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La semana que viene se va a París a cortarle el pelo a Carlos Soler, hace unos días estuvo en casa de Luis Enrique, al que conoció a través de su yerno, Ferran Torres, al que conoció cuando jugaba en el Valencia CF y ... a quien considera prácticamente un amigo.
Este barbero conoció la profesión desde que era un niño porque en su familia sólo se hablaba de pelos; sus padres se han dedicado al mundo de la peluquería e incluso su bisabuelo era barbero. «A mi madre le hubiera dado algo si le digo que me quiero dedicar a otra cosa». Cuando estaba estudiando, se dedicaba a restaurar muebles antiguos, así que apostó por la barbería tradicional como una forma de diferenciarse.
Fernando Díaz, al que le ha seguido también su hermano Eric, ofrecen una experiencia, donde se toman su tiempo para que arreglarse la barba y el pelo no sea un mero trámite. «¿Por qué las mujeres sí lo pueden hacer y a los hombres se les está vetado?», se pregunta Fernando, que ya lleva tres locales abiertos en Valencia, Los Honorables, y tiene una escuela de formación. Ha llegado a tener casi un mes de lista de espera, y reconoce que trabaja mucho, hasta 18 horas diarias, porque siempre «he querido ser el mejor«.
Ya suma muchos premios, pero asegura que su mayor trofeo es que el cliente vuelva cada quince días. Y no tiene por qué ser un famoso, o un futbolista, aunque muchos le tienen en su agenda. «Aquí funciona mucho el boca a boca». Así que cuando Ferran Torres jugaba en el Valencia CF, Fernando García era su barbero. Cuando se fue al Manchester, Fernando siguió siéndolo.
Ahora en Barcelona va directamente a su casa, y como su suegro es Luis Enrique, también le corta el pelo al seleccionador. Esta misma semana se va a París porque esta vez ha sido Carlos Soler, que acaba de aterrizar en el PSG, quien le ha llamado. También actores como Fernando Tejero, el Langui o artistas como el cantante de Bombai se ponen sólo en sus manos.
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A este profesional de las tijeras y la navaja le pagan aviones todas las semanas, y todavía hoy no se cree su éxito cuando, por ejemplo, se puso en sus manos Mbappé. «Yo, que no soy más que un peluquero humilde...». Así y todo, nunca le tiembla la navaja que usa, como en los viejos tiempos.
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