Nacho Duato, coreógrafo y bailarín valenciano. EFE

La difícil infancia de Nacho Duato, que vuelve a triunfar tras bambalinas

El coreógrafo valenciano recibe una ovación con su propia compañía, un colectivo joven que acaba de estrenar con gran éxito en Alicante. Su apoyo a los bailarines que comienzan tiene que ver con un pasado en el que sufrió la incomprensión de un padre demasiado rígido

Domingo, 23 de junio 2024, 00:14

Nacho Duato contaba hace unos días en una entrevista en RNE que en realidad la idea de crear la Nacho Duato Academy no había salido de él, sino de dos ex bailarines, Luis Martín Oya y Emilia Jovanovich. Creían que no había derecho que se ... bailaran en todo el mundo las obras creadas por el coreógrafo y no se vieran aquí, en España. Y Nacho dijo: «Adelante. Ahora hemos estrenado con mucho éxito y estoy muy contento». Se refiere al estreno mundial que tuvo lugar el pasado miércoles en el Teatro Principal de Alicante, donde presentó tres de las coreografías más aclamadas en su carrera, 'Jardí Tancat', 'Duende' y 'Na Floresta' con la Compañía Nacho Duato, surgida de la academia de danza contemporánea.

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El coreógrafo valenciano sabe lo que es luchar por un sueño, como lo están haciendo los bailarines jóvenes que han triunfado en el estreno en Alicante. Pero Nacho lo tuvo mucho más complicado por sus burgueses orígenes, ya que pertenecer a los Duato significaba tradición, y en la cabeza de su padre, José Duato, teniente alcalde del Ayuntamiento de Valencia durante la dictadura, no cabía que fuera bailarín, así que se escondía las mallas y las zapatillas de ballet en la mochila. Cuando tenía doce años, antes de que contestara a alguna pregunta, su padre le gritaba: «¡habla como un hombre!», y en el colegio le llamaban marica. Pero Nacho tuvo mucha suerte porque hubo dos personas en su extensa familia de profundas convicciones religiosas que le apoyaron sin fisuras: su madre, Mirosi, y su abuelo, el prestigioso neurocirujano Juan Antonio Barcia, que llegó a ser rector de la Universitat de València. «Él nunca me juzgó». Así, mientras su padre le negó el reconocimiento y sólo fue a verle cuatro veces a pesar de que ya triunfaba a nivel mundial, su madre siempre estuvo a su lado, aunque ya le vaticinaba de pequeño que aquel talento especial que tenía lo iba a pagar. En una entrevista en 'Vanity Fair' contó que sí, que lo había pagado, porque «tener éxito aísla».

Así que gracias a que su madre y sus hermanas le enseñaron a hacer calceta pudo pagarse las clases en Londres, porque les hacía calentadores a los bailarines, y siempre con la oposición de su padre, que sólo le hubiera mostrado su orgullo de haberse convertido en abogado o economista. Por ese motivo, cuando Nacho Duato fue jurado en el programa de televisión 'Prodigios', cuando vio el talento de aquel niño bailarín al que su padre apoyaba sin fisuras, algo en el interior del coreógrafo se rompió. Sus palabras se convirtieron en un alegato contra la homofobia, y habló de cuánto le había costado aceptar que su padre no se enorgulleciera de él, aunque pasados los años le ha perdonado, porque en realidad era «una persona afable criada en una época» y en un ambiente del que era difícil escapar.

Después de haber dirigido la Compañía Nacional de Danza durante veinte años, de la que salió de una manera abrupta, dirigió el ballet del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo, donde la Reina Sofía le llegó a decir: «Qué mal te hemos tratado». Porque Nacho Duato no ha parado. Aquel talento del que hablaba su madre le ha llevado a triunfar como bailarín, pero sobre todo como coreógrafo, y sus ballets se representan en París, en Berlín, San Francisco o Londres.

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Ovación en el estreno

La Compañía Nacho Duato ha estrenado en Alicante con una gran ovación, que le augura un año de éxitos con la agenda completa. Entre los escenarios que pisará esta joven compañía, que representa tres de las coreografías que son clásicos de Duato, estará este verano en el Teatro Romano de Sagunto. Entre los talentos que brillan sobre las tablas, Pablo Fahle Diego, un joven de diecinueve años de Els Poblets.

Y pese a aquel difícil pasado ligado a sus apellidos, Nacho Duato ha encontrado en Valencia su refugio, y aquí tiene una casa donde vive solo. Lo contaba en una entrevista en XL Semanal, porque la convivencia le cuesta. «Eso de levantarme y ver a alguien por ahí...». Entre sus amigos incondicionales está Miguel Bosé, con quien se ha hablado, sobre todo después de la serie que relata su vida, de un pasado amoroso. «Nunca hubo nada; con Miguel era porque éramos muy guapos y nos encantaba ir por ahí los dos chuleándonos», contaba en una entrevista en 'Hoy por hoy' en la cadena SER. Y le ponía la nota de humor al decir que ahora «nos queremos como personas mayores».

Además de su propia compañía, Nacho Duato dedica su tiempo a dos fundaciones que trabajan con niños que han sufrido violencia, porque está convencido de que el ballet les cambia la vida. Y porque quiere dar oportunidades a quienes tienen el mismo talento en los pies que demostró él.

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