![Quién se mueve por la Patacona, un lujo junto al mar](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/17/1467875160-kl0H-U200575167838NT-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Bordeando la acequia de Vera junto a los edificios de apartamentos y chalés lujosos que se han construido en primera línea de la Patacona sobrevive un camping, uno de los pocos vestigios de lo que fue la playa de Alboraya en los años setenta y ... ochenta. Cuentan unos vecinos que cuando se vendieron las parcelas del camping para instalar casitas de madera, las que estaban frente al mar fueron las menos codiciadas; el olor de los vertidos era demasiado fuerte, por la playa aparecían frutas podridas que llegaban de las acequias y de vez en cuando aparecían por la zona toxicómanos que buscaban un lugar apartado.
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María José Carchano
La realidad de la playa de la Patacona no tiene nada que ver con aquello, aunque el camino hasta llegar hasta nuestros días no ha estado exento de problemas y dificultades y también de reivindicaciones. Durante décadas se instalaron casitas de madera, la mayoría muy precarias, donde familias humildes pasaban el verano buscando un alivio en la brisa junto al mar. Llegaron las expropiaciones, los derribos y la ordenación urbanística de una zona que se ha revalorizado de una forma increíble, sobre todo en los últimos años.
Se han conservado las casas de pescadores ubicadas en el primer tramo de la Patacona, en el lado recayente a la Malvarrosa, y donde se han reformado algunas de las viviendas manteniendo la estética. Un rápido vistazo a una página web de compra venta de inmuebles asoma una escasa oferta y precios que no bajan de los 300.000 euros para un apartamento de una habitación. Un ático de cuatro habitaciones con vistas al mar supera el millón de euros. Y en primera línea llegan a superar los cuatro millones de euros.
La zona se ha revalorizado, y de qué manera, después de que en la crisis inmobiliaria de 2008 las fabulosas casas de nueva construcción en primera línea se quedaran a medio construir. Y donde también ha habido abusos, con un constructor, Juan Bautista Soler, condenado por publicidad engañosa por vender apartamentos en primera línea para más tarde construir delante, tapando las vistas al mar a los vecinos de las viviendas de menor altura.
En la Patacona tienen o han tenido casa la chef de estrella Michelin Begoña Rodrigo, el periodista Jesús Terrés, el abogado Manuel Broseta o el cirujano plástico Cesar Manuel Noval Font. También llegó a vivir en una de las casas en primera línea la influencer Miren Alós y Juan Roig y su mujer, Hortensia Herrero, que pasan temporadas en una de estas viviendas junto al mar y se les puede ver andando por el paseo a primera hora de la mañana. Los extranjeros también se han interesado por la zona, como ya ha ocurrido con calles de Valencia como Isabel de Villena, donde los precios se han disparado en los últimos años.
La oferta gastronómica de la zona ha ido mejorando en los últimos años, con la incorporación de nuevos locales, como Mimar, que ha abierto en el antiguo Brassa de Mar de la mano de José Miralles y el premio nacional de gastronomía Raúl Aleixandre, y que se ha sumado a clásicos como Casa Navarro. Así, aunque la oferta sigue centrada en arroces, hay mucha variedad, desde locales como La más bonita hasta otros de cocina italiana, como Un posto al Sole, o centrada en vinos, como Tintorera. En los meses de buen tiempo, la playa de la Patacona tiene una gran vida social centrada en los chiringuitos que se ubican en la arena, y son mayoritariamente gente joven la que suele frecuentar esta playa. La Casa de la Mar es otro de los locales de moda, que programa conciertos en un espacio donde se cuida la gastronomía.
Al mismo tiempo, todavía se conserva la costumbre de algunas familias, la mayoría vecinas de Alboraya, de cenar en verano en el paseo marítimo con mesas portátiles y fiambreras de tortilla y titaina buscando el fresco, en una actividad que estuvo a punto de ser prohibida por el Consistorio del municipio. Y en el camping, la primera línea se ha revalorizado y las cabañas de madera son ahora un bien de lujo. La mayoría, familias que lo compraron para pasar los meses de verano que han decidido que qué mejor lugar para vivir. De hecho, la Patacona ya no son segundas residencias, sino una zona de residencia habitual.
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