento de Ana Barceló -de la conselleria de Sanidad a la portavocía socialista de Les Corts- guarda relación con ese cásting del PSPV para elegir candidato a la alcaldía. Desde la salida del cargo en 2018 de Gabriel Echávarri -condenado a 8 años y medio de inhabilitación para ejercer cargo público por fraccionar contratos deliberadamente y a cuatro años y medio por despedir por venganza a la cuñada de alcalde actual-, el socialismo valenciano anda desubicado en Alicante, siempre en manos del veterano Ángel Franco.

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La falta de peso de la izquierda valenciana en la provincia de Alicante ha aparecido en ocasiones, incluso, como argumento para evitar un adelanto electoral, ante el convencimiento extendido entre algunos dirigentes socialistas de que el sentimiento 'autonomista' en esa provincia es inferior al de Valencia o Castellón. A Alicante se le considera como una capital más unida a Madrid, y resulta incuestionable la arrolladora fortaleza electoral de la derecha en esa Comunidad,

El PSPV pretende mejorar resultados pero, a día de hoy, no dispone de discurso ni de referentes claros como para lograrlo. Mejorar en Alicante -motivo por el que Ximo Puig viaja con insistencia a esa provincia y trata de mostrar la mayor sensibilidad posible hacia sus reivindicaciones- parte de la necesidad de volver a activar un electorado progresista que según los sondeos ahora parece decantarse por la abstención.

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