La filosofía 'ikigai' de Rosana Perán, alma de Pikolinos

En los últimos dos años, Rosana ha ido incorporando responsabilidades, además de la vicepresidencia ejecutiva de la empresa que comparte con sus hermanos Manuel y Carolina. Desde 2022 es presidenta de Fice, la Federación de Industrias del Calzado Español, y desde diciembre del pasado año preside además la Confederación Europea del Calzado, una responsabilidad en la que, ahora más que nunca le ha permitido enfrenarse a esos techos de cristal que las mujeres han ido rompiendo en las últimas décadas. En su caso, con una filosofía basada en lo que ella llama la tríada humanista.

Así lo explicaba durante su nombramiento como máxima dirigente de la patronal europea. Dirigir la industria del calzado hacia una revolución industrial bajo tres pilares: 'Henko' entendido como el valor de las personas, 'Kaizen', en relación a las últimas innovaciones tecnológicas, y juntas dan como resultado ese 'Ikigai' o razón de ser de cada una de las empresas del sector. Aquel día estuvo acompañada de su familia, la que ha visto crecer Pikolinos, y también contó con el respaldo del president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, o la consellera de Industria, Nuria Montes.

Rosana Perán ha bebido de una cultura empresarial que tuvo como gran referente a su padre, Juan Perán, que con catorce años llegó a Elche proveniente de la pedanía lorquina de Torrealvilla para buscarse un futuro mejor. Contaba en El Periódico de España que se le quedó grabada una frase de su mentor, Mariano Garrido, que le dijo que valía más ganar tres pesetas trabajando para uno mismo que cinco trabajando para otro. Así que ya desde joven comenzó a pensar en negocios en los que pudiera manejarse alguien que no había estudiado y que llegó a cuidar un rebaño de ovejas para ayudar a su familia. El hecho de haber recalado en Elche, cuna del calzado, fue determinante para escribir su futuro. Todavía recuerda cuando en 1974, con su mujer embarazada, le despidieron de Paredes y decidió emprender con una empresa llamada Nueva Creación, y que terminó abruptamente con un incendio una década después. Fue ahí cuando nació Pikolinos y tuvo claro que tenía que salir al mercado con marca propia, y que además su fuerza iba a estar en mirar hacia el exterior y no conformarse con el mercado español.

Los dos hijos mayores de Juan, Juan Manuel y Rosana, supieron desde muy jóvenes que su futuro estaba en la compañía donde habían crecido, donde pasaban parte de sus vacaciones escolares. De hecho, su padre les puso a trabajar en distintos departamentos para que se familiarizaran con el negocio, desde recortar hilos hasta pegar suelas. Y aunque la hermana menor, Carolina, decidió en un primer momento estudiar Educación Infantil, finalmente volvió a la empresa familiar, donde actualmente es 'brand manager'.

Ahora luchan por conseguir que Pikolinos sea una marca que se identifique con la sostenibilidad, incluso con el 'slow fashion', y no quieren volver a conseguir a toda costa las cifras de venta prepandemia, sino que los clientes se identifiquen con la firma más allá de la compra. Sobre todo, partiendo de la base de una empresa familiar donde el papel principal lo juegan los trabajadores y se busca esa mejora continua infinita que tanto define a los japoneses.

Rosana Perán cree además en la importancia de tomar partido y dedicar una parte de su tiempo a defender al sector del calzado en su conjunto.