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Valencia se ha convertido este fin de semana en el escenario de una boda casi real, por la magnitud de los invitados y por el ... lujo de la celebración. Se trata de la boda de Natalia Santos, hija del propietario del hotel Las Arenas, José Luis Santos y de Cristina Yanes, con Esteban Rivas, perteneciente a una conocida familia de empresarios del sector del transporte. Las cifras de la boda son espectaculares: setecientos invitados, el hotel Las Arenas cerrado durante tres días para albergar a quinientos de los invitados y otros doscientos repartidos en los mejores hoteles de la ciudad.
Los festejos de la boda comenzaron este viernes, con un plan de actividades en el que los invitados podían elegir desde disfrutar de las instalaciones del hotel de cinco estrellas, tomar el sol en la piscina o jugar un torneo de golf en El Saler, reservado para la ocasión. Mayrén Beneyto fue una de las invitadas que se acercó por el hotel para compartir un rato con la familia de la novia, a la que conoce bien. Por la noche tuvo lugar la preboda en el Veles e Vents, en la espectacular terraza de la tercera planta. Cerca de quinientos invitados asistieron a esta celebración que estuvo muy cuidada y, como la boda, tuvo un marcado guiño a la gastronomía y cultura valenciana. Fue una decisión de los novios, querían ofrecer a sus invitados, la mayoría de Madrid, una experiencia muy valenciana.
El equipo del restaurante La Sucursal, de la familia Andrés, preparó un menú con lo mejor de la gastronomía local en pequeños bocados. La cena fue tipo cóctel y a lo largo de todas las terrazas se distribuyeron espacios para barbacoa en directo, con la titaina del Cabanyal hasta una pequeña degustación de arroces, entre ellos el arroz passejat (arroz al horno), paella, y también productos frescos de nuestra zona. La verdura tuvo mucho protagonismo en el menú porque la idea era que la cena no fuese excesivamente pesada, ya que hoy los invitados tendrán un menú bastante más completo. Por eso se sirvieron gazpachos, cremas frías y de postre fruta fresca de temporada. Era una bienvenida gastronómica con algo más ligero dado que el día de hoy va a ser muy intenso.
La terraza no necesitaba mucha decoración, porque ya de por sí es espectacular. Aún así, los novios la vistieron con flores, estaciones repartidas con zonas para descansar y que los invitados se puedan sentar, otras zonas más tipo cóctel y dinámicas y también barra libre de bebidas con un DJ para que se pudiese bailar después de la cena.
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