Pilar Bernabé, delegada del Gobierno, fue la más animada en la primera fila cuando comenzó a sonar 'Clavelitos' en la guitarra de Gabriela Castillo, la voluntaria de Músicos por la Salud, un miniconcierto que sirvió para ponerle el colofón a la gala. La alcaldesa de Valencia también se animó a cantar, y hasta Carlos Mazón, que en su época hizo pinitos frente al micrófono, entonó algunas letras entre risas. Se sentía a gusto el president del Consell, que bromeó a subir al escenario avisando de que su discurso sería más corto que el que ofreció el día anterior en el debate del Estado de la Comunitat, que llegó a superar las tres horas. «Seré breve, y son las dos palabras que estáis deseando escuchar».
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Entre los premiados, a falta de la asistencia de Ilia Topuria, al que le coincidió el estreno en cines de su documental, los fans se volcaron con Ramón Palomar, que desató pasiones sobre todo entre las veteranas. «Me han pedido un montón de fotos», reconocía el periodista, que acudió, como suele hacer, totalmente vestido de negro, con sus zapatos estilo Martens. Gustó muchísimo el catering -las brochetas volaron-, también la bodega de vinos de Marqués de Cáceres, todo bajo el escenario perfecto del Museo de las Ciencias de Santiago Calatrava, con la escultura del genoma humano como mudo testigo de los premios y el rítmico soniquete de la lluvia sobre los cristales. Tras las nubes había luna llena, pero no hizo falta iluminar al talento valenciano.
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