![Tensión en el Consell | Tres años de amor-odio](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201808/30/media/cortadas/128354874-kkRE--624x406@Las%20Provincias.jpg)
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Manual de coaliciones: Año 1. Nos ayudamos, somos un equipo. Año 2. Intentamos poner en evidencia al socio trabajando más y mejor. Año 3. Intentamos fagocitar el trabajo del socio e impedir que fagociten el nuestro. Año 4. Intentamos dificultar el trabajo del socio para lucir nosotros más». El autor de esta predicción es el secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedéu, un histórico del Bloc capaz de ejercer tanto de augur como de apoyar la independencia de Escocia ataviado a lo William Wallace o comparar a Eva Ortiz, secretaria general del PPCV, con un mono armado con una ballesta. Y esto, es más o menos, lo que ha sucedido con los socios del Consell, PSPV y Compromís, una historia de amor-odio desde hace tres años que desde la pasada semana vive su estadio cuarto con intensidad. La carrera electoral ha empezado y socialistas y nacionalistas buscan diferenciarse de cara a unas autonómicas que en teoría serán el 26 de mayo de 2019.
Desde el verano de 2015 han vivido alrededor de una treintena de desencuentros, deslealtades y falta de comunicación. Hasta ahora los problemas se solventaban con diálogo, pero ante el aroma a urnas ni PSPV ni Compromís parecen interesados en querer solucionarlos.
«Ignorarnos es la forma de actuar del PSPV y después de tres años parece que Oltra aún no lo sabe. Nos consideran como una desviación de la izquierda», lamenta un histórico de Compromís, que considera que la vicepresidenta ahora tiene que aguantar el tipo y decirle a Puig que si quiere elecciones, adelante, que ya irá a buscarlos cuando los necesite, «y entonces nos lo cobraremos».
«Parece que quieren forzar al presidente a convocar elecciones. Compromís se quiere diferenciar. Perfecto. Pero que midan el alcance de lo que están haciendo y si les interesa», defiende un cargo socialista. La actual crisis viene precedida por las críticas de los 'sanchistas' del PSPV, que a finales de abril retaban a Ximo Puig a que el Consell marcara distancias con Compromís.
Podemos reunirá a su cúpula mañana para posicionarse. No se descarta que pidan una reunión de la comisión de seguimiento del pacto del Botànic, que hace meses que no dialoga. De momento han acusado al PSPV de defender los intereses del Gobierno central. Esperan saber si lo que sucede «son fuegos artificiales o hay algo más».
Los desencuentros se reflejaron como problemas de encaje al principio de la legislatura por la designación de altos cargos, como la Dirección General de la Función Pública, o la disputa por competencias como la de impacto ambiental entre Agricultura y Vivienda, la del Instituto Valenciano de Finanzas entre Hacienda y Economía o la adscripción de Turismo y la Agencia de Seguridad y Emergencias a Presidencia u otras consellerias.
El nombramiento como gerente de Egevasa, empresa mixta de la Diputación de Valencia, del marido de la entonces consellera de Sanidad y hoy ministra, Carmen Montón, a finales de diciembre de 2015, hizo saltar chispas. Oltra lo sentenció al calificarlo de que no era «ni ético ni estético» y que «la mujer del César tiene que ser honrada y parecerlo. Y el marido también». El asunto acabó con la destitución del cónyuge.
Además de la actual polémica sobre la comisaría contra el machismo, Oltra afeó a la titular de Justicia, Gabriela Bravo, que no contara con mujeres en la reforma de la ley de la Función Pública. La ley no se aprobará en este mandato.
Oltra se opuso a que el Consell colaborara con la Fundación Cical de José Manuel Orengo, ahora asesor de Puig, y el presidente no apoyó la iniciativa del conseller Marzà para dar preferencia al valenciano en la Administración. La vicepresidenta, además, todavía espera que el jefe del Consell la llamara para contarle que Ana Barceló sustiuía a Montón en Sanidad o el cambio de voto en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del miércoles. El penúltimo enfrentamiento, en julio, la petición de Compromís de comparecencia de su secretaria autonómica de Hacienda en el Senado, Clara Ferrando, en lugar de Puig. El PSPV criticó la beligerancia de Compromís con sus socios y con el Gobierno central.
Tres años de amor-odio. Amor de conveniencia para echar al PP del Consell y odio reflejado en la lucha desatada por liderar la izquierda.
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