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Rafa Torres se ha comprometido cuatro años más. Dice que está satisfecho con la boca un poco pequeña, porque sabe hasta qué punto ser presidente ... de Confecomerç, la federación que agrupa a las 200 asociaciones de comercio de la Comunitat Valenciana, es un trabajo al que hay dedicar esfuerzo y, sobre todo, tiempo. De hecho, es complicado encontrar un hueco para hablar con él, en unos días llenos de actividad por el final de año.
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«Me lo propusieron y dije que sí, aunque también creo que es importante que haya relevo», explica, sin contar sus responsabilidades en la confederación española, donde también es presidente. Sin embargo, al preguntarle qué retos tiene por delante, lo expresa tan claro que parece lógico que le hayan propuesto que continúe en el cargo. De hecho, en los últimos meses ya se ha sentado con los nuevos dirigentes de la Comunitat. «Nuestra obligación es entablar diálogo y negociación con quien esté en el poder», y añade que con el anterior gobierno «fructificó muy poco», así que tiene esperanzas puestas en la predisposición que han mostrado para charlar sobre la falta de sucesión, la digitalización, la formación o la sobrerregulación.
Reflexiona sobre las razones que le llevaron a comprometerse en organizaciones sectoriales, una ocupación que tiene que restar de su tiempo libre y también del que le dedica a su propia joyería, donde es director desde 2014, cuando su padre decidió jubilarse y dejar paso a sus hijos. De hecho, reconoce que todavía no sabe qué es el éxito -«no es ganar más dinero o abrir más negocios», asegura- y cree que con la edad se va haciendo cada vez menos egoísta. «Me llena mucho el poder ayudar al comercio, quizás ese sea el éxito».
De hecho, una de las grandes preocupaciones del sector, y que ha llevado al cierre de muchos comercios, es la falta de relevo generacional. Rafa Torres puede estar orgulloso porque la joyería Torres que dirige con sus hermanos lleva más de un siglo de existencia con varias sucesiones exitosas a sus espaldas. Reconoce que no es fácil, y al mismo tiempo, cree que una de las claves es abrir ese melón cuanto antes mejor. «Hay que dejarlo todo muy claro para que no haya conflictos familiares», explica Rafa, que detalla cómo lo han hecho en su caso, creando una sociedad limitada, con su hermana centrada en el diseño y su hermano en la administración y la relación con los clientes.
Rafa Torres admite que en las empresas familiares muchas veces influyen los sentimientos, que a veces complican cualquier decisión que sea buena para el negocio. «Nosotros estamos muy bien avenidos», asegura el joyero, que ha visto además cómo el sector vivía su particular travesía del desierto debido a la competencia, que ya llega desde cualquier parte del mundo a través de Internet. De hecho, en los últimos años ha habido varios cierres de joyerías en Valencia, que han dejado el negocio en unas pocas familias. «Hace años, la clave de un negocio no digital era un buen producto y una tienda de calidad en una buena calle. Había más fidelidad y menos competencia», explica Rafa Torres, que recuerda cómo la evolución era mucho más lenta y, sobre todo, más previsible. Pero ya no es así. «Ahora el mundo va muy rápido, los joyeros clásicos han ido cerrando y han venido firmas muy potentes que se han instalado en la ciudad».
Rafa Torres será cuatro años la cara que representa a los comercios de la Comunitat Valenciana, una entidad a la que suma otras responsabilidades en organizaciones empresariales «a las que dedico el 40% de mi tiempo», confiesa. Mientras, organiza eventos en la joyería y se alía con firmas como Gold&Roses, la preferida de la Reina Letizia, y que fundaron Hannah Rodríguez y Sonia Ruiz.
El joyero explica que estas nuevas circunstancias les han obligado a gestionar de otra manera, «a buscar clientes, a conectar emocionalmente con ellos». La ubicación de la joyería, en la calle La Paz, les ha permitido trabajar con el turismo de cierto nivel, a colaborar con un tipo de marcas, a hacer eventos que permitan conectar a través de experiencias con el cliente. «No puedes luchar con el precio; tenemos un valor diferencial, que se genera a través de las emociones, que cuando vengan a la tienda, e incluso online, se genere una conexión». En este sentido, la joyería ha comenzado a organizar eventos muy exclusivos, con diez, quince invitados seleccionados, a los que se les da un trato especial que, además, les convierte en prescriptores. «Y siempre con honestidad, que es una premisa que hemos heredado de la familia».
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