![El inolvidable viaje de... Natalia Restrepo](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201910/08/media/cortadas/natalia1-kk0H-U90350238664lFC-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Elena Meléndez
Sábado, 26 de octubre 2019, 01:36
El viaje a Vietnam que Natalia Restrepo emprendió hace dos veranos tiene su origen en un contratiempo. En ese momento, Natalia, profesora de yoga en Green Yoga y experta en macrobiótica, estaba embarazada de su segundo hijo y su intención era pasar unos días en una casa en la Costa Azul. «Mi pareja y yo alquilamos un coche y, cuando miramos los papeles, nos dimos cuenta de que había una advertencia que indicaba que no se podía salir con él de España. Cambiamos de planes y sacamos dos billetes para Vietnam», explica.
Los primeros días los pasaron en Hanoi, donde Natalia se llevó una grata impresión al constatar que, al contrario que en India o Tailandia, donde la crudeza de la pobreza flota en el ambiente, allí había mucha riqueza en cuanto a alimentos y vegetación. «A pesar de no ser un país rico, es próspero, y eso me hizo sentir en paz. Además, la comida era fascinante». Descubrió algunos restaurantes veganos muy auténticos donde entienden la comida como forma de cultura.
- Hanoi (capital)
- 331.210 km2
- 91.519.289 habitantes
- Situada a 10.544 km de Valencia
De Hanoi se trasladaron a Sapa, una zona montañosa ubicada al norte cubierta por cultivos de arroz en forma de terrazas. Contactaron allí con unas mujeres que ejercen de guía en la zona, con las que caminó varios días y pudo empaparse de su sabiduría. «Es un lugar sublime; estas mujeres son como sherpas que te llevan por diferentes rutas; son muy fuertes y me relacionaba con ellas como amigas. Me contaron que durante sus embarazos caminan unos quince kilómetros al día para facilitar el parto», relata.
Lo que más le llamó la atención a nivel cultural es la manera que tienen de tratar las telas, pues la ropa forma parte de una cultura muy rica. Pudo observar que, cuando tejen, crean una especie de simbolismos con los tejidos. «Las mujeres en esta zona del norte pasan mucho tiempo tejiendo telares para la casa. Yo me traje una chaqueta con unas telas muy largas en la zona de los riñones; todo lo que hacen tiene un porqué».
De allí se fueron a las islas al sur, una experiencia que para Natalia fue un choque, ya que le pareció un lugar paradisíaco y bellísimo pero, a su vez, masificado y totalmente expuesto al turismo, con las playas sucias y una belleza degradada. En un barco que tomaron se intoxicó y pasó tres días en un hospital. Una circunstancia que, paradójicamente, se convirtió en una experiencia muy grata para Natalia. «Me instalaron en lo que parecía una habitación de hotel, con una cama antigua y un salón con zona de té. Las enfermeras me traían crema de arroz por la mañana y calditos; nunca en mi vida me habían tratado con tanto amor como allí. Dentro de lo trágico que fue me encontré con personas súper atentas y apasionadas por su trabajo».
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