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El nuevo votante al que van dirigidas las medidas se mueve en un espectro de centro y pertenece a la clase media LP

Puig radiografía a sus nuevos votantes

Debate de política general ·

El presidente traza el retrato robot de los ciudadanos a los que dirige sus medidas con la vista puesta en las urnas: clase media urbana y jóvenes

M. Hortelano

Valencia

Domingo, 2 de octubre 2022, 00:45

Nadie sabe exactamente cómo se accede al club, pero todo el mundo quiere ser socio. Incluso muchos creen que lo son sin ni siquiera saber los requisitos de entrada. Formar parte de la clase media se ha convertido en el nuevo objeto de deseo ... de la sociedad española y, sobre todo, quienes dicen serlo, de los partidos políticos que se han lanzado a pelear por el mayor caladero de votos. Según uno de los últimos barómetros del CIS, de hace apenas dos semanas, el 48,7% de los encuestados se considera clase media, una categoría con la que se identifican, pero a la que no necesariamente pertenecen si tenemos en cuenta los niveles de renta. La gente tiende a incluirse en ese grupo cuando sus ingresos provienen de los sueldos de su trabajo, pero llegan sin dificultad a final de mes o tienen presupuesto para extras como vacaciones u ocio.

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Y a ese gran grupo, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, le ha puesto un tope: los 60.000 euros de renta anual en que se ha fijado el tope para rebajar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que anunció en el debate de política general de esta pasada semana. Esa medida, junto con el aumento de la horquilla (de 25.000 a 30.000 euros) que se puede tener para beneficiarse de cualquier deducción, nuevas desgravaciones para decisiones que se toman en una edad tardía, como la reproducción asistida, o una agilización de las listas de espera con desvíos de operaciones a la sanidad privada, se dirigen directamente a ensanchar la bolsa de ese tipo de votante que se mueve en unos perfiles, a priori, menos progresistas por los mayores niveles de renta. De hecho, haber fijado el tope para bajar los impuestos en los 60.000 euros no es una casualidad. Algunas comunidades gobernadas por el Partido Popular ni siquiera han ampliado ese techo y se han quedado en os 35.000 y 40.000 euros en los que Galicia y Andalucía han topado las rebajas. Sólo Madrid, que bajará el IRPF a todos los tramos, Castilla y León y Murcia, que lo harán en medio punto de manera generalizada y hasta los 60.000 euros en que lo hará la Comunitat han llegado tan lejos. El Gobierno central, sin ir más lejos, se ha quedado en los 21.000 euros de salario como máximo.

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Sin embargo, desde el entorno del presidente han querido beneficiar a una gran bolsa de contribuyentes y, en definitiva, de electores, en la antesala de una campaña electoral. Tramos que siempre se quedaban a las puertas de beneficios fiscales por arriba y por abajo, que ahora se han visto perjudicadas de facto por los efectos de una subida generalizada de precios y, por ende, penalizadas por no tener beneficios, pero sí inflación. Así que desde el equipo de Puig han aplicado una especie de terapia de choque con las rentas medias y medias-altas: el efecto psicológico de que la declaración te salga a devolver. Aunque sea en apenas una decena de euros. Sucede lo mismo cuando se ofrecen productos gratis, en el mundo del marketing. Que se genera una especie de bienestar por haber recibido un producto sin contraprestación. Aunque en el mejor de los casos, el producto acabas siendo tú.

Se ha visto esta semana con el grueso de medidas que se pondrán en marcha en los meses previos a las elecciones municipales y autonómicas de mayo, y que se engloban en un tipo de votante a conquistar: el de centro. Ahí se disputa el título de presidente de la Generalitat y así lo evidencian los cálculos y los anuncios. El momento elegido, el debate de política general, no es baladí. Las encuestas internas, con resultados ajustados, han hecho que la batería de medidas para pescar en el caladero de votantes de clase media y de centro tengan que impulsarse cuanto antes para que tengan efecto en las urnas.

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Si nos vamos a los datos de las declaraciones de renta presentadas en la Comunitat en la última campaña, la de 2021, el 74,87% de los borradores correspondieron a personas o familias con rentas declaradas inferiores a 33.000 euros. Ahí está la gran bolsa. Pero el presidente Puig la ha ampliado con los más de 271.000 contribuyentes que se sitúan desde ese corte a los 60.000 euros en que ha puesto el límite. La cantidad que la Hacienda valenciana devolverá con la bajada de IRPF autonómico es casi testimonial, pero suficiente para protagonizar un anuncio de repercusión nacional. El coste total, de apenas 150 millones de euros, es una inversión para la campaña propagandística de bajar impuestos a casi toda la población que se mueve en sueldos por debajo de los 3.000 euros al mes. Un guiño a posibles votantes más allá de los tradicionales a los que siempre se dirige el PSPV, para tratar de pescar también en la bolsa que dejará Ciudadanos, sumida en una crisis con posibilidades serias de extinción. Pero también a perfiles de centro, poco ideologizados, que no se sienten incómodos con las políticas llevadas a cabo por Puig, que además, han recibido a lo largo de la legislatura, el beneplácito de formaciones empresariales.

Pero, sin duda, otro de los objetivos señalados con claridad en el listado de anuncios son los más jóvenes. En las últimas autonómicas, las de abril de 2019, pudieron acudir por primera vez a las urnas más de 164.000 jóvenes. Los datos de los que lo harán este mayo no son aún conocidos, porque no se ha cerrado el censo, pero los que ya lo hicieron y lo harán por primera vez son un objetivo señalado en Presidencia. Conscientes de que todos los estudios vinculan a 'millenials' y generación Z con los nuevos partidos (tanto Vox como Unidas Podemos), pero esta tendencia ha ido cambiando y PP y PSPV, y en la Comunitat sobre todo Compromís, han recuperado posiciones. El partido de Oltra es el partido que mejor ha logrado conectar con los jóvenes en estos años, por lo que los socialistas han pisado el acelerador en este caladero. Sólo hay que ir al detalle de las medidas del último debate.

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En las autonómicas de 2019, 164.000 jóvenes votaron por primera vez. Ellos y los que lo harán esta vez son una gran bolsa

El anuncio más directo es el de convertir en gratuito desde el 9 de octubre hasta que acabe 2022 todo el transporte público que depende de la Generalitat: Metro, Tram y tranvías. a los que parece que se sumarán los buses. De la medida se beneficiarán directamente todos los menores de 30 años. Más de 1,5 millones a los que, directamente, les saldrá gratis el transporte público en vísperas de elecciones. Pero, también anuncios relacionados con áreas de innovación, un campo que interesa especialmente en sectores menores de 40 años, becas salario para estudiar oposiciones a la función pública para ser funcionario de la Generalitat que permitan a los más jóvenes cobrar un sueldo mientras preparan los exámenes, e incluso un cambio en los procesos para que sea menos necesaria la experiencia (que ellos no han acumulado) para acceder a un empleo público. Eso, unido a preocupaciones de este sector, como la salud mental y la ecología, llevan directamente el nombre de los votantes más jóvenes escrito en las medidas. Sobre todo para ellas.

Así que este es el retrato robot que esconden los 76 'ximoanuncios'. Si alguna medida le cuadra, puede que le estén buscando a usted.

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