![Mónica Oltra | El tripartito se asoma al abismo tras el batacazo andaluz y la caída de Oltra](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202206/25/media/cortadas/monica-oltra-k0wC-U170539307898s0E-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Los entendidos hablan de la política líquida, el término acuñado por el filósofo Zygmunt Bauman y que hace referencia a la velocidad con la que las verdades se convierten en medio verdades, las expectativas se cumplen o no y las aseveraciones definitivas encuentran espacio para ... la duda. Todo es líquido, porque todo cambia y todo evoluciona a la velocidad de la luz. Las redes sociales tienen mucho que ver con eso. Las redes sociales, la inflación, la política... Las encuestas aciertan casi en el mismo porcentaje de ocasiones que se equivocan. El partido que conquista el cielo, de repente cae a los infiernos.
El tripartito valenciano suma escenarios que le sitúan en caída libre, apenas suavizados por la decisión de Ford de darle oxígeno a la factoría de Almussafes. La imputación de Mónica Oltra, primero; el batacazo de la izquierda en las elecciones andaluzas, después; y la dimisión de Mónica Oltra en último extremo, han alimentado la percepción de fin de ciclo, no sólo en la política nacional por el desgaste de la marca PSOE y el entreguismo de Pedro Sánchez a sus socios, sino también en el ámbito autonómico. Diversos factores alimentan esa teoría que lleva al pesimismo al tripartito valenciano, asomado al abismo a la vista de los últimos acontecimientos.
El Botánico
La comparecencia de Mónica Oltra para anunciar la dimisión de sus cargos en el Consell y su renuncia al acta de diputada en Les Corts dejó sobre el escenario político valenciano todos los reproches que la dirigente de Compromís tenía guardados hacia Ximo Puig y el PSPV. Imputada, sin margen de maniobra, atrapada por la ejemplaridad que ella misma exigió en su día, Oltra no perdió la oportunidad de destapar la estrategia socialista para acabar con Compromís. «No quiero ser la coartada para que el PSPV rompa el tripartito», dijo. La dirigente nacionalista apuntó por su salida a Puig, del que no ha obtenido cariño alguno en relación con su situación judicial. Oltra se aparta de la primera línea política, pero quien piense que se ha retirado o que no tiene en la cabeza su vuelta, se va a equivocar de plano.
La agenda judicial
La legislatura 2011-2015 le costó al PP la mayoría absoluta por una combinación de factores entre los que la suma de causas judiciales sobre algunos de sus cargos no fue el menos importante. La legislatura 2019-2023 ha visto aparecer o certificarse una serie de asuntos judiciales que afectan a la izquierda valenciana y que pueden contribuir a desmovilizar al exigente electorado de izquierdas, siempre deseoso de encontrar un plus de ética en los partidos de ese ámbito. El caso de Mónica Oltra le ha costado ya el cargo a la líder de Compromís, esa formación nacionalista que tiene a gala no equivocarse nunca. Su causa pasa a un juzgado, quizá con la expectativa de que la instrucción vaya más rápida y, desde luego, convencida de que el eco de la labor judicial será menor que en el TSJ. Pero no es el único.
Los socialistas tienen sobre la mesa el caso Azud, esa investigación que pone el foco (otra vez) en la supuesta financiación irregular de los socialistas valencianos. Josep Maria Cataluña, el histórico hombre de las fianzas del socialismo valenciano, y la documentación encontrada en su domicilio inquietan a la dirección socialista, especialmente porque permanecen secretas todavía cinco piezas. La investigación sobre Francis Puig, el hermano del jefe del Consell, por las ayudas públicas recibidas por sus productoras, o el caso Alquería, aunque Jorge Rodríguez ya no milite en el PSPV, contribuyen a una delicada agenda judicial.
Más sobre el caso Azud
La marca PSOE resta
58 escaños como 58 soles (la mayoría absoluta se situaba en 55) obtuvo el presidente de la Junta de Andalucía, el popular Juanma Moreno, en las autonómicas del pasado domingo. Cuando nos pensábamos que las mayorías absolutas habían pasado a la historia, cuando se daba por hecho que en el PP no había espacio para más barón regional que la lideresa Isabel Díaz Ayuso, apareció Moreno Bonilla y dobló (y un poco más) los resultados de cuatro años antes. Moreno sacó rédito de su magnífica gestión económica, y también de la desaparición del mapa del PSOE. No queda nada del histórico socialismo andaluz, el de Felipe González o el de Susana Díaz. No se perdona la sentencia de los ERE y no se admite que el actual líder del partido prime los acuerdos con sus socios separatistas de ERC antes que poner en valor la historia del socialismo español, que nunca ha partido del egoísmo de un líder, sino que se ha dedicado a construir España. Que no ha antepuesto sus intereses políticos pactando con los separatistas, sino que ha actuado de pegamento para unir las regiones económicamente más potentes con las que lo eran menos. El 19-J ha disparado todas las alarmas en Moncloa, que despliega ya a toda prisa el catálogo de rebajas fiscales y ayudas a sectores más afectados por la inflación y la crisis, y que se plantea incluso una remodelación de Gobierno.
Que la marca PSOE y la gestión de Sánchez sean ahora más un lastre que otra cosa tampoco ayuda en nada a las expectativas de la izquierda valenciana. La buena valoración de que dispone Ximo Puig, acrecentada tras la pandemia, se ve condicionada por un Gobierno central que, cada vez que llega la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) termina favoreciendo los intereses de Cataluña por encima de los de cualquier otra región.
Ferraz baraja cambios
Algunas informaciones apuntan a la posibilidad de que Pedro Sánchez active una nueva remodelación de su Gobierno, a la vista de que la ejecutó hace ahora justo un año no ha tenido efecto positivo alguno. Ni el Gobierno ha tomado la iniciativa ni se ha trasladado tampoco la sensación de que el Ejecutivo lidere los debates. En cambio, crece la percepción de discrepancias entre los socios y, especialmente, la preocupación por una inflación descontrolada.
Que pueda haber cambios en el Gobierno central implica novedades que pueden salpicar o no a la Comunitat. Desde algunos medios se señala incluso la posibilidad de que la ministra valenciana, Diana Morant, pudiera dejar su puesto en la cartera de Ciencia pese a su reciente incorporación. También se señala a la vicealcaldesa de Valencia y líder del PSPV del cap i casal, Sandra Gómez, porque se considera que su tirón electoral se queda muy lejos de lo que el partido necesita en la primera capital de la Comunitat para revalidar el Consell. Ninguna de las dos dirigentes socialistas parece consolidada, precisamente ahora que se asoma el calendario electoral. Pasado el periodo estival, la actividad política dejará todo el protagonismo a los codazos de todos los procesos de elaboración de candidaturas y a una campaña electoral eterna, de la que no se sale, y que hace que el balance legislativo del Botánico esta legislatura se limite a poco más que a aprobar unos presupuestos con el capítulo de ingresos inflado, para poder gastar mucho más de lo necesario y que el Estado lo cubra con deuda.
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El balance económico
El tripartito va a poder exhibir en el balance de su gestión la decisión de dos multinacionales automovilísticas, Volkswagen y Ford, que han decidido establecerse, en el primer caso, y quedarse, en el segundo, en la Comunitat Valenciana. Dos buenas noticias, de las que valen una legislatura, según expresan algunos reconocidos opinadores. Espaldarazo a la industria y al empleo en la Comunitat, en una coyuntura de incertidumbres y alza de precios. La labor del Gobierno valenciano, facilitador de ambas decisiones, ha ayudado a que una y otra firma automovilística elijan la Comunitat.Pero esa decisión conlleva algunos 'peros'. Ninguno de los dos escenarios -la nueva gigafactoría o el establecimiento de la producción de motores eléctricos en Ford- será visible para la campaña de 2023. El Consell podrá exhibir el éxito de las decisiones anunciadas, pero el impacto que supondrán seguirá siendo una expectativa. Peor incluso. Quizá para ese momento la multinacional del óvalo ya haya reducido su plantilla para adecuarla a la nueva producción, que necesita menos personal.
Y por otro lado, la agenda de éxitos empresariales no despeja la relacionada con las clases más desfavorecidas. La gigafactoría y Almussafes son éxitos de impacto comarcal, pero que no resuelven las situaciones de carestía de los sectores más vulnerables de la sociedad, que son precisamente los que se supone que un gobierno de izquierdas debe de atender con prioridad y los que más están sufriendo la incapacidad de los Gobiernos para contener el alza de los precios.
La otra izquierda
La vicepresidenta segunda del Gobierno protagoniza desde hace meses una especie de juego del gato y el ratón con las posibilidades de impulsar o no su nuevo proyecto político de cara a las próximas elecciones generales. La situación judicial de Mónica Oltra la deja a día de hoy fuera de ese proyecto. Pero está por ver las consecuencias de la maniobra de la vicepresidenta en clave valenciana. Rosa Pérez, Pilar Lima y Héctor Illueca componen ahora mismo una terna de nombres sobre los que se sustenta Unides Podem. La aparición o no de un nuevo proyecto político y el peligroso horizonte electoral que vaticinan las encuestas con ese escenario para dicha formación pueden derivar en nuevos movimientos electorales similares a los que se produjeron en los comoicios de Andalucía, a pesar de que el resultado del pasado 19-J revela que el electorado de izquierdas castiga la división, parece poco movilizado y no se entusiasma con proyectos de campanario que sólo buscan evitar la catástrofe electoral de una manera desesperada.
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