El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE
ANÁLISIS

Por qué Pedro Sánchez ha dado la solución al pacto PP-Vox en la Comunitat

La convocatoria electoral del 23-J permite llevar a Carlos Flores a Madrid y borrar las «líneas rojas» que Génova dibujaba en el acuerdo valenciano

Héctor Esteban

Valencia

Martes, 13 de junio 2023, 13:56

La clave del acuerdo entre el Partido Popular y Vox para formar un nuevo Consell en la Comunitat Valenciana tiene nombre y apellido: Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno y líder socialista es el máximo responsable de que el popular Carlos Mazón sea elegido ... en unas semanas próximo presidente de la Generalitat. Sin saberlo, con la convocatoria electoral para las generales del 23 de julio, Sánchez ha desatado el nudo que podía asfixiar un acuerdo de gobierno en la Comunitat entre los populares y el partido de Abascal. Con su decisión, el presidente de todos los españoles ha difuminado el horizonte de incertidumbre que empezaba a vislumbrarse con una nueva convocatoria electoral como etapa final. Sin pretenderlo, el líder del PSOE ha puesto a disposición del PPCV la goma para borrar las líneas rojas de Núñez Feijóo en el acuerdo con Vox.

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En Madrid, la dirección popular de Génova, en boca de Borja Sémper, señaló el pasado lunes que pactar un gobierno con una persona que había sido condenada por violencia machista era una «línea roja» que no se podía traspasar. Un mensaje al PPCV que se acogió con ciertas reservas. Sobre la mesa el nombre de Carlos Flores Juberías, número uno por Valencia de Vox en las elecciones del 28 de mayo, y con una condena sobre sus espaldas por violencia verbal contra su mujer. Una situación con demasiadas aristas y un pacto sin ese blanco nuclear que se necesita de partida.

Las palabras de Sémper a 24 horas de la negociación ocuparon pero no preocuparon en Valencia, porque Carlos Mazón, que se ha mostrado más que hábil en las negociaciones con las que ha lidiado en su vida política –Ciudadanos en la Diputación de Alicante es un buen ejemplo con todas las idas y venidas–, ya tenía la estrategia más que perfilada para cerrar el acuerdo. Un plan que, según las declaraciones oídas tras la reunión de este martes, ha salido más que bien y que ha dado un giro de guión, porque desde Madrid se proyectó el discurso de que para gobernar con Vox, mejor en solitario. Quizá alguien esperaba esa última bala para que el PSPV facilitara la investidura del candidato más votado con diferencia, una generosidad que nunca llegó.

El PP de Mazón pactará con Vox, como ha ocurrido en otros territorios, pero nadie podrá decir que en el Gobierno valenciano hay un condenado por violencia machista. Carlos Flores pondrá rumbo a Madrid como número uno al Congreso –el puesto parecía ajustado para Gil-Lázaro– gracias a la ocurrencia de Pedro Sánchez, que un día después del batacazo socialista del 28 de mayo anunció a la desesperada una convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Sánchez, sin que nadie lo supiera, allanó el camino para el acuerdo valenciano.

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Sin esa convocatoria electoral, el problema sería de difícil solución. ¿Aceptaría Mazón un Consell con un condenado por violencia machista? ¿Madrid se lo hubiera permitido tras las palabras de Sémper? ¿Estaba todo ya cerrado antes de las declaraciones del portavoz nacional del PP? Todas las opciones caben, incluso la de una entrega por fascículos para armar bien el relato. Demasiado rápido se cerró este martes por la mañana el acuerdo, y demasiadas sonrisas antes de entrar al vergonzoso cuchitril que ha cedido Les Corts para negociar el gobierno de la Generalitat. El asunto de Carlos Flores Juberías se juzgó hace dos décadas, pero el pasado siempre vuelve, y más si es un argumento recurrente para la oposición. La patata era más que caliente.

Al final, Vox también ha tenido que ceder. Sería interesante saber si Santiago Abascal sabía de los antecedentes de Carlos Flores cuando se lo propusieron como número uno a la Generalitat. Es difícil creer que de ser así le hubiera dado el liderazgo de la lista porque hasta el más bisoño sabe que una condena es una mina en el mundo de la política. Quizá en Madrid Gil-Lázaro haya tenido que dar más de una explicación, aunque su futuro político, con más o menos peso, será el que dicte el titular.

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A Vox le interesa tocar pelo en la Generalitat. Los cargos dan visibilidad y dinero. Titulares en los medios, gestión en la conselleria y reparto de subvenciones parlamentarias y buenos sueldos públicos. El primero, el de la presidencia de Les Corts Valencianes, que será para los del partido de Abascal. Zaplana ya engatusó a González Lizondo con ello. El pacto del pollo creó escuela. Además, el pacto autonómico abre el abanico para cerrar el acuerdo en futuras administraciones, si es necesario. En cambio, en Valencia, María José Catalá apuesta por llevar el timón en solitario por ser la más votada.

Sin Sánchez, todo el mundo viviría otro verano. La mayoría de españoles, sin mirar el voto por correo. Y Mazón, tratando de cerrar un acuerdo que no gustaba a sus mayores de Madrid. Al final, no hay mal que por bien no venga, y los populares valencianos celebran la bendita ocurrencia del presidente del Gobierno. Mazón, salvo catástrofe, ya tiene la pista libre para ser elegido presidente de la Generalitat. Y Sánchez, el 23-J, quiere salvar su cabeza, pero sin quererlo ha salvado la del pacto PP-Vox en la Comunitat Valenciana.

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