Las razones que llevaron a Zaplana a la cárcel

Eduardo Zaplana entró en prisión el 24 de mayo de 2018 por su implicación en el caso Erial, en el que se investigan delitos de cohecho, blanqueo de capitales, malversación y prevaricación. Una decisión tomada por la juez después que la Fiscalía Anticorrupción pidiera su ingreso por la gravedad de los delitos de los que se le acusaba. Tras la detención, el expresidente de la Generalitat fue enviado posteriormente a prisión preventiva en el penal de Picassent (Valencia), si bien desde el pasado 18 de diciembre se encontraba ingresado en el Hospital La Fe de Valencia debido a complicaciones derivadas de la leucemia que sufre y por la que fue trasplantado de médula en 2015.

Además de Zaplana, pasaron a disposición de la juez los hermanos Vicente y José Cotino, empresarios y sobrinos del ex director general de la Policía y expresidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino. También el exdirigente de la Agencia Valenciana de Turismo y exconsejero del parque temático Terra Mítica Joaquín Barceló y su mujer, Felisa López, el abogado y asesor fiscal Francisco Grau, y Juan Francisco García, exjefe de Gabinete de Zaplana en la Generalitat.

Todos fueron detenidos en el marco de una causa en la que se investiga, entre otras actuaciones, el presunto pago de comisiones derivadas de la concesión de las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV), realizadas en 1997 durante la gestión de Zaplana al frente de la Generalitat, y del Plan Eólico de la Comunitat Valenciana, puesto en marcha en 2003, además de la reciente repatriación del dinero desviado para su blanqueo.

La investigación no hubiera sido posible sin unos documentos que contiene esquemas en los que supuestamente se explica la operativa delictiva que acometía Zaplana o su entorno. Papeles que estaban en manos de Marcos Benavent, después de que Imad Al Naddaf, un ciudadano de origen sirio, se los hiciera llegar para que los custodiara. Así, la investigación a Zaplana partio de un iman sirio.