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La bancada de la izquierda aplaude una intervención de Puig. IRENE MARSILLA

La ley del 'sólo sí es sí' embarra la sesión de control a Puig en Les Corts

La polémica en torno a Irene Montero se suma a las divergencias en el seno del tripartito y la crispación preelectoral en un pleno muy tenso

Burguera .

Valencia

Jueves, 24 de noviembre 2022, 14:05

Día perfecto para una tormenta parlamentaria perfecta. Este jueves se celebró la última sesión de control en Les Corts para el presidente Ximo Puig en este año. La oposición no quería que el jefe del Consell se fuera contento. Si a eso se suma ... la tensión habitual cuando se acercan las elecciones, las divergencia entre los socios del tripartito en el proceso de negociación de las enmiendas al presupuesto de la Generalitat para el año que viene, y una agenda política nacional de alto voltaje... Ingredientes picantes que, mezclados y agitados han propiciado un cóctel molotov en la sesión parlamentaria.

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Dos apercibimientos, un requerimiento a un jefe de grupo para que calmase a sus diputados, insultos, descalificaciones, menosprecios cruzados entre el bloque de la izquierda y la derecha, peticiones de amparo por alusiones al decoro y el honor del Consell, repreguntas a Puig por parte de sus socios, aplausos divididos en el Botánico e intervención del presidente de la Generalitat, tremendamente airado, en una repregunta. El ambiente político se enrareció y crispó de manera importante en Les Corts.

Las disfunciones de ley del Ministerio de Igualdad, así como las críticas que recibe Irene Montero salieron a relucir desde el principio de la sesión de control a Puig. Las consecuencias de la normativa emergieron ya en el turno del PP, el que abrió el debate. También en el Vox y en el de Podemos, que cerró la sesión. De principio a fin. La normativa sirvió para que izquierda y derecha se hayan acusado de machismo, de falta de talante democrático o de desatención a las mujeres.

La síndica popular, María José Catalá, disparó contra todos los flancos que el Gobierno central muestra en temas como el delito de sedición, el rechazo de las enmiendas de su partido al PGE en materia de inversiones en Alicante y Valencia y, como no, en relación a la ley del 'solo sí es sí'. Los populares criticaron con insistencia las consecuencias de la ley de Montero, frente a lo que Aitana Mas, vicepresidenta del Consell, acusó a la derecha de estar sometiendo a un acoso a la ministra «similar al sufrido por Mónica Oltra». Algún «fascistas» se oyó por ahí. El vicepresidente Héctor Illueca pretendió dar una réplica conjunta a «la derecha unificada» cuando contestó a Vox. Eso ya no sentó bien al PP, malestar que se acrecentó cuando el podemista consideró que «si fueran fuerzas políticas democráticas pondrían en valor la ley del 'sí es sí'», ante lo cual Alfredo Castelló (PP) replicó clamando desde el escaño: «¡Lo somos!». La bronca se incrementó y la síndica del PSPV, Ana Barceló, solicitó intervenir para defender «el decoro del Consell», algo que el presidente de Les Corts, Enric Morera, no permitió por no ser su competencia.

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Morera, que a veces es más de confundir que de distender, ordenó la retirada de unas palabras de Llopis (Cs) por entender que estaba acusando al PSPV de «tener las manos manchadas de sangre». El parlamentario de Ciudadanos precisó que se refería a «los amigos» de los socialistas, en referencia a Bildu, pero Puig tomó la palabra (por primera vez en un turno de repregunta) para recordar que Ernest Lluch, el socialista que le animó a sumarse al activismo político, fue asesinado por ETA: «¡Ya está bien!».

Bronca interna del tripartito

La trifulca no se limitó a un toma y daca entre los bloques de izquierda y derecha. Una tensión late entre los socios del tripartito conforme se acercan elecciones y el latido, en ocasiones, retumba. La portavoz de Compromís, Papi Robles, no se conformó con un turno de intervención para preguntar a Puig, sino que empleó dos para dirigirse al presidente y reclamar al PSPV que «cumpla lo pactado» en materia de renovables. Primera vez esta legislatura que Compromís utiliza dos turnos para insistirle en algo al presidente. El jefe del Consell lanzó varias cargas de profundidad a los nacionalistas. Recaditos internos.

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Puig recordó que en este pleno se ha aprobado la tasa turística, aunque el PSPV no apuesta por ella, e insinuó que los problemas con la Agencia Valenciana de la Energía tienen mucho que ver con una disputa interna entre Podem y Compromís por liderar dicho organismo.

La síndica de Podemos, Pilar Lima, cerró el debate y centró completamente su intervención en defender a la ministra Montero. Tanto, que hasta Morera tuvo que recordarle que la sesión de control era a Puig y no al PP. Durante la defensa de Lima de la ministra y de su ley del 'solo sí es sí' se produjo una ausencia que no pasó desapercibida. La consellera Bravo, defensora de la modificación de esa ley, y por ello criticada por Illueca, abandonó el hemiciclo. La titular de Justicia sólo volvió cuando Puig contestó a Lima que la ley tiene un objetivo loable pero que quizá deba ser retocada. La síndica podemista no aplaudió la respuesta del presidente. Movimientos sutiles, otros no tanto, más bien de brocha gorda, para cerrar la última sesión de control al presidente.

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