Quizás no lo sabes, pero si en estas Fallas te cruzas con Enrique Arce -el gran Arturito de La Casa de Papel- por Valencia, ... le tendrás que felicitar, no sólo por su éxito delante de las cámaras, sino porque estarás frente «al campeón del concurso de paellas de la falla Joaquín Costa-Conde de Altea». Se ríe el actor valenciano al contar su experiencia con un par de amigos que le habían invitado a participar en un certamen que casi en cada comisión se celebra el fin de semana anterior a los días grandes. Ahí estaba Quique, como lo conocen sus amigos, pasando de la paella. «No le hicimos mucho caso, quizás el Espíritu Santo nos ayudó a que estuviera tan buena», bromea Enrique Arce, que se pone serio para explicar por qué está en Valencia estos meses. «Murió mi madre estas Navidades y estoy cuidando de mi padre, que ha tenido que pasar por quirófano», explica en una entrevista por teléfono, mientras anda por la calle y va saludando aquí y allá. «La parte positiva de toda esta mierda de meses llenos de tristeza es que puedo pasar más tiempo en Valencia», asegura.
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Enrique Arce diempre se ha mostrado agradecido y orgulloso de sus padres, y sus triunfos se los dedica cada vez que tiene ocasión. «Es que este es un logro de tres personas, porque sin su ayuda no lo hubiera podido hacer, por ejemplo, estudiar en Estados Unidos sin tener que trabajar». Hay mucho más, como el hecho de que le apoyaran cuando decidió dejarse la carrera de Derecho a punto de terminarla para irse a estudiar interpretación en Nueva York.
Decía hace unos años Enrique Arce en una entrevista en LAS PROVINCIAS que tienes que tener la cabeza muy bien amueblada para que el éxito de una serie como 'La Casa de Papel' no te arrolle. Él venía de haber participado en series como 'Compañeros', 'Física o Química' o 'Periodistas', que tocó fondo en Londres y ni siquiera quería aceptar un papel en una serie española después de haber intentado el sueño americano. «¿Quién me iba a decir a mí que el éxito me llegaría por 'La Casa de Papel'?», contaba. Ahora es un actor muy demandado en Hollywood y disfruta del éxito.
Desde entonces ha estado viviendo fuera de Valencia, y sólo ha pasado temporadas que han coincidido con acontecimientos extraordinarios, como la pandemia -se encerró en su apartamento de El Saler-, cuando el año pasado fue operado de una radiculopatía -«la recuperación es muy jodida»- y ahora que está cerca de su padre. «Por eso he tomado la decisión de no coger ningún trabajo por lo menos hasta después de Semana Santa», dice el actor. Eso sí, con una condición. «Les he dicho a mis representantes, tanto al de Londres, como al de América y al de España que no me digan nada, que no abran ni siquiera la puerta a la más remota posibilidad; prefiero no saber si me llamó Almodóvar», ríe.
Eso sí, le esperan «cosas muy chulas» a partir de mayo, como una serie británica con Catherine Zeta Jones, 'The price you pay', que todavía está estudiando si puede encajar con otro rodaje que tiene en verano. «Puedo poner mi vida en paréntesis un tiempo pero no indefinidamente», admite. Eso sí, ahora mismo «lo hago de mil amores, con tiempo para volver a enamorarme de Valencia, para pasear por la ciudad, para correr por el río, para hacer paellas en Fallas…».
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No es que sea especialmente fallero, y de hecho sólo lo fue entre los diez y los trece años en una comisión que ahora se llama Plaza Olof Palme, en el barrio de la Amistad, porque tenía unas primas que aquellos años fueron falleras mayores. Eso sí, de chaval recuerda las mascletaes con los amigos y la fiesta de casal en casal. Fue en 2024, cuarenta años después, cuando se volvió a vestir para la Ofrenda. «Acabé llevando la canasta de una falla con José Manuel Casañ y Sergio Arlandis, y volví a recordar la época de fallero; fue muy emocionante», relata el actor de Hollywood, que se muestra muy agradecido de que contaran con él y que asegura que volvería a repetir.
Después de toda una vida fuera del país, Arce reconoce que las amistades son las del colegio y de la universidad, «los que tenía cuando me fui con 21 años a Estados Unidos». Eso sí, con ellos siempre ha mantenido el contacto, alejado casi siempre de las Fallas por cuestiones laborales. «Me ponía la cremà en el canal internacional de TVE y desde la soledad, la melancolía, la morriña, se hace difícil, pero también tiene esa parte bonita de llevar mi tierra conmigo allende de fronteras».
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Tras la muerte de su madre recuerda sus dos últimos años en Los Ángeles y admite que no sabía «que las cosas estaban tan mal. Y te entra un cierto sentimiento de culpa porque puede que haya puesto tanta energía en mi profesión que me he olvidado un poco de la gente que me necesitaba; hasta que no estás aquí, cerca, no sabes muy bien cómo va todo». Por este motivo, reconoce: «Sentí que tenía que parar, que necesitaba hacerlo para estar junto a mi padre en el momento en el que está más vulnerable, y lo hago de mil amores, como lo ha hecho él toda su vida».
Se ha reconciliado con su ciudad, con las Fallas, pero no con su Valencia CF. «Estuve en un par de partidos, y aunque los intento ver, lo hago desde el salón de mi casa, sin que se me ponga el corazón a 200 pulsaciones, que ya tengo una edad. Y si pierde, como es lo normal, no me cabreo, y lo llevo bastante mejor».
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