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BURGUERA
Viernes, 24 de febrero 2023, 01:40
Como si fueran flores y sin necesidad de que sea primavera, en Les Corts brotan de manera habitual situaciones políticas pintorescas, inclasificables. Es difícil catalogar, ... por ejemplo, el feliz encuentro que se ha registrado este jueves en el comedor del parlamento valenciano, una cita verdaderamente peculiar. A la mesa, la media docena de diputados no adscritos. Cinco de ellos fueron de Ciudadanos. Ya no lo son. Una fue de Vox, y ya no lo es. Con todos ellos, Emilio Argüeso y Juan Córdoba, los que fueran los mandamases de la maquinaria orgánica de Ciudadanos en los años de vino y rosas. Ya no lo son. Argüeso sigue siendo senador, pero ya no lo es de Cs porque cuando el partido se desmorronó en las últimas elecciones generales, se fue con el acta de senador al grupo mixto de la Cámara Alta. Córdaba, el que fuera Secretario de Organización de Cs en la provincia de Valencia, es ahora diputado provincial, también fuera del radar naranja. Menudo par de dos. Y con ellos, la media docena de desparejados de Ciudadanos y Vox.
La combinación solo era mejorable si se hubiera sumado al encuentro Carolina Punset, síndica primigenia del invento naranja y ahora asesora de Puig en Presidencia, y Toni Cantó, que ha retomado el arte de la interpretación después de un camino político zigzagueante.
No estaban Punset y Cantó, ciertamente, pero la presencia de Argüeso junto a los no adscritos escenifica un mensaje bastante claro hacia aquellos que a lo mejor soñaron con contar con esos descontentos en Les Corts de cara a modificar la ley electoral valenciana. El encuentro supone, según fuentes conocedoras de la cita, un «cierre de filas» en torno a la negativa de rebajar el listón de la representatividad al 3%. Argüeso y Córdoba siempre estuvieron muy en contra de esa posibilidad, a pesar de que durante sus años en Ciudadanos se llegó a contemplar y se negoció con la izquierda valenciana sobre ello.
Si alguien pensaba que había posibilidad de contar con el voto en Les Corts de alguno de los no adscritos, el encuentro público de los diputados con Argüeso debería despejar las dudas. La que más encariñada estaba con esa posibilidad era Mamen Peris, actual síndica de Ciudadanos tras la salida de Cantó y Merino. Incluso se reunió en varias ocasiones con los diputados que quedan en Cs, 13 de los 18 iniciales, para convencerles de que la reforma de la ley electoral es un objetivo para ellos. Sin embargo, los votos de Ciudadanos no son suficientes para el tripartito de izquierdas, que sumado los suyos (52) y los naranjas (13) se quedan a uno para contar los 66 necesarios para propiciar el cambio legislativo. Ese voto debería salir de los no adscritos, que ayer comieron con Argüeso, rememorando la mayoría de ellos tiempos pasados y cómo hemos cambiado, que cantaría Sole Gimenez.
Por si fuera poco indicativo, Argüeso, que estuvo en la tribuna de invitados de Les Corts presenciando el pleno, se dio un paseo por los pasillos del hemiciclo y saludó al menos a un par de diputados de Ciudadanos, Luis Arquillos y Patricia García. Precisamente, esta semana, Arquillos ha podido saber que desde su grupo parlamentario se ha contactado con la Mesa de Les Corts para tantear la posibilidad de destituirle como secretario. Aunque Peris ha negado tajantemente esa posibilidad, fuentes de toda solvencia confirmaron a este periódico que la maniobra se ha producido. Arquillos fue una de las voces discrepantes en alguna de esas reuniones en las que Peris arengó a su grupo para avanzar hacia la reforma electoral. García, directamente, ni acudió.
El tripartito contempla con cierta estupefacción la tensión interna que se vive en Ciudadanos. Esa inestabilidad hace muy complicado que la izquierda se plantee acometer una rebaja del listón electoral del 5% al 3%, un descenso del requisito de representación que despejaría todas las dudas acerca de la capacidad de Unides Podem de lograr representación parlamentaria, y que hubiera supuesto una luz de esperanza para Cs. La presencia ayer de Argüeso en Les Corts, comida incluida con los no adscritos, habrá terminado de despejar las dudas del tripartito sobre lo volátil y peligroso que supondría impulsar una votación a escasos dos meses de elecciones (cuando en marzo se celebre el pleno 'escoba' en el que se aprobarán varias leyes pendientes de lograr validación) de la que podrían salir derrotados por primera vez esta legislatura. Acabar perdiendo en Les Corts en víspera de la cita electoral no parece el mensaje más positivo que pueda lanzar el tripartito.
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