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Cada domingo, Esther Pastor coge un perchero portátil y, agenda en mano, prepara toda la ropa y complementos de la semana. «Hay que ser ... muy organizada para estar con un hombre como Vicente, que tiene mil compromisos sociales y de trabajo y que, además, viaja constantemente. A veces he preparado maletas para tres destinos distintos con climas dispares. Pienso mucho lo que me llevo en cada viaje. En función de la agenda, elijo los estilismos, meto la ropa en fundas y de ahí al equipaje de mano o maleta».
Su grado de perfeccionismo es tal que cuando prepara un viaje duplica algunos conjuntos para poder escoger uno u otro según su estado de ánimo. «Si estoy muy cansada, me pongo algo básico, como blanco o azul marino; si por el contrario me veo con fuerzas, me lanzo con un color potente». No sólo sabe qué colores le favorecen -el naranja es otro de sus colores fetiche, y por eso lo eligió cuando a Vicente le impusieron la medalla de la Legión de Honor en París- sino que domina la silueta y el corte. «Principalmente intentas resaltar lo que tienes más bonito de ti. Siempre busco colores y un tipo definido de vestido que yo sé que me suele quedar bien, cortes elegantes que resalten las líneas de forma natural, sin ir excesivamente ajustada».
A Esther siempre le ha gustado la moda. «Me encanta la ropa y como a todas las mujeres ser presumida y coqueta. Es cierto que hay que educar también el gusto para no sólo ir guapa y elegante, sino bien vestida en cada ocasión». Acertar en cada ocasión, cuando eres la mujer de uno de los empresarios navieros más importantes del mundo, implica que manejes a la perfección los códigos de vestimenta, tan importantes como las normas de protocolo en la mesa.
«Con Vicente he tenido que aprender a vestir en situaciones nuevas, como pasar unos días de cacería en el campo. Vicente me ha ayudado mucho, porque era un mundo prácticamente desconocido para mí. Y cada día tienes que ir perfecta de la mañana a la noche, cuando las mujeres llevan prendas de terciopelo con mangas tipo camiseras y ellos chaquetas austríacas también de terciopelo, porque el ante es más para el día».
Vicente Boluda no solo aconseja a Esther cómo elegir la ropa de caza o los vestidos de flamenca para la feria de Sevilla, sino que le regala muchos complementos, desde bolsos a joyas. «Y siempre acierta. A él le encanta la ropa y tiene muchísima, incluso me ha ofrecido a su sastre para hacerme algún traje».
La mujer de Vicente Boluda tiene un completo fondo de armario con prendas funcionales y básicas que le solucionan reuniones en consejos de administración o viajes a Madrid. «Tengo trajes chaqueta de Zara y también de Etro o Pucci, dos firmas que compro en Patos». Patos es una de las tiendas a las que acude cuando tiene una ocasión especial. «Me gusta mucho la selección de ropa y complementos que me aconseja Lourdes Verdeguer y si puedo comprar en Valencia, prefiero hacerlo aquí antes que en París o Milán».
Su prenda fetiche es un vestido o una camisa blanca, como la que llevó el día de la entrevista, firmada por el neoyorkino Michael Kors, y que combinó con una falda de Ermanno Scervino y unas espardeñas de Castañer. Capítulo aparte merecen las joyas, algunas impresionantes como una pulsera 'riviere' de brillantes del tamaño de solitarios. A Vicente Boluda le encanta la joyería y no sólo elige personalmente las piezas que le regala a Esther sino que encarga piezas exclusivas para ella. «Las personaliza y participa en el diseño con los joyeros».
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