Las sobrinas de Barberá tratan de desmontar las tesis «imaginativas» de la UCO

En un primer momento, las tres hijas del matrimonio Corbín-Barberá acudieron al juzgado para declarar a petición propia. En su primera comparecencia se habían acogido a su derecho a guardar silencio. Allí expusieron un relato exculpatorio acerca de su participación en la gerencia del despacho de abogados de su padre. En definitiva, dos de ellas ignoraban por completo el funcionamiento de la empresa y una tercera, Rita Corbín, sí trabajaba en la firma, fundamentalmente en asuntos bancarios.

Y lo más relevante, apuntaron que el dinero que permitió comprar, en parte o en su totalidad, tres pisos en Valencia proviene de un premio de la Lotería de Navidad de 2005. Ahora su defensa ha aportado numerosa documentación con la que pretende combatir los «imaginativos» informes de la UCO.

Se trata, en resumen, de material que permite acreditar las donaciones efectuadas por el matrimonio a sus hijas, así como algunas transferencias del dinero de la lotería y un parte médico que recoge los graves problemas de salud de su padre.

Esta dolencia coincidió en el momento en que se produce ese traspaso de capital hacia sus hijos ante el temor de que algo pudiera ocurrirle. También se ha entregado en sede judicial, documentos que probarían el tiempo que una de las hijas trabajó como letrada. Una de las descendientes ha trabajado recientemente en el equipo de la líder popular María José Catalá. Sin embargo, desde hace meses no figura ya entre sus colaboradores.

Este es el paso previo a la petición de archivo que se producirá en las próximas semanas. Tras la declaración y la entrega de todo este material, se da por hecho que la defensa solicitará el sobreseimiento de las tres hijas pese a que el progenitor todavía no ha declarado en sede judicial.

Resulta frecuente que en casos de corrupción el principal investigado asuma toda la responsabilidad para evitar más problemas a sus familiares. Ha ocurrido, por ejemplo, en el caso Emarsa, pero también en el asunto del IVAM, con Consuelo Císcar y su hijo, por citar un ejemplo más cercano.

Pero en este caso existen algunas particularidades que pueden complicar una salida airosa de la causa. Las descendientes habrían sido utilizadas para 'camuflar' el origen de un dinero supuestamente delictivo. Es decir, Corbín habría recurrido a sus hijas para la compra de las propiedades. De tal forma que él no apareciera como titular de esas propiedades.

El dinero procedería, según el testimonio de las hijas y un informe de Hacienda, de un premio de Lotería de Navidad de la falla Montortal-Torrefiel. Esta cantidad se destinó posteriormente a diferentes vehículos de inversión, antes de ejecutar la compra de los inmuebles, algunos de protección oficial.

Se trata de una comisión festiva sin aparente relación directa con la familia, que siempre ha pertenecido a otra falla. De igual modo, llama también la atención el número de papeletas (30) que se adquirieron de la comisión agraciada. Habitualmente, la lotería de las fallas u otro tipo de asociaciones se obtiene por el canje de otras papeletas y suele ser una compra que llamamos de 'compromiso'; quedar bien con un familiar o conocido. Desde este planteamiento resulta extraña la adquisición de 30 papeletas.

La causa de Azud alberga todavía un buen número de piezas secretas. El expediente principal, no obstante, recoge el denominado asunto de los colegios, una operación urbanística del cabecilla Jaime Febrer. También en esta parte se analiza la supuesta financiación ilegal del PSPV en las elecciones de 2007 y 2008.