Secciones
Servicios
Destacamos
Seguramente a la hora que lea esta entrevista, Sergio Aguado estará volviendo de Zafra (Badajoz), donde ayer tuvo una actuación con Los Inhumanos, aquel mítico grupo que nació en los años ochenta y que canta(ba)n temas como 'Me duele la cara de ser ... tan guapo', 'Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000' o 'Las chicas no tienen pilila'. En 2001, Sergio tomó el relevo de su hermano mayor, Alfonso, como líder del grupo. «Yo en los inicios iba de bulto», cuenta. Y aunque reconoce que su éxito actual nada tiene que ver con aquellos bombazos ochenteros, cuando consiguieron incluso dos discos de platino, todavía no se puede creer lo que les ocurrió recientemente. Un 'reguetonero' dominicano llamado Chimbala -atención, boomers, si tenéis hijos adolescentes seguro que lo conocéis- quería hacer una colaboración con Los Inhumanos. «¿Que tiene 370 millones de seguidores y pregunta por nosotros? Le decimos que sí, pero ya». El vídeo saldrá en unos días, pero además, esta tarde de domingo a Sergio le van a bajar del coche con el que llega de Badajoz en La Rambleta porque tiene 'bolo' con La Movida Valenciana, otro de sus proyectos en el que ejerce de promotor y productor. En este caso se trata de un homenaje a Pink Floyd, una actuación que une música y danza. Ah, y mañana por la mañana, como a todo hijo de vecino, a Sergio Aguado le sonará el despertador a las siete para estar puntual en su trabajo como secretario general de la Agencia de Seguridad Ferroviaria.
-Es impresionante la actividad que lleva adelante.
-Me gustaría ir al gimnasio pero no puedo. Yo creo que lo de comprarme un perro ha sido porque como tengo que hacer ejercicio me permite andar e ir con el móvil haciendo llamadas, organizando asuntos, pensando e imaginando. Por cierto, soy también profesor de Protocolo, aderezado con alguna otra cosa, porque estoy organizando el 40 aniversario de la promoción de Hermanos Maristas. Claro, ¿a quién han elegido para que lo haga? Ahí estoy, intentando conseguir que cien personas vengan a una fiesta. Menos mal que las tecnologías te lo facilitan.
-Antes era diferente, claro.
-Yo me acuerdo que mi padre se cabreaba tanto cuando llegaban las facturas del teléfono de casa que puso un candado para que no pudiéramos llamar. Averigüé que pulsando la lengüeta donde colgabas se podía llamar. Mi padre, que en paz descanse, no sabía que hacía trampas. Entonces los partidos de fútbol los organizaba yo.
-¿Esta hiperactividad de adulto ya se había forjado de niño?
-Mi problema es que yo era un niño muy tímido y quería hacer cosas pero me cortaba. De hecho, me presenté a un concurso en la urbanización y me dio tanta vergüenza que tuve que cantar detrás de un biombo. O me quedaba en blanco en el colegio al hablar en público por el miedo escénico. Un día, un hermano me dijo: 'Sergio, tú eres capaz de mucho más, no te puedes quedar mudo'. Y, como en las películas, mi vida cambió a partir de entonces. Ahora no hay quien me pare.
-Pero estudió Derecho. ¿Era su vocación?
-Yo en realidad quería ser Veterinario porque me encantan los animales, pero éramos cuatro hermanos y no me podían pagar la carrera en Zaragoza así que decidí estudiar Derecho. Y pensé: lo compensaré teniendo animales, pero como no querían que entrara un perro en casa criaba canarios, peces, periquitos... Recuerdo una vez que aparecí con una jaula para pájaros y mi madre me cerró la puerta en las narices.
-Y desarrolla su faceta seria en la Administración.
-Me considero una persona afortunada porque en la Administración he podido estar en puestos que me han llenado mucho, como en los centros valencianos en el exterior. Por ejemplo, trayendo en Fallas a gente de ochenta años para los que su sueño era regresar. O en cooperación internacional, donde pude conocer a Vicente Ferrer, participar en sus iniciativas, poner en marcha proyectos de desarrollo en lugares muy necesitados... aquella etapa fue muy bonita, excepto los últimos momentos, con Blasco como conseller, en los que fuimos cesados, y vivimos situaciones dramáticas.
-¿Aquella fue la peor época que vivió?
-Lo pasamos muy mal, sí, pero si tengo que elegir mi peor experiencia creo que fue como presidente de la comunidad de propietarios, donde estuve catorce años. Siempre hay gente tóxica que cree que te estás beneficiando económicamente...
Son los únicos momentos de la entrevista en que Sergio Aguado se remueve en el banco de Viveros donde nos hemos sentado a hacer la entrevista y deja por un minuto apartado su yo canalla. Cuenta también cómo en alguna ocasión le han querido ofender mezclando sus dos mundos, el profesional y el de músico. «Pero no lo han conseguido, sé separar muy bien».
-¿Su mujer ha entendido esta agenda tan frenética?
-Mi mujer tiene más paciencia que un santo. Cuando la conocí estábamos en una fiesta y al segundo día me dejó claro que le gustaba por mi carácter extrovertido y porque tenía esa parte responsable de trabajar en la Generalitat. 'A mí que seas músico me da igual, así que no me pidas que te acompañe a los conciertos ni que sea una groopie', me dijo. Pero siempre ha aceptado todas mis facetas. Su padre, que era científico, no entendía cómo estábamos en Moraira de vacaciones y me iba a La Coruña a actuar para volver al día siguiente.
-Además, la noche es complicada. Supongo que lo sabe de primera mano.
-Es cierto. Y no sólo las noches de concierto, también en la época en la que regenté pubs hay que tener muy claras ciertas cosas, porque te ofrecen lo que quieras. Santo no soy, claro, que mis cubatas me he tomado. Y sí, he visto morir a compañeros y amigos por la droga, o por haber sobrepasado mucho los límites. Cuando era joven, al acabar el concierto seguía de fiesta. Ahora el cuerpo me va diciendo que la gasolina se está agotando y no paso de ahí. Ahora el alcohol me sienta mal y me da acidez.
Noticias Relacionadas
-No hemos hablado de que es, además, escritor.
-Sí, soy escritor de relatos, y ahora estoy preparando el tercero. El primero fue 'Maruja, cuéntame', el segundo 'Maruja, cuéntame más', y el tercero 'Maruja, cuéntame el final'. Se supone que con este acabo la trilogía (ríe). Luego me inventaré otra cosa, claro. Y sigo componiendo, tengo más de cien canciones registradas en la SGAE, la más conocida Mariloli.
-¿Ha conseguido ganar dinero con la música?
-Tener mi trabajo me ha permitido disfrutar de la música sin pensar si podía vivir de ello o no. Mire los Inhumanos; es un grupo antirrentable, que somos quince. Pero me considero una persona feliz porque he hecho siempre lo que he querido. Y lo digo emocionado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.