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Alejandro Fliquete, en su notaría de Paterna. Damián Torres
¿Quién es Alejandro Fliquete?

¿Quién es Alejandro Fliquete?

El notario ha asumido la presidencia del club náutico con la misma ilusión que le ponea todas sus experiencias, aunque su pasión está en la navegación, una actividad que le da la sensación de «vivir en un mundo paralelo»

María José Carchano

Sábado, 26 de octubre 2019, 01:37

Alejandro Fliquete se detiene en su orla, ubicada en un descansillo de su notaría de Paterna. Y señala orgulloso a una joven con quien compartió aulas en la Facultad de Derecho y que, un tiempo después, se convirtió en su mujer. En el despacho hay otra orla, y en esta ocasión, ya no tan joven, su retrato forma parte del tribunal que examinó a los opositores a notaría que se presentaron hace unos años. «Fue una experiencia increíble; les intenté dar calidez para mitigar el sufrimiento de un examen tan exigente. Yo recuerdo haberlo pasado muy mal». A todo le pone empatía e ilusión, y quizás algo tenga que ver con que su notaría esté llena de gente.

-¿En qué momento descubre el mar?

-Mi padre ya era muy aficionado y a mí, desde pequeño me gustaba, sobre todo la vela. En mi caso el mar me da la sensación de vivir en un mundo paralelo, de abstraerme de todo. Yo es que siempre fui muy hiperactivo y probaba muchas cosas: la equitación -que dejé cuando un caballo me lanzó por el aire-, en la adolescencia las motos, más tarde los coches… Y de todas las aficiones, la que resistió el paso del tiempo fue la navegación a vela.

«Soy hiperactivo, si no tengo nada que hacer me pongo enfermo»

-¿Por qué?

-Recuerdo que cuando murió mi padre, que era mi mejor amigo, solo podía olvidarme del dolor en una regata. Ni trabajando más, ni viajando… Como soy muy competitivo, solo me centraba en ganar y me abstraía de todo lo demás.

-¿Comparte con su mujer la afición a la vela?

-No, por desgracia, porque ella se marea. Tiene mucho mérito que yo pueda haberme involucrado tanto porque lo pasa fatal. Así que en vacaciones siempre vamos a hoteles de tierra. Eso sí, el nombre del barco es 'majoche', una mezcla de su nombre y el mío, al que le añadimos 'che' por nuestra valencianía. Y conseguimos darle un toque indio, como yo quería.

-¿Tiene tiempo para todo?

-Es cierto que a la presidencia del club hay que dedicarle tiempo, porque aunque tengo una junta directiva y un gerente que se implican muchísimo, creo que tengo que estar ahí porque soy yo quien da la cara. De todas formas, a mí lo que me mata es la inactividad, me gusta la marcha. Si hay algún día en la notaría que no firmo, que está más tranquilo, me pongo enfermo. Pienso además que en esta vida los mayores tesoros son los que no dan dinero. Me considero un patriota valenciano y el Club Náutico es más antiguo incluso que el Valencia CF.

-¿Aprobar la notaría también se convirtió en un reto para usted?

-Si no hubieran existido los notarios al nacer me hubiera encargado de inventar la profesión, porque me va a la perfección. Para mí es diversión, y claro, me llena muchísimo. Recuerdo que saqué la carrera con muchas matrículas y sin hacer la pelota (bromea). Y en once meses me presenté. Suspendí, pero como yo lo veo todo de forma positiva, creo que fue un regalo porque al poco tiempo mi padre tuvo un infarto, estuvo muy enfermo y pude disfrutar de más tiempo con él. Porque los primeros destinos suelen ser lejos. A mí, cuando finalmente aprobé me mandaron a Huesca.

Un sueño por cumplir

  • Pulir el regalo del club náutico. El notario cree que la presidencia del Real Club Náutico de Valencia «es un sueño que es un regalo, porque yo no lo perseguía, no soy un trepa». Y su objetivo es ahora «pulir el diamante en bruto», aunque a continuación pone el foco en los problemas de las personas que viven en el mundo menos desarrollado: «Que nadie pase hambre ni sea maltratado ni discriminado», apunta Fliquete.

-No es fácil ser opositor.

-Mientras eres opositor nadie te molesta, y esa es la parte positiva. La negativa es que ves cómo todos tus compañeros de carrera, incluidos los repetidores o los que no tenían mucho interés en el Derecho comienzan a trabajar, a ganar dinero… y yo todavía dependía de la asignación semanal que me daba mi padre.

-¿Cómo le gustaría ver el Club Náutico en el futuro?

-Tenemos que ser conscientes de que es el más grande de todos los clubes del Mediterráneo, que tiene mucho potencial, que lo demostró durante la Copa América. Cambiarle la cara estéticamente y que los socios hicieran más vida en el club es uno de los objetivos. Dicho esto, para mí es un regalo, y como tal lo veo. Porque yo he intentado probarlo todo, incluso la política. Fue en la facultad, y estuve en un partido político solo dos semanas. Aquello no era para mí, que había que decir que sí a todo.

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