El caos al que el Botánico ha abocado al sector público instrumental de la Generalitat durante las dos últimas legislaturas se puede comprobar no sólo con los informes de los organismos fiscalizadores como la Sindicatura de Comptes, la Intervención de la Generalitat o las ... firmas auditoras encargadas de los obligados informes de control financiero, que negro sobre blanco retratan la multitud de deficiencias puestas de manifiesto en la política de contratación de estas entidades.
Publicidad
El Botánico también invirtió esa tendencia de reducción de empresas y entidades públicas obligada por el necesario control del gasto motivado por el crecimiento del déficit y la deuda. Más empresas y entidades públicas no tiene por qué ser una mala decisión, si el objetivo es cumplir una función o unos objetivos para los que se necesita una nueva herramienta. El problema es cuando se crean empresas para desempañar funciones que ya atienden las respectivas direcciones generales. Y peor aún, cuando se crean empresas pero ni se les dota de contenido, ni se les aprueba reglamento o estructura alguna.
¿Y esto ha ocurrido? El Botánico dejó el Gobierno tras las elecciones del pasado 28 de mayo con seis agencias 'fantasma', es decir, seis entidades del sector público instrumental aprobadas mediante sus correspondientes leyes pero sin estructura orgánica y funcional, sin presupuesto y con competencias que ya venían desarrollando las correspondientes direcciones generales. Seis entidades, por tanto, de más que discutible utilidad -toda vez que sus funciones ya las prestaban otros organismos-, que implicaban obvias duplicidades de objetivos.
Noticia relacionada
La Agencia Valenciana de la Energía (AVE), la Agència per a la Digitalització i la Ciberseguretat de la Generalitat (ADiC), la Agència Valenciana d 'Informació i Control Alimnentari, la Agencia Valenciana de Residuos y Economía Circular y la Agencia Valenciana de Cambio Climático. Y una más, la Escola Valenciana d'Administració Pública (EVAP) que, a diferencia de las cinco anteriores vio aprobado su reglamento de organización y funcionamiento a dos meses de las elecciones del 28-M, momento en el que pasó a ejercer las competencias en materia de selección y formación desarrolladas por la dirección general de Función Pública.
Publicidad
En todos estos casos, el Botánico admitía que hasta su puesta en funcionamiento las funciones que le encomendaba la ley serían ejercidas por la dirección general competente. En el de la EVAP, la aprobación del reglamento permitió a esta entidad «ejercer las competencias en materia de selección y formación que venían siendo desarrolladas por la dirección general en materia de función pública». Es decir, en todas ellas existen direcciones generales o departamentos que prestaban un servicio y para los que el Botánico decidió crear otra empresa pública, con lo que supone de aumento de personal y del gasto público. Y al mismo tiempo, de agigantamiento de un sector público del que se viene reprochando su opacidad y las permanentes dudas en materia de contratación.
La Agencia Valenciana de la Energía se creó como Entidad de Derecho Público (EDP), según artículo 166 de la Ley de acompañamiento de los presupuestos de 2023 como una entidad especializada que permitiría conseguir la transformación del actual modelo energético y los objetivos establecidos para 2030-2050. Una escisión del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) cuyas funciones y competencias en tanto no se desarrolle su estructura orgánica y funcional (...) «continuarán ejerciéndolas los órganos y las unidades que las ostenten actualmente».
Publicidad
La ADiC se creó como EDP, según artículo 239 de la misma Ley de acompañamiento, y su objeto debía ser el diseño y la ejecución de medidas para mejorar los niveles de transformación digital y de ciberseguridad de la Generalitat y agilizar la contratación de servicios y suministros y la gestión del talento en materia de tecnologías de la información y la comunicación.
Noticia relacionada
La Agència Valenciana d'Informació i Control Alimentari se creó según la disposición adicional sexta de la Decreto Ley 1/2022, de 22 de abril, del Consell, de medidas urgentes en respuesta a la emergencia energética y económica originada en la Comunitat Valenciana por la guerra en Ucrania y tenía como objeto la ejecución de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria en la Comunitat Valenciana siguiendo las directrices de política general del Consell. En el DOGV de 7 de marzo de 2023 se publicó el anuncio relativo a la información pública del proyecto de decreto de aprobación de los estatutos.
Publicidad
La de Residuos y Economía Circular se creó como una EDP, según el artículo 8 de la Ley 5/2022, de 29 de noviembre, de la Generalitat, de residuos y suelos contaminados para el fomento de la economía circular en la Comunitat Valenciana, con el objeto de ejecutar las medidas, en el ámbito de las competencias autonómicas, para la implementación y cumplimiento de la política de residuos de la Comunitat Valenciana de acuerdo con lo establecido en la citada ley. Se establecía un plazo de doce meses desde la entrada en vigor de la ley, para que el Consell promueva la puesta en funcionamiento de la Agencia. Hasta este momento, las citadas competencias eran ejercidas por órganos y entidades del sector público instrumental (entre ellas Vaersa).
Por último, la Agencia Valenciana de Cambio Climático, creada también como EDP, según la Ley 1/2023, de 8 de marzo, para realizar actividades prestacionales y de fomento; como en el resto, hasta su puesta en funcionamiento las funciones que le encomienda la ley serán ejercidas por la dirección general competente en materia de cambio climático (Dirección general del cambio climático).
Publicidad
La pasada semana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, advirtió de que, al levantar las alfombras y ver si había algo de suciedad dejada por el anterior Consell, comprobó que la mayor parte del polvo en suspensión obedecía al modo en que se manejaban las empresas públicas de la Generalitat. El sector público instrumental era un agujero negro que, lejos de reducirse, no hizo más que incrementarse durante los años del Botánico. Mazón, durante la sesión de control en Les Corts, anunció que había dado instrucciones a la Abogacía de la Generalitat para mostrarse vigilante frente a las posibles trapacerías que van emergiendo una vez el nuevo Consell ha empezado a conocer lo que tiene entre manos. «La punta del iceberg», sospecha el jefe del Consell.
El Consell del Botánico prestó una muy escasa atención al proceso de recorte y ajuste del sector público e instrumental de la Generalitat. Tanto es así que en lugar de proseguir con la dinámica de liquidación y extinción de empresas públicas, una de los pozos que originaban el volumen nivel de pérdidas de la administración autonómica, optó por hacerlo aún mayor. En ese proceso de extinción y liquidación de empresas públicas el Consell de Carlos Mazón se ha encontrado con cuatro fundaciones. A saber, la de La Luz de las Imágenes, la de las Artes, la Jaume II El Just y la Fundación Instituto Portuario de Estudios y Cooperación de la Comunitat Valenciana. Cada una se encuentra en su propio proceso de extinción y posterior liquidación. La Fundación de la Comunitat Valenciana La Luz de las Imágenes, tras el Acuerdo del Consell de 13 de abril de 2023 por el que se extingue la deuda con la Generalitat derivada de la asunción del préstamo que mantenía con el IVF y pagos FLA, queda pendiente convocar al Patronato para solicitar al Protectorado la ratificación de la liquidación y baja registral. La Fundación de la Comunitat Valenciana de las Artes ha finalizado la fase de extinción. Tras la resolución de los dos litigios pendientes, está pendiente del Acuerdo del Consell de cancelación de la cuenta acreedora con la Generalitat, por importe de 25,8 millones de euros, derivada de la asunción de deuda y pagos FLA, así como de elaborar un nuevo balance de liquidación y convocar al Patronato para su aprobación y, posteriormente, solicitar al Protectorado su ratificación y la baja registral. Por su parte, la Fundación de la Comunitat Valenciana Jaume II El Just también ha finalizado la fase de extinción. Se encuentra en fase de liquidación desde el 31 enero de 2020; no hay empleados, y se está ultimando el inventario de bienes y está pendiente el acuerdo del Consell para cancelar la cuenta acreedora con la GV por importe de 12,1 millones de euros. Una vez elaborado y aprobado el balance de liquidación, se prevé convocar al Patronato para que solicite al Protectorado la ratificación de la liquidación y baja registral. Por último, la Fundación Instituto Portuario de Estudios y Cooperación de la Comunitat Valenciana finalizó la fase de extinción el 27 de febrero de 2020. Se encuentra en fase de liquidación, pendiente de clasificación y digitalización del archivo, mediante licitación, a cargo de aportaciones de los patronos. Una vez elaborado el balance de liquidación se convocará al Patronato para su aprobación y decidir el reparto del remanente, si lo hubiera, entre los patronos. El proceso de reducción, extinción y liquidación de entidades es uno de los escenarios sobre los que trabaja el Gobierno de Carlos Mazón, que considera que muchas de estas empresas públicas son útiles. Pero que otras, en cambio, desarrollan funciones que se duplican con las de otras empresas o incluso con las de las consellerias de las que dependen. El ejemplo de las seis agencias fantasma mencionadas es uno de los que evidencia esta situación, y a los que se quiere hacer frente cuanto antes.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.