Pasadas las siete de la tarde, cuando Antonio y Pablo Jordán llegan a casa después de todo el día trabajando, no se ponen el pijama ... como la mayoría de los mortales, sino que se enfundan la americana. Aunque sea un martes de invierno y el tiempo no acompañe. Para ellos comienza la segunda parte de su jornada laboral, la que discurre entre picoteos, inauguraciones, cenas y eventos varios. «Hay semanas que nos llegan invitaciones para ir a actos de lunes a domingo», asegura Antonio, el mayor de estos dos hermanos joyeros que sacarían, si existiera, matrícula de honor en la asignatura de 'networking'. Nos citamos en la terraza cubierta del Ateneo Mercantil, donde en unas pocas semanas van a celebrar la cena benéfica de Sabor Empresarial, una entidad creada junto a otros empresarios y donde los beneficios van a parar a Casa Caridad. El evento, que ya va por su sexta edición, ha conseguido cada año superarse con la recaudación gracias a las aportaciones de los asistentes.
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Pero para buscar el origen de la pasión de Antonio y Pablo Jordán por la vida social hay que hablar de sus padres. «Han sido dos personas increíblemente sociales», aseguran, aunque el recuerdo siempre se detiene en la figura de su madre, Tere Sanchis, «una persona maravillosa y divertídisima a la que querían muchísimo sus amigos». Recuerdan estos hermanos las ferias de Julio o las fiestas de San Eloy, el patrón de los joyeros. «Cuando Antonio ganó un premio de joyería con trece años ya empezamos a ir a cenas de gala con adultos, vestidos con nuestro traje chaqueta», asegura Pablo, el pequeño de los dos, que bromea con su diferencia de edad, que recuerda al mismo tiempo aquellos diez años de enfermedad de su madre, y cómo su padre no se separó de su lado.
De hecho, lo que veían en casa ha sido tan determinante para ellos, también a nivel profesional, que a Pablo, para su trece cumpleaños, le regalaron asistir a la feria de joyería de Zurich. «Me hizo mucha ilusión», remarca. Así que su futuro laboral parecía bastante encaminado, el de seguir con la herencia familiar, Antonio más enfocado al diseño, Pablo a las relaciones comerciales, aunque los dos «nos podemos intercambiar sin problemas». La historia de los Jordán con la joyería comienza con las relaciones que tuvo su padre con los judíos de Amberes, a quienes compraba los diamantes que luego convertía en joyas y vendía sobre todo a mayoristas. Los dos estudiaron Gemología y aprendieron el oficio en el taller paterno, y fue en la crisis inmobiliaria de 2008 cuando se reinventaron, enfocándose al cliente final. Lo lograron gracias a sus dotes en el trato con los demás que les convierten en la salsa de toda fiesta. «Los Jordán somos seres sociales», aseguran, y se rigen por una máxima: «Si no te ven no estás». Y que el día que alguien quiera una joya, sabe que pueden recurrir a ellos. Son principalmente conocidos por Sabor Empresarial, una entidad que nació de una comida con amigos empresarios. «No era una celebración especial, pero pensamos que si habíamos podido arreglar medio país, se nos habían ocurrido tantas cosas chulas, ¿por qué no abrir el foco?». Decidieron repetir el encuentro invitando en cada ocasión a un empresario que el resto no conociera. Pablo subió a redes sociales la foto de la primera cita con un texto que rezaba: «Comida de amigos con sabor empresarial». Tal fue el interés que despertó, que en la siguiente cita ya había 24 personas sentadas a la mesa, y otras 25 que se habían quedado fuera. Se dieron cuenta de que se les iba de las manos, así que se repartieron el trabajo de organización entre Fernando Valle, Salva Andrés, Josep Viosques, Marc Ibáñez y Lourdes Vañó y decidieron hacer los encuentros de pie, para que hubiera mucha más comunicación entre los presentes. «Han salido grandes negocios», aseguran los Jordán, que dicen que no quieren reconocimiento, solo saber que están ayudando. «Ahora llegamos a 130 o 140 personas, con la mirada puesta en que si todos nos llevamos un poquito Valencia funciona mejor».
Pero no es la única organización que lideran. Antonio Jordán se ha hecho conocido también por Pluma y Cubiertos, un grupo de personas amantes de la lectura que se reúnen a cenar con un autor después de leerse su libro. Por allí han pasado escritores como Espido Freire, Marta Querol, Santiago Posteguillo, Ramón Palomar, Carmen Amoraga... El siguiente será Víctor del Árbol. Mientras, Pablo tiene otro grupo donde se van una vez al mes de almuerzo, y a partir de febrero lo harán en bares de localidades afectadas por la dana.
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No ocultan que son amantes de las tradiciones valencianas y católicos practicantes, de misa dominical. «Nos gusta además poder ir a escuchar algún párroco que nos aporte». Pablo, de hecho, es vicepresidente de los devotos de la Virgen de los Desamparados de la parroquia de San Jose y vicepresidente de la falla Conde de Salvatierra-Cirilo Amorós. Su mujer bailará en la dansà que se organiza el próximo fin de semana en el Mercado de Colón y a los hermanos se les puede ver con sus trajes de moros en la parada que organiza la comisión.
El próximo 7 de febrero se organiza la sexta edición de la Noche Solidaria de Sabor Empresarial, un evento que se celebrará en el Ateneo Mercantil. El beneficio de lo recaudado irá a parar a Casa Caridad, entidad en la que Antonio Jordán es patrono, y a la que ayudan desde sus inicios. «Abrir sus puertas vale cada día 18.000 euros».
Siempre juntos, aseguran que nunca han discutido, que cada uno sabe qué papel juega el otro, y que han conseguido además que sus mujeres, Bea Maset la de Antonio, Ana García-Conde la de Pablo, les sigan el ritmo. «Siempre hemos encontrado en ellas un apoyo». Su frenética vida social, escuchar ideas distintas, les ha permitido, además, una tolerancia con quien no opina igual, y huyen de los extremismos. «Para que te hagas una idea, somos del Valencia CF y del Levante UD», asegura Pablo. De hecho, antes de que María José Catalá se convirtiera en alcaldesa recurrió a estos hermanos para encontrarse con un grupo de empresarios. «Lo habríamos hecho igual si nos lo hubiera pedido el PSPV». De hecho, creen que la mayoría de los problemas «se pueden arreglar hablando». De hecho, creen que una de las características de los valencianos es que son muy tolerantes y generosos. «Se ha demostrado en la dana». De hecho, no están muy de acuerdo con aquello del 'meninfotisme' atribuido a quienes viven en una ciudad bendecida por el buen clima.
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Y a estas alturas, creen que todavía les queda mucha gente por conocer, porque no hay amigo pequeño, que todo el mundo es interesante. «De hecho, solemos ir a eventos organizados por personas que no son tan conocidas, o no van a tener tanta repercusión, sobre todo si ya hemos confirmado. De todos aprendes». Eso sí, a pesar de que siempre les ha gustado estar en todos los jaleos, tienen una certeza, la de que no incurrirán en la política. «Ahí no nos verás». Antes de acabar la charla, Pablo y Antonio dejan claro que su vida no es de color de rosa, sólo se trata de afrontarla con alegría. Y sí, hay muchas ocasiones en las que les da pereza salir de casa...
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