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Suso, actuando en un concierto, con las gafas de sol que se han convertido en su seña de identidad. LP

Suso Giménez, loco por la música

La cara B ·

Su vida se divide entre la consulta de neumología y los escenarios. Este médico ha encontrado en la música indie, en la que triunfa, la válvula de escape perfecta a las exigencias de su profesión

ELENA MELÉNDEZ

Domingo, 14 de julio 2019, 01:39

El idilio con la música de Suso Giménez, neumólogo de profesión, comienza cuando cumple quince años y se hace con su primera guitarra. Quizás en aquel momento no sabía hasta qué punto iba a condicionar su vida futura. En esa época empieza a quedar con unos cuantos amigos del colegio para tocar en casas o donde pueden. «Fui autodidacta, me pasaba horas tocando, también cantaba. Al principio era todo muy precario, el primer grupo que tuve se llamaba Ora Pro Nobis y en él ya estaba Juan Luis Salmerón, un buen amigo con el que siempre he tocado», explica.

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Al acabar el colegio, Suso se matricula en Medicina y durante los años de universidad consigue compaginar el estudio con los ensayos. Es al comienzo de la residencia, que además coincide con el nacimiento de sus hijos, cuando deja aparcada la música por falta de tiempo. Llegó incluso a olvidar por épocas que un día tuvo un grupo, que aquello había sido parte importante de su época de juventud. «Metí la guitarra en un armario y me centré en mi vida, que en ese momento era muy exigente. Hubo épocas en las que no me acordaba de la música». Pero lo lleva en la sangre, tanto, que en algún momento tenía que volver a salir a flote.

Profesión

  • - Es médico especialista en Neumología en el hospital de la Unión de Mutuas de Castellón. También es profesor asociado en la Facultad de Medicina del CEU Cardenal Herrera.

Tras cuatro años sin tocar, Suso, Juan Luís y Anna Benavent se juntan de nuevo y crean la formación Petit Mal, un termino médico que usan los neurólogos y hace referencia a un mal pequeño que provoca crisis de ausencia. «El nombre siempre me resultó curioso y pensé que era una buena manera de llamar al grupo. En 2005 sacamos el álbum 'Finlandia', que en ese momento no tuvo mucha repercusión pero que, con el paso de los años, se ha convertido en un disco reconocido por el público y por el círculo musical más reducido que hay en Valencia».

Suso reconoce que ha podido compaginar la consulta con la música haciendo un esfuerzo y sacando tiempo de donde puede, pues la medicina es una profesión muy exigente en la que nunca se deja de estudiar. «Me gustan las dos cosas. En realidad, la medicina me permite unos ingresos, pues vivir de tocar en un grupo es muy complicado. No tenemos un horario estricto para ensayar, cada uno practica en casa y cuando vamos a hacer un concierto nos juntamos solo unas pocas semanas antes».

Además de tocar la guitarra, Suso escribe las letras de las canciones, temas creados a raíz de conversaciones que él mantiene con un interlocutor imaginario y que tratan de cosas de la vida, de las relaciones y los pensamientos que le vienen. Este año está siendo muy especial para Petit Mal, pues acaban de lanzar 'Andar sobre hielo frágil', disco en el que han incorporado a Anna Sanz de Galdeano y que les ha dado la oportunidad de colaborar con artistas de la talla de Gilberto Aubán, Xavo Giménez, Dani Cardona o Paco Morillas. Uno de los momentos estelares para Suso y el resto del grupo tuvo lugar el pasado mes de abril, cuando actuaron en el Palau de la Música de Valencia delante de un nutrido grupo de amigos y fans. «Estar sobre el escenario impone pero a la vez me siento cómodo, es lo mío», confiesa. Para actuar no renuncia a las gafas de pasta negra que le ayudan con su miopía y que se han convertido en su seña de identidad, al igual que Elvis Costello y Woody Allen, dos mitos a los que admira y que han sido una influencia para él y su música.

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Suso reconoce que sus dos vertientes, la profesional y la artística, son actividades muy distintas, que ambas le dan satisfacciones. La diferencia es que en cada una de ellas están implicadas partes del cerebro diferentes y, a la vez, complementarias. «Uno debe de desdoblarse para poder ejecutarlas. El trato humano y los temas de conversación son distintos en los dos mundos». Y, al mismo tiempo, le gusta, de vez en cuando, que se entremezclen. «Me hace especial ilusión cuando los compañeros del trabajo vienen a los conciertos».

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