![Carolina Cerezuela: «Nunca he querido que me contaran la infancia de mis hijos»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202107/16/media/cortadas/LF2VY581-RCDqu50pOu3HK9kmDzmQn0H-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Carolina Cerezuela se sienta en uno de los sillones de la terraza del Hotel Barceló, cruza las piernas con ese estilo que le viene innato y pide, con mucha educación pero al mismo tiempo con firmeza, mantener la distancia. Alega que todavía no está vacunada, ... y que durante todos estos meses ha sido muy estricta con el cumplimiento de las medidas antiCovid. «Al principio pensé cuál era la mejor manera de ayudar, y llegué a la conclusión de que aportaba mi granito de arena estando lo más quietecita posible». Durante el confinamiento, que pasó con su marido, Carlos Moyá, extenista y entrenador de Rafa Nadal, sus tres hijos y su madre en Palma de Mallorca, compartió en sus redes sociales momentos de deporte y cocina, juegos en familia, puzzles a medio hacer, e incluso una fotografía donde las niñas le pintaban las uñas a su padre. La ilicitana ha conseguido el equilibrio ansiado, y nunca fácil de lograr, entre familia y trabajo, en una profesión donde la inestabilidad no ayuda a tomar las decisiones que permitan mantener a salvo el tiempo personal y en familia. Pero Carolina es una mujer con las ideas muy claras.
-¿Qué la ha traído a Valencia?
-Ahora me muevo en dúo con ‘Anglada Cerezuela’, en un proyecto muy bonito del Grupo Barceló, y que arranca esta campaña de verano con esa necesidad de recuperar la felicidad que todo este tiempo de pandemia nos ha robado. Con el hashtag de viajar me hace feliz se habla en realidad de que no hace falta volar a grandes destinos; algunos están dentro de nuestra propia ciudad. Se trata de volver a disfrutar de las pequeñas cosas.
-Usted es de Elche, ¿vuelve a menudo a su tierra?
-No voy todo lo que me gustaría porque tanto mi madre como mi hermana viajan mucho adonde yo estoy, ya sea Madrid o Palma de Mallorca. Sí es verdad que hay un momento del año en que me encanta volver a Elche, un poco de incógnito, y es en mi cumpleaños, para poder celebrarlo en casa de mi madre.
-¿Qué han supuesto para usted todos estos meses de pandemia?
-Dentro de la angustia por todo lo que estaba pasando ha sido una bombona de oxígeno, unas vacaciones obligatorias, en las que estaba en casa con mi marido, con mis hijos, con mi madre. Con la seguridad de que lo tenía todo controlado -psicológicamente me ha ayudado mucho- hemos tenido tiempo obligado de hacer todo lo que queda siempre aplazado por el día a día.
-Pero en realidad usted ya había parado.
-Estuve muchos años trabajando en unas jornadas maratonianas, trabajaba en dos series a la vez, presentaba un programa en directo a mediodía, otro por la noche, galas, publicidad... prácticamente no había vida personal. Yo tenía claro que mi familia iba a estar siempre por delante de cualquier circunstancia laboral, que la iba a anteponer. Así que igual que supe cuándo podía sacar adelante aquella época, supe cuándo parar y construir mi vida personal, mi pilar fundamental y lo que realmente es importante en mi vida. Primero tuve claro, cuando ya estoy con mi chico, que su último año de carrera no quería que me lo contaran. Era una apuesta, pero es que es el hombre de mi vida.
-Una decisión generosa y al mismo tiempo valiente.
-Claro, podía salir bien o mal. Es una decisión personal y ahí hay que jugársela. Pero la verdad es que nuestra relación iba muy bien, los dos caminábamos en la misma dirección, queríamos formar una familia, teníamos los mismos objetivos y, visto lo visto, no me equivoqué. Tampoco quise que me contaran la infancia de mis hijos. A partir de entonces cogí trabajos que fueran compatibles con mi vida personal. A día de hoy, mis circunstancias familiares y yo misma necesitan que sea así, y no acepto trabajos que me alejen de mi familia.
-¿No tuvo nunca miedo de que no volviera a sonar el teléfono si desconectaba?
-No. Después de aquellos años de profesión, que se llevaron parte de mi salud por el estrés, decidí que yo no quería sufrirla, que quería disfrutarla. Mi vida personal me llenaba tanto… es verdad que a veces veo una serie con un formato interesante y me llama la atención, pero si me preguntas si quiero hacerlo, te digo que no. Acabamos de terminar el rodaje de Camera Café y ha sido un regalazo, porque volver a morder algo que te ha hecho disfrutar tanto hace diez años… Pero sé que son unas semanas y vuelvo otra vez a mi vida.
-¿Cuánto de músico tenía?
-Siempre he usado la música como necesidad, como válvula de escape, si estoy contenta, si estoy triste, en los primeros años de mis hijos... Cuando surgió la oportunidad le pregunté a Carlos, que es la persona más sensata que conozco, y me dijo: «me parece que es un reto y lo vas a disfrutar». Así que pensé: «que me quiten lo bailado».
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-¿Carlos confiaba en usted?
-Él sabe bien que tengo que estar con algun proyecto entre manos y siempre ha sido un apoyo incondicional.
-Qué suerte tener a alguien que apoye.
-Pues sí, porque para restar ya hay muchas otras cosas en la vida, y la pareja tiene que estar para dejarte crecer, que yo creo que el secreto para tantos años de matrimonio es que me deja ser yo. Carlos solo está para ayudar, para empujar en la dirección en la que sabe que yo quiero ir. Y a mí me parece maravilloso.
-Si mira atrás, ¿tiene la sensación de que le ha resultado fácil?
-Cuando miro atrás no; cuando lo pasaba no me daba cuenta porque tenía encima toda esa adrenalina, esa capacidad de lucha, esas ganas de poder con todo. Ahora, con mis 41 años, miro atrás y veo a una niña con dieciocho años sola en Madrid, y pienso qué duro ha sido, cuánto tiempo he estado sola y qué de miedos he pasado. Pero mira, me ha valido la pena.
-Además, estudió una carrera.
-Al mismo tiempo estaba en la universidad de Elche estudiando, no pisaba las aulas y les mandaba correos a los profesores diciéndoles que aunque no me hubiera visto por las clases era su alumna.
-¿Por qué Derecho Laboral?
-Me encantaba las relaciones laborales, el hecho de defender los derechos de los demás. Siempre he sido una persona muy inquieta, que quería hacer Periodismo, Relaciones Laborales, Educación Especial... me encantaba el teatro y estaba en dos compañías al mismo tiempo, trabajaba en la moda. A mí la carrera me dio seguridad, porque yo entonces ya estaba en la tele y pensé: «voy a ver adónde me lleva esta aventura, porque a esa edad tengo margen de error, me puedo equivocar». Y lo terminé, pero de hecho no sé ni dónde tengo el título.
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-¿Le gustaría que sus hijos siguieran su camino? ¿O el de su padre?
-Les abrimos las posibilidades a todo pero no les empujamos hacia ningún lado. Son pequeños todavía, que hoy en día se quiere crecer muy rápido y ser niño es lo más maravilloso del mundo; cuando creces te das cuenta de que lo que quieres es ser un poco más inmaduro e irresponsable. Creo que están en una edad de disfrutar; además, hacen deporte y tocan un instrumento.
-¿Cómo le gustaría verse con el dúo? ¿Se permite soñar con la música?
-Yo solo quiero seguir como estamos. ¿Qué ambición puedo asumir? Volvemos otra vez a lo mismo. Es que si ahora nos dicen: «tenéis que hacer una gira maravillosa, estar cuatro meses fuera de casa». No puedo, ni quiero asumir eso. Darnos a conocer sí, pero soy consciente de que tengo tres hijos y de que mi rock and roll tiene que ser un poco más moderado.
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