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HÉCTOR ESTEBAN
Viernes, 15 de febrero 2019
La investigación del caso Erial apunta a que la trama de presunta corrupción a la que se vincula al expresidente del Gobierno valenciano Eduardo Zaplana blanqueó una gran parte de los 2,9 millones de euros que retornó de las presuntas comisiones pagadas por la empresa Sedesa -de la familia Cotino- con la compra de fincas urbanas y rústicas. El dinero, tras un minucioso plan de sociedades pantalla, se troceó en pasos sucesivos para regularizar las supuestas mordidas pagadas en una sociedad en Luxemburgo. En todas las operaciones, el papel de Joaquín Barceló, que figuraba como administrador de varias de las mercantiles, fue fundamental, según concluye la investigación policial. Barceló es uno de los elementos clave del caso Erial. Convertir las mordidas en escrituras de compraventa de inmuebles necesitaba paciencia y un plan perfecto para mover el dinero sin dejar rastro. Casi un sudoku financiero con el fin de no levantar sospechas y esconder a los principales beneficiarios de las mordidas.
La familia Cotino, tras vender las empresas adjudicatarias del plan eólico de la Comunitat y de las ITV, obtuvo un beneficio importante y parte del dinero lo destinó a pagar comisiones por los favores recibidos, según la investigación policial. Entre septiembre de 2005 y junio de 2006, la mercantil luxemburguesa Imison International recibió 6,4 millones de euros de una sociedad vinculada al expresidente de Les Corts, Juan Cotino, que durante su mandato como director general de la Policía estuvo al tanto de parte de las operaciones para conseguir contratos amañados. Un dinero que, según el sumario, tuvo como último beneficiario a Zaplana, uno de los nombres más repetidos en los casi cuatro mil folios del sumario.
El primer paso que dio la trama para lavar las mordidas fue desligar el dinero de las comisiones, desvincularlo de actividades ilícitas y encubrirlo para poder retornarlo a España sin sospechas de actividades ilegales. Imison International, para regularizar el dinero, lo que hizo fue suscribir ampliaciones de capital de una sociedad llamada Medlevante radicada en Benidorm y cuyo administrador era Joaquín Barceló.
La primera ampliación se produjo el 1 de diciembre de 2005 por valor 1.450.000 euros. La segunda se ejecutó en mayo de 2006 por un millón de euros y la tercera, el 20 de julio por 450.000 euros. En total, 2,9 millones de euros. De esta manera el dinero ya estaba en España, en una sociedad que tenía un objeto social la promoción inmobiliaria y que al menos hasta 2013 estaba participada al 99,88% por Imison International.
De esos 2,9 millones que llegan a Medlevante, poco a poco se fueron transfiriendo fondos a otra sociedad para seguir con el plan de blanquear el dinero retornado desde Luxemburgo. Entre 2006 y 2008 se trasvasaron un total de 2,2 millones de euros a Gesdesarrollos Integrales, de la que también Joaquín Barceló era administrador único. Esta firma estaba participada por Medlevante y Costera del Glorio, otra de las empresas de la trama y que en la investigación figura como propietaria de uno de los piso atribuidos a Zaplana. El dinero que va llegando poco a poco de Medlevante a Gesdesarrollos Integrales se destinó a la compra de bienes inmuebles en las localidades de La Vila Joiosa, principalmente, y Sella. Los movimientos bancarios fueron el rastro a seguir por los investigadores.
En 2006, de Medlevante salieron algo más de dos millones de euros que pasaron casi íntegramente a Gesdesarrollo Integrales. En julio de ese mismo año, esta última empresa realizó varias operaciones con cantidades que fueron desde los 600.000 a los 96.000 euros, lo que es una evidente muestra de que la cantidad inicial empezó a fraccionarse en forma de cheques y pagarés. En concreto, el 11 de julio de 2006 se ejecutó una operación a través de un pagaré por valor de 600.000 euros para la compra de tres fincas urbanas en La Vila Joiosa por valor de 180.000, 300.000 y 120.000 euros, respectivamente.
Seis días después, la empresa ejecutó otra operación por valor de 1,2 millones de euros para la compra de cuatro fincas de carácter rústico. Fincas, tres en La Vila Joiosa y una en Sella, que van desde los 1.000 a los 3.300 metros cuadrados. A partir de ese momento se sucedieron nuevos movimientos de dinero y no fue hasta el 15 de febrero de 2007 cuando se cerró una nueva operación inmobiliaria por valor de 138.000 euros para la compra de dos nuevas fincas urbanas en La Vila Joiosa. En total, de los 2,9 millones que retornaron a España desde Luxemburgo, al menos casi 2 millones sirvieron para comprar inmuebles.
La investigación policial incluida en el sumario del caso Erial insiste en que el papel de Joaquín Barceló como administrador de las sociedades es fundamental para disfrazar al último beneficiario del dinero, que no sería otro que Eduardo Zaplana según las investigaciones realizadas.
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