![El concurso de paella de vísceras y garbanzos que lucha por no desaparecer](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/02/19/1477768843-knNE-U2101576488292UbH-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Siempre había fiesta cuando en l'Horta Nord se cocinaba la paella de fetge de bou. Paco Gimeno, del restaurante El Racó de Meliana, cuenta ... cómo su abuelo, que criaba animales, se llevaba a casa el hígado, el corazón, las entrañas y las mollejas tras sacrificar al toro coincidiendo con el final de una cosecha, y de algún modo servía aquella paella para agradecer la ayuda de vecinos y amigos. Entonces no llegaba para sueldos. En épocas en que la carne escaseaba, comer las vísceras era un privilegio por su aporte de hierro y vitaminas, así que la paella de fetge de bou era un manjar que se disfrutaba una a dos veces al año.
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Paco Gimeno recuerda el momento en que, hace unos ocho años, se le ocurrió, junto a su madre y su hermano, crear un concurso donde se cocinara una elaboración que apenas se conocía más allá del núcleo de pueblos formado por Meliana, Alboraya, Almàssera, Bonrepòs o Tavernes Blanques, y que se estaba perdiendo. Y aquella idea germinó en un evento que ayer reunió en la plaza Mayor del municipio a 19 cocineros profesionales para competir por la mejor paella de fetge de bou. Raúl Magraner, del restaurante Bonaire del Palmar, se llevó el primer premio, tras la decisión de un jurado formado por el chef Jordi Morera, la presidenta de la Academia de Gastronomía, Belén Arias, o Mari Carmen Juárez, que ganó la competición amateur celebrada el domingo.
Raúl Magraner, feliz por el premio, cree que es importante participar en eventos que luchen por recuperar recetas tradicionales valencianas que son complicadas de encontrar en las cartas de los restaurantes. De hecho, la paella de fetge de bou no es un plato muy común, ni siquiera en la zona que la vio nacer. «En Meliana sólo los agricultores, algunas peñas y fallas la preparan una o dos veces al año», explica Gimeno, que la tiene por encargo en su restaurante porque apenas hay comensales que la pidan.
Y es que esta paella lleva, además de las vísceras, endivia y garbanzos, y tiene dos características que la hacen tan especial: se deja melosa y, además, es picante. «Es un plato contundente, de invierno», asegura Raúl, mientras Paco Gimeno lamenta que los jóvenes ya no tengan interés en platos que pertenecen al recetario más tradicional.
Junto al concurso de paella de fetge de bou se celebró una competición para premiar el mejor postre elaborado por cacau del collaret, en el que hubo siete participantes y ganó el restaurante El Mosaic de Meliana, con un jurado que presidió uno de los escasos productores que quedan, Toni Montoliu.
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