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Manolo Mata | Puerta grande para Manolo Mata

Puerta grande para Manolo Mata

El portavoz del PSPV lleva su despacho de abogados a Les Corts, defiende a Bellver y torpedea la estrategia de los socialistas

Héctor Esteban

Valencia

Jueves, 5 de mayo 2022, 12:16

Ramón Vilar, uno de los mejores amigos de Manolo Mata, era un gran aficionado a los toros. Tras ver cómo ha ido la corrida, creo que el mejor colofón posible para esta historia sería sacar este viernes a Manolo a hombros por la puerta principal de Les Corts cuando abandone la casa de todos los valencianos. ¡Torero, torero!

Durante esta última semana, el todavía portavoz del PSPV en Les Corts, ha vivido envuelto entre un algodón de azúcar que genera cierto empacho. Sería de tontos no admitir que Mata es y será uno de los mejores diputados de Les Corts, un hábil y fructífero negociador, un verbo afilado, un diputado culto y leído, tan listo como liante, y uno de los pilares del actual PSPV. Además, Mata es el compañero ideal para irte a tomar unas cañas y unas patatas: divertido, conversador, cachondo. Pero sería más tonto todavía esconder que el portavoz de los socialistas valencianos, del principal grupo que sostiene al Consell del Botánico, es el abogado del cabecilla de la trama Azud, un caso de corrupción que apunta al pago de comisiones y regalos a políticos a cambio de favores urbanísticos que reportaron, al menos, siete millones de euros de dudoso cobro al empresario Jaime Febrer. Y eso, se quiera o no, lo pone negro sobre blanco en un sumario. Perfiles incompatibles de agente doble.

En los últimos tomos del sumario de Azud hay una relación de las visitas de Manolo Mata a la cárcel a finales de julio y principios de agosto de 2021 para reunirse con el empresario que corrompía con dádivas y dinero a cargos del PP y del PSPV del Ayuntamiento de Valencia. En política la ética es sagrada, pero la estética también pesa. Mata acudía a Picassent con chófer y en coche oficial de Les Corts, un servicio pagado con el dinero de todos los valencianos. Las dietas públicas al servicio de la presunta corrupción. Mata debería haber presentado por registro de entrada su dimisión el primer día que puso un pie en el penal de Picassent. Lo dicho, ética y estética. Y Ximo Puig, como presidente de todos los valencianos, debería haber empujado.

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Este miércoles, los diputados socialistas se hicieron una foto de familia en el hemiciclo de Les Corts con su portavoz. Y no faltaron los masajes, las lágrimas y las loas que se han ido sucediendo durante los últimos días después de que Mata fuera el muerto en el entierro en la celebración del 25 d'Abril, cuando dijo que ponía por delante su trabajo de abogado a su deber como diputado. Una prioridad que ya era evidente para algunos desde hace meses.

Ayer, en Les Corts, donde -insisto- la ética, la estética y la integridad deben ser mandamiento, Manolo Mata ejerció como abogado de un investigado antes que como portavoz de los socialistas valencianos. Todavía en el cargo de síndic defendió la honorabilidad del diputado del PP y vicepresidente de Les Corts, Jorge Bellver, que recibió varios relojes, algunos de casi 3.000 euros como el Omega de James Bond, de manos del empresario corruptor, el cliente de Mata. El portavoz socialista, aplaudiendo la integridad de Bellver, trabajaba de paso para los intereses de su patrocinado. No es limpio convertir los pasillos de Les Corts en una prolongación de tu despacho de abogados.

Y mientras tanto, en la bancada socialista, conformada por cartas que no ligan, nadie vio que Mata dinamitaba la estrategia socialista con la defensa de una de las piezas de caza mayor del PP en ese asunto. Y Mata, que tiene carta blanca, fue más allá y aseguró que aquellos regalos y estos lodos, eran algo asumido y aceptado en la época del vino y rosas sin que se le olvidara citar a Rita Barberá. Y se quedó tan pancho, porque trabaja para Febrer, y en su grupo aplauden y se hacen la foto para el recuerdo. Parece que nadie se acuerda, ni siquiera los socialistas, que por regalos como aquellos hay una exconsellera como Milagrosa Martínez en la cárcel y que Francisco Camps y Ricardo Costa se sentaron en un banquillo por unos trajes a medida. Eran los mismos días en los que Grau, Rubio y Bellver recibían ofrendas en Navidad. La dinámica -presunta para que nadie se enfade- de Febrer y El Bigotes si no era la misma, al menos se le parecía.

Manolo Mata ha tenido quien le escriba, tiene mi admiración por su supervivencia en los terrenos pantanosos donde mejor se mueve pero en el último año ha hilado uno de los capítulos más oscuros que se recuerdan en la historia del parlamentarismo valenciano. Mata, buena suerte, torero.

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