En el momento en que se publican estas líneas, Paula Usero estará nadando en alguna playa de Mallorca, antes de darse otro baño, este de cariño y de reconocimiento, en su tierra natal, Valencia, donde recibirá, a sus veintinueve años, su primer premio. ... No es fácil ser profeta en casa, pero Paula Usero es una actriz que ha ido labrando su camino paso a paso con las ideas muy claras y una personalidad que se descubre en la primera respuesta; una mujer fuerte que habla sin medias verdades, en una entrevista a distancia, ella en Madrid, donde hace tiempo voló buscando el sueño del triunfo. Una aspiración que logró muy rápidamente, consciente de que no es lo habitual.
Publicidad
-Tu nombre ya está sonando en las alfombras rojas...
-Es el primer premio que me dan, después de estar nominada a muchos este año, como los Feroz o los Goya. Además, en este caso no me tienen que votar, sino que es un premio que me viene dado, que alguien ha decidido que me lo entregan porque creen en mi carrera y en mí como actriz. Me da mucha emoción, sobre todo porque es en Valencia, y alguien como Carlos, que ha salido a decir cosas maravillosas sobre mi trabajo. Me parece muy enternecedor que haya pensado en mí.
Carlos se llama Madrid de apellido y es el director de Cinema Jove, el festival que ha decidido premiar a Paula con el galardón 'Un futuro de cine', y que antes habían recibido nombres consolidados como Elena Anaya, Marta Etura o Adrián Lastra. Madrid ha destacado «la versatilidad de formatos y de personajes interpretados» por la actriz. En el festival se presentará el corto 'Cuando haces pop', del que ella es productora, en una apuesta de la valenciana por explorar otros papeles en el mundo de la escena. Además, este año ha estado nominada a los Goya por 'La boda de Rosa', de Icíar Bollaín, con quien debutó en 2015 con 'El Olivo'. Ahora la podemos ver en 'La cocinera de Castamar'. Incluso se atreve a cantar.
-Triunfaste rápido.
-Lo cierto es que desde 2017, cuando tuve mi primer curro en Madrid, 'Velvet Collection', no he parado de hacer cosas. Unas más interesantes, otras menos, unas de mayor protagonismo, otras de menos, pero lo cierto es que el hecho de que me fuera tan bien es algo que no me podía imaginar.
Publicidad
-¿Por qué?
-Cuando salí de Valencia mucha gente me decía: «Es que a lo mejor sale mal». Es cierto, pero si no me voy tampoco hubiera sabido si me iba a salir bien. Y es bonito ver cómo la vida me ha ido recompensando en estos últimos años.
-¿Crees que tus inicios no fueron fáciles? Empezaste muy pequeña.
-En Famosa hice muchos anuncios y en aquel momento sí era una profesión, porque era una niña que hacía anuncios, cobraba dinero y explotaba su imagen. Mi hobby era también mi profesión. Al principio hacía algún casting, pero después ya ni siquiera pasaba pruebas, y mi ilusión era que mi madre me viniera a buscar al colegio para ir a rodar un anuncio. Recuerdo que a veces sonaba el telefonillo de la clase porque me tenía que marchar a trabajar y me hacía muchísima ilusión. Disfruté mucho.
Publicidad
Noticia Relacionada
-¿Qué pasó luego?
-Llegó un momento en que te plantas casi en la adolescencia y ya no estaba para promocionar muñecas.
-Y empezaste Ciencias Políticas.
-Con diecisiete años, si no tienes las ideas claras y no sabes realmente qué es lo que te apasiona, estás perdida. Yo me sentía en un limbo en el que nadie me acompañaba, en el que todo el mundo te exige hacer una carrera universitaria porque en teoría es lo que te va a dar trabajo, pero yo estaba frustrada porque no me gustaba. En ese momento me sentía una fracasada porque no encontraba mi lugar. Dio la casualidad que en primero de Ciencias Políticas, donde me metí por puro rebote porque yo quería hacer Criminología y no me llegaba la nota, tenía muchos amigos que estudiaban Comunicación Audiovisual en el CEU y me llamaban para hacer pequeños cortos. Me lo pasaba genial. Y uno de ellos me dijo: «¿Por qué no te metes en Arte Dramático si realmente es lo que te gusta?». Y yo, toda inútil, le pregunté: «¿Pero eso se estudia?». Me presenté a las pruebas de la ESAT sin decírselo a nadie porque no quería que me dijeran qué tenía que hacer o qué no. Solo el día de antes les dije a mis padres que me iba a presentar al proceso de selección.
Publicidad
-¿Y qué te dijeron?
-Me dijeron que ya lo hablaríamos, pero yo les contesté que no había nada que hablar, que al día siguiente yo me presentaba. Fui la quinta mejor nota de los 28 que entramos aquel año. Pero mis padres me pidieron que continuara Ciencias Políticas también y, claro, suspendía todas porque yo estaba en la escuela desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, así que a mitad de año les dije a mis padres que hasta aquí habíamos llegado. Que como broma muy bien, pero que a partir de ese momento me centraba en lo que realmente me gustaba. Y estando en tercero hice 'El Olivo'.
Publicidad
-¿Encontró su lugar en Arte Dramático?
-Había entrado muy frustrada, con ganas de encontrar el camino, un grupo al que pertenecer y la verdad es que fue muy fácil. Me sentía muy libre, a pesar de que algunos profesores están frustrados y te intentan arrastrar hacia eso. Recuerdo que luchábamos mucho contra esa energía chunga que la escuela te intentaba trasladar.
-En demasiadas ocasiones lo que se vive en las aulas no es la realidad.
-Nos prepararon muy bien para una carrera profesional encima de las tablas. Podías enfrentarte a un público en directo, para el teatro, pero no para la ficción. Creo que tuve una asignatura de cámara y fue optativa, y ahora es mi profesión. Tampoco nos prepararon para luchar contra la ansiedad, que con el estreno del corto estoy que me va a dar un ictus... (ríe) Lo cierto es que yo tenía una idea muy clara de lo que quería conseguir en Madrid, sabía mi objetivo, difícil, porque conocía muchas mujeres de mi edad que me servían de espejo para darme cuenta de lo complicado que es, que es una suerte no haber tenido un parón, como yo.
Noticia Patrocinada
-En la profesión de actor hay mucho que gestionar.
-Además, Madrid es una ciudad increíble si tienes dinero, trabajo y amigos. Si no tienes estas tres cosas, estás jodido.
-Te diste a conocer sobre todo con una serie diaria, 'Amar es para siempre', con la que has llegado a un público muy distinto, por 'Luimela', un 'spinoff' que se basa en la relación entre dos mujeres.
-Es verdad que la serie 'Amar es para siempre' es para un público más adulto, pero los nietos que van a casa de la abuela a comer se han hecho mayores viendo una serie donde, en un momento dado, se les abrieron los ojos y dijeron: «Vamos a poner a dos tías aquí y a ver qué pasa». Hay mucha falta de referentes, pero también es cierto que las fans nos decían que el éxito llegaba porque éramos nosotras.
Publicidad
-Hay actores que se entregan con cada personaje, otros que saben soltarlo en el momento en que apagan la cámara. ¿Cómo te enfrentas tú?
-Yo soy una persona muy sensible y no puedo darme en un personaje, llegar a casa y olvidarme. Estoy todo el día con el 'run run', hoy esto me ha salido mal, a ver si mañana me puede salir mejor, me lo pienso, me lo estudio, intento atraer mi personaje hacia mí, hacia mi manera de decir las cosas. Quizás por eso mis personajes tienen mucho carisma y a la vez son normales, porque es lo que me interesa, una interpretación de lo más cotidiana para que te puedas sentir identificado con ese personaje. Me encantaría quedarme con algo real, que se pueda tocar, de cada personaje. De manera más espiritual, los personajes te dejan huella, te marcan aunque no te des cuenta en ese momento.
Publicidad
-La verdad es que se te ve disfrutar mucho en la pantalla.
-Es que es actuando es donde mejor me siento. Donde más creativa, más resolutiva y más loba soy, en el sentido más terrenal que pueda existir. Ahí no existen los nervios, me siento de maravilla y se nota que disfruto.
-¿Lo has aprendido con el tiempo o alguien te ha ayudado en el proceso?
-Creo que tengo una intuición muy potente y confío mucho en ella. Recuerdo en 'El Olivo', donde yo estaba cagada de miedo, donde todos los días tenía la impresión de que me iban a echar. Sin embargo, incluso al verme ahora sé que interpretativamente todavía había mucho trabajo por hacer, pero hay algo de intuición que está sonando y que lo puedo apreciar. Algo innato que estaba gestándose.
Publicidad
-Las series diarias exigen mucha dedicación y sacrificio.
-Han sido tres años de parón social en los que no he tenido vida. Cuando estoy en un proceso de curro no soy capaz de disfrutar de los encuentros con amigos. El tiempo lo necesito para estudiarme lo del día siguiente, para prepararme.
-¿Vuelves mucho a Valencia?
-La verdad es que no voy mucho, como dos o tres veces al año, y extraño muchas cosas, sobre todo la luz, la vida tranquila, el mar... Cuando vivía en Valencia no lo disfrutaba, pero ahora que vivo en Madrid tengo que ir a ver el mar, a escucharlo, me muero por el olor de la sal, por comerme un arroz... Tengo muchas ganas de estar un tiempo en Valencia trabajando para poderlo saborear de verdad.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.