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B. F.
Domingo, 29 de noviembre 2020, 00:30
À Punt no comenzó a medir su audiencia hasta cuatro meses después de emitir oficialmente. Cuando en octubre de 2018 los datos empezaron a aparecer, se constató que quedaba mucho por hacer.
La nueva televisión llegaba en el peor momento posible. La audiencia televisiva se fragmenta irremediablemente entre 2000 y 2010, año en que Canal 9 registra por primera vez una audiencia media anual inferior a los diez puntos. Pierde espectadores a chorros.
El fundido en negro llega con un 4% de media. À Punt surge con tremendos handicaps: carencias tecnológicas y nuevos hábitos de consumo televisivo. Sin embargo, su contrato-programa le marca una exigencia a la que no llega. Ni de lejos. Su primer año se cierra con un 1,4%.
La audiencia va subiendo, pero este año no marcará todavía la media anual del 4% con la que se cerró Canal 9 y que se exigía en el contrato programa, documento marco suscrito por Generalitat y Corporación y cuya renovación está ahora en las agendas de los grupos parlamentarios. Enrique Soriano, presidente de la CVMC, reclama previsiones más realistas, y lo mismo hace la exdirectora general Empar Marco, mientras que la actual directora de informativos, Raquel Pérez Ejerique, cree que À Punt tiene margen de mejora, «una oportunidad, la de ser un referente y tirar del carro informativo».
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