Borrar
Urgente El Euromillones de hoy viernes deja un nuevo millonario en España y dos premios de 146.483,25 euros
Albert Ribera sostiene una pieza de arqueología. Damián Torres
¿Quién es Albert Ribera?

¿Quién es Albert Ribera?

Cuando marca el teléfono de alguien desconocido se hace un silencio al oir su nombre. El arqueólogo, responsable de que ahora se conozca el origen de Valencia, está a punto de la prejubilación, aunque todavía dedica las vacaciones a investigar lugares como Pompeya. «Soy muy curioso y un poco friki»

MARÍA JOSÉ CARCHANO

Valencia

Lunes, 8 de octubre 2018, 01:02

La temperatura del despacho de Albert Ribera, jefe de la sección de Arqueología del Ayuntamiento de Valencia, debe ser diez grados superior al del resto de las oficinas. «No me gusta el aire acondicionado», se excusa. «Tampoco la calefacción», añade. Quizás se deba a que los arqueólogos están bastante acostumbrados a pasar horas a la intemperie, ya sea verano o invierno. O a que, como él mismo dice en varias ocasiones durante la entrevista, le gusta ir a la contra.

-¿Se acuerda de sus inicios?

-A mí siempre me había gustado la historia, especialmente la antigua. Cuando llegó el momento de ir a la universidad, se puso en marcha la especialidad de arqueología, allá por el año 73. Me pasaba los veranos haciendo excavaciones, y llegué a hacerlo en la plaza de la Virgen; en aquel momento lo último que podía imaginar es que después sería yo quien iba a estar al frente.

-Ha sido uno de los responsables de que ahora conozcamos el origen de la ciudad.

-En realidad, el departamento de arqueología del Ayuntamiento se creó en 1948, después de que se abriera la avenida del Oeste hasta el mercado Central y se encontrara la necrópolis. Ha sido una pena que no se conmemorara el 70 aniversario, porque Valencia ha sido pionera.

-¿Siente todavía emoción cuando encuentra restos arqueológicos de importancia?

-Es verdad que es emocionante, aunque siempre haya algo de romanticismo latente. El problema es que sabes que detrás de un hallazgo importante hay un trabajo impresionante, donde normalmente hay que convencer al que tiene la llave de la caja fuerte para poder dedicarle horas y horas de trabajo oscuro. Que esto no es una película de Indiana Jones, que saqueas una tumba, encuentras una esmeralda y te vas corriendo.

Una espina clavada

-¿Nació en esta Valencia que tan bien conoce?

-Yo soy del Cabanyal. Que no es lo mismo. Cuando era pequeño, y salíamos del Mestalla -soy del Valencia a pesar de mis orígenes- teníamos que atravesar la huerta para volver a casa, que comenzaba en la avenida de Aragón. Mire cómo ha cambiado el paisaje.

-En los distritos marítimos había portuarios o pescadores.

-Mi familia era gente de mar; mi abuelo tenía unos astilleros, donde hizo la réplica de la Santa María. El otro abuelo era capitán de barco. Mi padre ya se dedicó a cosas terrestres, mientras que yo me he ido tierra abajo (ríe). Sí que es cierto que una de las cosas en las que soy especialista es el estudio de las ánforas y el comercio marítimo. Algo queda.

-¿Mantiene el contacto con el mar?

-Soy muy de playa, aunque también me gusta disfrutar mucho de la montaña. Tenemos un grupo de primos Lacomba que nos juntamos de vez en cuando, y somos como una asociación de antiguos cabanyaleros, porque yo ahora vivo en Benimaclet. Eso sí, todos los sábados voy al mercado del barrio a comprar porque me gusta mantener el contacto con mis orígenes.

Ribera junto a piezas arqueológicas. Damián Torres

-¿Uno sigue con la misma ilusión del primer día?

-Ya casi estoy en la recta final, es cierto. El problema es que nos reconocen más los de fuera que los de dentro. San Vicente Ferrer se fue de Valencia sacudiéndose los zapatos; pues yo estoy a punto de prejubilarme por aburrimiento, por cosas que pasan en esta casa que es el Ayuntamiento.

-Imagino que ya no debe pasar sus vacaciones excavando, como hacía de joven, ¿no?

-Mi mujer es muy comprensiva y me deja dedicar parte de mis vacaciones a la arqueología. Ahora iré a dos congresos, uno en Austria y otro en Rumanía. Y llevo un proyecto con la Universidad de Varsovia en Albania y Montenegro en el que me centro en mis días libres. Siempre he sido muy curioso, y un poco friki.

-¿Llamarse Albert Ribera le ha causado más problemas o situaciones cómicas?

-Estoy ya acostumbrado; cuando voy al supermercado me vuelven a mirar cuando leen el nombre en la tarjeta de crédito, y si llamo por teléfono a alguien que no conozco se hace un silencio al decir mi nombre. Siempre me toca aclarar que no soy yo quien se imagina, y ya forma parte de mi vida cotidiana. Curiosamente, la gente de Ciudadanos me tiene aprecio y me llama jefe.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias ¿Quién es Albert Ribera?