Cómo comer patatas fritas sin miedo a morir de un infarto

Un nuevo electrodoméstico se cuela en nuestras cocinas para aquellas personas que quieren cuidarse sin renunciar a preparaciones crujientes tan típicas de los alimentos fritos.

La freidora de aire caliente nos aporta la ventaja de cocinar los alimentos consiguiendo un dorado y crujiente exterior sin la necesidad de añadir aceite y por tanto calorías extra a los alimentos. Esto lo consigue gracias al aire caliente en circulación y al movimiento continuo de los alimentos que permitirá que se doren por toda la superficie.

Además, el descartar el aceite de fritura también puede ser una ventaja puesto que las altas temperaturas de cocción hacen que el aceite sea sometido a procesos de oxidación e hidrogenación que conllevan una pérdida de ácidos grasos saturados. Así que, ya tenemos una doble ventaja.

También es importante destacar el ahorro económico en aceite y por supuesto la limpieza, que si has usado alguna freidora tradicional en alguna ocasión sabrás de lo que te hablo.

Pero de la acrilamida no nos libramos. La acrilamida es una sustancia tóxica para nuestro organismo (cancerígena) que se genera durante los procesos de tostado de alimentos ricos en almidón o derivados de cereales. Por lo que un excesivo tostado del alimento (por ejemplo una patata frita) se traducirá en una mayor presencia de la misma. Así que en este sentido ganarán otras técnicas de cocción como opción más saludable, como por ejemplo la cocción al vapor.

Así que si utilizas este tipo de freidoras recuerda, dorado y no tostado. Yo todavía estoy valorando si agenciarme una o seguir con técnicas más tradicionales, pero sin duda es una alternativa estupenda para disfrutar de alimentos crujientes cuando queremos cuidarnos.

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