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Consuelo Llobell y Boro Ibarra, tras contraer matrimonio. CEDIDAS

La fallera mayor de la pandemia se casa en San Agustín

Consuelo Llobell contrae matrimonio con su novio desde hace nueve años, Boro Ibarra, rodeada de las jóvenes de su corte de honor durante los dos años que duró su mandato debido a la pandemia

Jueves, 6 de junio 2024, 01:29

Cómo olvidar a Consuelo Llobell, aquella joven que fue elegida en octubre de 2019 como fallera mayor de Valencia, y que simplemente esperaba unas Fallas normales. Quizás que lloviera, hiciera viento o frío hubiera sido el menor de los males, pero eso ella no lo ... sabía, y se encontró con que la meditadora fue el único vestigio de unas fiestas cuando la vida se paró y Valencia se cerró a cal y canto.

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Hay que remontarse a 1940 para encontrar una fallera mayor que lo fuera durante dos años seguidos, aunque en este caso las circunstancias hicieran que ninguno de los dos ejercicios falleros fueran medianamente normales debido a la emergencia sanitaria. Precisamente, de Sanidad sabe mucho Consuelo Llobell, que cuando fue elegida fallera mayor de Valencia decidió aparcar el MIR para centrarse en su mandato, y que en su segundo año ya retomó. Con la especialidad de Atención Primaria, durante sus años como representante de la fiesta josefina habló más de salud, contagios y hospitalizaciones que de Fallas, así que vivir un evento como su boda con la normalidad que ahora rige la sociedad ha sido un bálsamo para ella. Ser protagonista de su historia sin que nada interfiriera en un día tan bonito. «Ni lo pensé», asegura.

Consuelo Llobell conoció a su pareja, Boro Ibarra, porque era el primo de una amiga, y su historia de amor comenzó a fraguarse hace nueve años. Él, ingeniero técnico agrícola, ella, residente en el hospital Peset, decidieron contraer matrimonio cuando él consiguiera aprobar las oposiciones para trabajar en la Administración pública. El pasado sábado, Consuelo y Boro se casaron en la iglesia de San Agustín, él con un traje de Diplomatic Taylor, ella con un sencillo y elegante vestido de Aleste Atelier, una firma detrás de la cual está la diseñadora valenciana Alicia Soler, y que se ha convertido en toda una referencia en el mundo de la moda nupcial por sus líneas sencillas y elegantes.

La fallera mayor de Valencia llegó en un jeep blanco y entró a la iglesia del brazo de su padre, Antonio Llobell, una persona vinculada durante toda su vida al mundo de las joyas. De hecho, los pendientes que lució la novia fueron diseñados expresamente para la ocasión por su padre. Entre los invitados, toda su corte de honor, aquella que, junto a ella, repitió dos veces mandato, el primero en 2020, hasta aquel 10 de marzo fatídico, la segunda en 2021, con las extrañas Fallas que se vivieron en el mes de septiembre. También la acompañó Pere Fuset, quien en aquellos complicados momentos estuvo a su lado como concejal de Festejos y presidente de Junta Central Fallera, y también algunos directivos de la entidad, además de Carla, su fallera mayor infantil, acompañada de sus padres. También de su comisión, quienes en el momento en que fue fallera mayor ocupaban los cargos de presidente y presidente infantil y fallera mayor infantil.

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El vestido de la novia

El vestido de Consuelo Llobell fue diseñado por Alicia Soler, de Aleste Atelier, una firma de novias que busca que el traje de un día tan importante vaya con la personalidad de la joven que lo va a lucir. En este caso llevaba un traje recto con una larguísima cola, un cinturón en blanco y mangas tres cuartos en raso. El pelo medio recogido y un ramo en blanco y verde, muy sencillo. Consuelo entró a la iglesia del brazo de su padre.

La celebración posterior tuvo lugar en el Huerto de San Vicente de Picanya, donde hubo tiempo para las emociones. «Repartimos ramos a nuestras madres y también a nuestras hermanas. Además, mi ramo se lo di a Marina, una chica de mi corte». También hubo recuerdos de los años que compartieron, el de aquella meditadora que se quedó en la plaza como testigo muda (y con mascarilla) de todo lo que vivió la sociedad, y también de la canción 'I will survive', convertida en un símbolo de años extraños.

Porque tuvo que vivir situaciones que ninguna otra fallera mayor de Valencia ha vivido, como aquella rueda de prensa en la que se anunció que no habría Fallas, y donde no pudo parar de llorar por la tristeza del momento. A pesar de ello, la joven médica siempre se mostró muy positiva. «Es que ser negativo no ayuda», decía entonces. De hecho, Consuelo Llobell contaba en LAS PROVINCIAS hasta qué punto todo lo que vivió le ha cambiado la perspectiva, cómo a nivel personal disfruta de cosas pequeñas, de «poder ver a mi abuela y darle un beso», pero también de su lado más fallero en la comisión Albacete-Marvà, en la misma que en 2018 la convirtió en fallera mayor, y con ello una vorágine de experiencias únicas que no cambiaría por nada, pese a todo.

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