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Domingo, 6 de mayo 2018, 20:38
Misael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
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Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
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Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
Damián TorresMisael del Rosario llegó a Valencia hace nueve años. Lo primero que conquistó a este pintor, fotógrafo y director de arte canario fue la luz clara y cálida que encontró en la ciudad. «Es muy singular, limpia y cristalina. Fue además lo que me animó a centrarme en la fotografía. Sentí el impulso de captar lo que me rodeaba. Descubrí una luz semejante el verano que estuve en Toronto», explica. El espacio que hoy acoge su hogar lo encontró hace año y medio. Misael y Eduardo Engonga buscaban un lugar luminoso, céntrico y con un punto singular. «Los dos trabajamos en casa. Eduardo es actor, canta y compone. Yo a veces me reúno aquí con mis clientes».
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