![Corrupción en Valencia | La atracción de los políticos a los relojes de lujo](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202201/14/media/cortadas/relojes-politicos-kN0C-RHF4Q7fRtoeycmM15ssODrM-1968x1216@Las%20Provincias.jpg)
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En la Vallée de Joux, un enclave en Suiza, Audemars Pigué dispone de un museo y un taller. Durante una visita de periodistas, en los tiempos boyantes de la Copa América, uno de los especialistas mostró cómo reparaba un reloj de cadena. El tornillo que manejaba y que sólo era visible a través de una lupa se había fabricado expresamente para esa restauración. Alguien le preguntó por el precio. Soltó un cinco o un seis millones. Bueno, en realidad no tiene precio, llegó a reconocer.
Los recientes casos de corrupción han evidenciado una atracción de los políticos a la compra o el cohecho de relojes de lujo. El último informe de la UCO, aportado hace una semanas, detalla el pago de 20.000 euros para un reloj de Eduardo Zaplana. ¿La marca? Jaeger-Lecoultre, modelo Doumètre. Un aparato que, en realidad, se mueve por encima de esa cantidad. «Son marcas desconocidas para el gran público», señala un profesional de Valencia que trabajar en el sector.
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Otro de los políticos que atesora una excepcional colección es Alfonso Grau. Todos los relojes le fueron decomisados en la operación Clepsidra. En aquella ocasión, durante un café, cuando sus problemas judiciales no alcanzaban la magnitud de los actuales, trasladaba su preocupación de que los aparatos sufrieran desperfectos y no pasaran las correspondientes revisiones.
Entre las piezas bajo sospecha aparecía un reloj de oro Lange Shöne y un Vachever Patrimony valorados en 25.000 y 16.000. «Igual que en el caso anterior, son marcas ya de auténticos coleccionistas. A la mayoría de las personas les pasaría desapercibido, pero en determinados ambientes, con sus iguales, otros políticos y empresarios, traslada poder y exclusividad». Blancpain -Zaplana también tiene uno– o Richard Miller, el reloj con el que juega Rafael Nadal, son también parte de ese selecto club del lujo.
La historia judicial valenciana reporta también otros cohechos, algunos ya juzgados y otros a la espera de que avance la investigación. El más famoso, y más 'humilde' también, fue el de la expresidente de Les Corts Milagrosa Martínez. La trama Gürtel le obsequió con un Hublot, valorado en 2.400 euros. A Serafín Castellano, exdelegado del Gobierno, también se le investiga por haber sido presuntamente agasajado con otra pieza de lujo. El caso en la Audiencia Nacional.
Los relojes trasladan «poder y estatus». Además, es un regalo que pese a sus importes puede incluso pasar desapercibido. El que lleva un Ferrari concentra el foco. Pero un reloj se exhibe allí donde se quiere o se necesita. Las marcas punteras son las Suizas porque representan «tradición, prestigio y artesanía». Se valora la calidad del material, el nivel de automatización e incluso el proceso de producción.
Las adquisiciones pueden constituir también un valor refugio del dinero o incluso una revalorización inmediata en determinados modelos. «Resulta complicado adelantarse y saber qué modelos se revalorizarán con el tiempo, pero si hay algunos que se han disparado. Por ejemplo, algunos Nautilus de Patek Philippe , los Royal Oak y los Rolex Daitona, que tienen una lista de espera de años». Son piezas que pueden multiplicar su valor precisamente por su escasez. «En este sentido, el lujo no es únicamente disponer del dinero para comprarlos sino, en ocasiones, tener los contactos necesarios para conseguirlo».
Todas estas marcas, como las de Zaplana y Grau, que se sitúan por encima de los diez mil euros se consideran gran lujo. Un sector que más allá de las crisis económicas, las pandemias y las modas no deja de crecer. Lujo y relojes parecen ser un binomio indestructible. En algunas ocasiones, la corrupción trufa esa simbiosis.
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