Los lugares para ligar en Valencia (más allá del pasillo de un supermercado)

Aunque todavía no existen cifras oficiales que demuestren si la estrategia de la piña ha tenido una repercusión real a la hora de establecer relaciones puntuales o duraderas, sí que podemos hacer una primera lectura: saber dónde y cómo ligar en analógico, es un tema en boga que interesa tanto a hombres como a mujeres de todas las generaciones. Que sí, que las aplicaciones tipo Meetic, Tinder o Bumble están ahí para quien se quiera meter y generar una fantasía digital de lo sexual o lo romántico que pocas veces -y cada vez menos- deriva en algo consistente. Pero la realidad es que la frialdad de la pantalla a muchos ya les cansa y se palpa una tendencia clara hacia la carne y hueso y las mariposas en el estómago que genera el contacto entre humanos.

Ahora sí, me dejo de preámbulos y paso a elaborar un listado detallado de aquellos lugares en los que uno es más proclive de encontrar pareja en la temporada que entra. Para hacerlo me he documentado con profesionales del tema, amigos y conocidos que están o han estado recientemente en activo y saben de lo que hablan. Con conocimiento de causa.

Que estas dos disciplinas están en auge está claro. La novedad es que cada vez son más los hombres que se interesan por ellas, especialmente por la versión pilates en máquina 'reformer' para mantener la salud de su espalda. En concreto, sé que hay mandanga en un club moderno próximo a la plaza de Cánovas y en dos centros de Reino de Valencia. Las horas más calientes son a mediodía y al caer la tarde. La ventaja es que, si surge algo más, la flexibilidad que se obtiene asegura a los interesados un sexo elástico, conectado y consciente.

El requisito para unirte a uno de estos grupos, muy frecuentados por médicos y profesores universitarios, es estar mínimamente en forma y sentirse cómodo en plena naturaleza. Se reúnen los sábados en un punto -en la avenida de Aragón hay un grupito consolidado que queda muchos sábados-, conducen juntos hasta algún paraje natural y pasan el día recorriendo senderos, más o menos dificultosos, con la pertinente parada al almorzar y las cervecitas compartidas a la llegada. En este caso, el aire puro, las mejillas encendidas, el pulso vertiginoso y el outfit montañero generan el contexto perfecto para un 'affaire' de carácter rotundo y auténtico.

A los que llegan con el cuento de que ya no están los camareros de siempre, que desde que se lo quedó el potentado naviero ha perdido encanto, que si ahora es más caro, menos auténtico o más convencional les diré que puede que tengan parte de razón, pero que la realidad es que si uno quiere dejar atrás las tensiones de la semana tan sólo tiene que sentarse en una de las mini sillas del local, pedirse un 'gin fizz' o un aurora, un par de montaditos de tártara, bocata al gusto y dejarse llevar por el viento que sople esa noche y que revuelva la cabellera de hijos asilvestrados de familias de bien, divorciados revoltosos, grupos de mujeres vip con un punto canallita y la miscelánea incierta que cada velada adereza el asunto.

Federal Café, Bluebell, Blackbird, Dulce de Leche o Bastard Coffe son sólo algunos de los lugares donde conocer a tu alma gemela entre tés matchas y tostadas de pan de centeno con aguacate y brotes a 12 eurazos. Este fenómeno tiene lugar los sábados, domingos y festivos entre las 10 y las 13 y es muy adecuado para aquellos que buscan una relación saludable y equitativa o los quieren echarle el lazo a un guiri de buen ver. Algunos tips útiles son dejar el móvil en casa, sentarse en la mesa relajado con gesto de estar pensando en algo relevante, preguntar por el origen del café y acariciar a los perros que pasen.

Por todos es sabido que el beber y el comer estimulan los sentidos. Y que hacer cosas con las manos o llevarse una copa a los labios son gestos que, bien ejecutados, pueden resultar muy sexys. Me cuenta una amiga, que ya ha acudido a dos catas organizadas por una vinoteca ubicada en el Ensanche, que siempre hay tomate. El lidiar con los aromas y sabores de los vinos, el maridaje con quesos, las risas compartidas y la melopea tonta de los efluvios de las uvas crean una intimidad atrevida, alocada y divertida.