Fátima habla cuatro idiomas y ha vivido en países de culturas muy diferentes, lo que le ha hecho adaptarse a cada entorno. «En mi adolescencia en Latinoamérica llevaba minifalda y tacones, después estudié cooperación y finalmente, en un cambio de rumbo, empecé a ... trabajar en el mundo de los eventos. Ahí tienes que ser muy flexible, ir cómoda para un montaje y vestir de largo para la alfombra roja».
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Su fondo de armario está lleno de prendas fácilmente combinables: vestidos fluidos y maxi, pantalones y camisas que personaliza con pañuelos, bisutería artesanal, gafas de sol y algo de joyería, «pequeña y fina, siempre con algún vínculo emocional». Adora los zapatos. «Tengo pasión por los tacones pero hace tiempo que me he pasado al lado práctico y llevo cuñas y zapatillas de esparto en verano y botines en invierno».
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Le gustan los tonos tierra y también el coral y el turquesa. «Lo sé, ¡mucho contraste!». Prefiere las prendas lisas y, si son estampadas, de flores y lunares, por sus raíces andaluzas. Entre los vestidos más especiales, recuerda uno que le prestó Sophie von Schönburg, antigua compañera en Culdesac, con la que ha fundado la empresa Signne Creative House. «Me dejó un kaftán de Missoni para un evento en Abu Dhabi, perfecto para el destino y la ocasión».
Su década preferida de la moda son los años cincuenta; su icono de belleza Sofía Loren, su diseñadora favorita Carolina Herrera y entre los valencianos, Rosa Gallach y Estudio Savage.
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