![Altea, desde el casco antiguo, con sus casas blancas y el mar en el horizonte.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202108/07/media/cortadas/2-RrweD3pzcuVB6xOY5llZ7KM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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El cantante Francisco y su mujer, Paca Ribes, se enamoraron de Altea hace más de veinte años. «Un verano -cuenta Paca- estábamos navegando y llegamos al puerto de Altea, nos gustó tanto que nos quedamos un mes. Acabamos comprándole la casa de Altea Hills ... a Bertín Osborne, nos enloqueció nada más verla, aquello parecía Mónaco. Ahora vivimos todo el año, inviernos incluidos».
Paca tiene en Altea su pequeño paraíso, como muchos otros veraneantes. «El clima, el entorno, sus vistas, su parte bohemia, su gastronomía, sus playas de piedra… tiene muchos encantos. Además, hay muchos campos de golf para hacer deporte, puedes navegar o dar largos paseos. Me gusta que no esté tan masificada como otros destinos, y mira que está pegada a Benidorm».
¿Qué hacer en Altea? Puedes dar un paseo por el camino al faro, en el parque natural de Serra Gelada, disfrutar del atardecer desde el Portet, subir al casco antiguo y buscar los talleres de artistas y los puestecitos de artesanía o cenar en algunos de los restaurantes de cocina mediterránea.
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Al sastre Antonio Puebla es fácil encontrarlo comiendo o cenando en L'Olleta con grandes arroces y pescados y unas vistas espectaculares junto al hotel Villa Gadea, donde se aloja cada verano. «Me gusta Ca Joan, el número uno en carnes, y también el chiringuito El Cranc y los italianos Il Giardino y La Bruschetta».
El argentino Alejandro Bataller también vive en Altea hace más de quince años, cuando se trasladó con su familia para abrir Sha Wellness Clinic, en el Albir. «Me encanta la luz tan especial, los 330 días de sol al año, la brisa mediterránea, la naturaleza…».
Las playas de Altea son muy recomendables. L'Olla, Solsida, Cap Negret, Albir, Cala del Mascarat o La Roda. En el centro histórico, además de disfrutar del pueblo, hay que visitar el Palau Altea, donde actúa el día 12 Ainhoa Arteta.
Su gastronomía es espectacular y vale la pena acercarse solo por sus restaurantes. Junto al mar están L'Olleta, los chiringuitos El Cranc, El Arrecife y Ca Joan, el número uno en carnes.
En el Albir, Casa Enrique para comer buen marisco, L'Agret, una taberna con producto de proximidad y Ca Jaume, la taberna en el paseo del mar.
En el pueblo, a espaldas de la Iglesia, La Capella (cocina mediterránea) y frente al mar La Maja, un francés muy recomendable con toques mediterráneos.
Además, los restaurantes italianos tienen mucha calidad, desde Il Giardino Nova Bussola y La Bruschetta hasta las pizzas de Il timore y El Obrador.
Al lado del mar, Porto Senso (para comer pescado, recomendable el calamar a la plancha, al lado del puerto).
Aparte de Shamadi, el restaurante de gastronomía saludable de SHA, sus favoritos son El Mercadito, en el casco antiguo, y para tomar algo, You chic, un chiringuito en la Olla de Altea.
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Moisés Rodríguez Plaza
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El lugar no se entiende sin sus puertos. Tiene cuatro: el Club Náutico de Campomanes, el de Altea, el Portet, donde puedes ver las subastas de pescado, y Porto Senso, un pequeño puerto con un restaurante al borde del mar. «Parece que estés en Mikonos, casi tocas el agua, y el pescado está buenísimo», cuenta Paca.
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