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La casa de Antonio Altarriba

Respira diseño por los cuatro costados, lo que permite fusionar interior y exterior o mantener en verano e invierno la temperatura ideal. Aun así, el elogio preferido por el arquitecto es que le digan que en su casa «se está muy bien»

elena meléndez

Sábado, 17 de diciembre 2016, 21:54

En una soleada parcela de Rocafort, cerca del Club de Campo de Santa Bárbara, se alza la casa familiar del arquitecto Antonio Altarriba, una vivienda de corte moderno distribuida en diferentes volúmenes que capta la atención de los que pasan. Todo empezó hace más de diez años. Antonio buscaba un terreno para construir adosados y dio con esta parcela, que era lo suficientemente grande. «Yo quería hacer una pieza en planta baja tipo lámina que estuviera muy abierta al sur y al norte, con otra pieza de otro material que se abriera al sur pero sólo se perforase buscando la vista más idónea», explica. El resultado fue una promoción de siete casas que ejecutó él como arquitecto y como promotor en compañía de sus socios. Indica que todas las viviendas parten de la misma idea, pero luego se han personalizado según el gusto y las necesidades de cada propietario. «Lo que tienen las siete es este patio interior inspirado en el atrio romano que ejerce de núcleo de luz y la distribuye a la cocina y al salón. Es muy bonito el efecto que crea los días de lluvia o las noches de luna llena».

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La casa en que nos encontramos es pareada y tiene la particularidad de que llega hasta la parte de atrás, donde está ubicado el módulo que acoge las habitaciones de los niños. El exterior es de filita, piedra procedente de Segovia cuya elección en su momento resultó muy novedosa. Además, está dispuesta en un despiece marcado por una seriación que la dota de armonía visual. La parte de abajo es estuco blanco y las ventanas de aluminio, mientras que la madera de iroco está tratada de diferentes formas, pues fuera es aceiteada, dentro pulida y barnizada in situ y en las puertas, tintada de oscuro. «En estas casas la misma arquitectura te funciona como interiorismo. Necesitas muy pocos muebles. En un principio pusimos el sofá, la mesa y las camas. Luego escogimos más detalles, pero no se necesitó un proyecto de interiorismo fuerte», precisa. La idea era que interior y exterior siempre estén conectados y que las habitaciones, que se encuentran en la zona más privada, se abriesen donde conviniese.

Pese a que la mañana se presenta fría, en el interior de la vivienda reina una temperatura agradable y cálida. Para mi sorpresa no está puesta la calefacción y la explicación viene dada por la concepción de la construcción. «La casa no es estrictamente bioclimática, pero sí que se proyectó como si lo fuera. Cuando orientas a sur los vidrios a sesenta centímetros de plano de fachada provocan la sombra que en verano te protege del sol y en invierno te da calidez». Lo que le gusta a Antonio es que se trata de una casa de diseño pero, al ser muy ecléctica en cuanto al uso de materiales, permite que sin estar perfectamente ordenada el conjunto mantenga la armonía; algo muy importante cuando, como él, tienes tres niños pequeños. «Para mí es importante que además de diseño haya calidez. El mejor halago que se me puede hacer cuando alguien viene a mi casa es: Aquí se está muy bien».

En el sótano está el lugar más especial para Antonio, una sala insonorizada donde se reúne con los otros miembros de Sulpank, el grupo en el que toca, una faceta de su vida que le apasiona. Allí han grabado y mezclado todo el disco, temas propios en inglés que componen el cantante, el bajista y el propio Antonio, quien sabe tocar todos los instrumentos. «Vienes de un día que ha sido complicado, te metes aquí y a los treinta segundos de empezar a tocar se te pasa todo», confiesa.

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