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Rosa Cecconi se cansó. De su ciudad natal, Nápoles, «donde se vive demasiado deprisa». De su profesión, representante de dj's, con los que durante ... unos años viajó por todo el mundo. «Era una profesión muy bonita, lo disfruté mucho, pero quería parar, formar una familia». La ciudad elegida por Rosa y su pareja fue Valencia. Y de esto ha pasado ya más de una década. Su primer trabajo en la ciudad fue cocinera a domicilio. No para preparar platos, sino para enseñar todos los secretos de las recetas napolitanas que atesora. Después fue la chef del restaurante Idon de Cánovas. Pero como esta italiana es muy inquieta, se animó a abrir nada menos que un hotel. Mientras, nacía su hijo, que ahora tiene ocho años.
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La napolitana encontró en Valencia el lugar perfecto para establecerse, para formar una familia, para crecer profesionalmente. Tras la experiencia hotelera llegó el restaurante Mona Lisa, un bistrot donde Rosa reina en la cocina con aquellas recetas que heredó de su abuela. «Tengo un cuaderno escrito de su puño y letra», explica la chef, que cree que lo más importante es poner mucho corazón en lo que hace, «para que te vayas con la sensación de que te he invitado a comer a mi propia casa», asegura.
Pero Rosa es una mujer que no puede parar, y cuando se enteró que la tienda que hay junto a su restaurante iba a cerrar por jubilación, se planteó la posibilidad de ampliar el restaurante. Sin embargo, «la falta de personal en la hostelería» le hizo cambiar de idea y optó por el negocio de la moda. «Mis días comienzan abriendo la tienda por las mañanas y cuando cierro a mediodía me voy a cocinar al restaurante, y por la tarde vuelvo al negocio». Sabe que su vida profesional es intensa, «siempre me pongo yo en primera línea»- pero agradece tener ayuda de su pareja, que se encarga, por las tardes, de cuidar de su hijo.
Si tiene que elegir un lugar de Valencia que adora, no duda un segundo en hablar de Arrancapins. Le gusta la vida de barrio y, en general, la calidad de vida, serenidad y tranquilidad que le ha aportado Valencia a su familia. «Es un regalo que le hemos hecho a nuestro hijo», asegura esta italiana de Nápoles que ya lo ha intentado con la paella, con resultados bastante positivos.
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