La última gran firma de moda deja la milla de oro de Valencia

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Celia Barreña

De esta forma, Poeta Querol ha ido perdiendo el lustre que tuvo esta calle, donde se ubica uno de los grandes tesoros arquitectónicos de la ciudad, el Palacio del Marqués de Dos Aguas, y que desde 2008 se ha ido desangrando de los pesos pesados que sobre todo durante la celebración de la Copa América se convirtieron en el sinónimo del glamour en la ciudad. «Vivimos la época de mayor ebullición de la Valencia del lujo y estoy muy agradecida por haber podido formar parte de ello», explicaba en un reportaje en LAS PROVINCIAS María Ángeles Miguel, que durante años fue la directora de la tienda Hermés. «Fueron unos años preciosos, en los que trabajábamos sin parar, nos dedicábamos a organizar eventos, conciertos...», recuerda Encarna Roig, que estuvo al frente de Montblanc. Desde entonces, han ido marchándose de forma paulatina Ferragamo, Bulgari, Roberto Cavalli, Timberland, Montblanc o Hermés, mientras que otros, como Zadig&Voltaire, Nespresso o Tommy Hilfiger, decidieron trasladarse. La primera lo hizo en 2019 camino de Sorní, como ha hecho ahora Hugo Boss. La conocida marca de cafeteras de cápsula optó por la calle Colón, mientras que la firma neoyorkina de moda salió de la ciudad para ubicarse en el centro comercial Bonaire.

Primero fue la crisis de 2008, que después de una época dulce gracias al empuje inmobiliario y con grandes eventos como la Copa América o la Fórmula 1 vivió su primera fuga de tiendas. «Había gente que sí podía comprar, pero nos pedían que no les diéramos la bolsa con la firma visible», contaban en aquel reportaje las que fueran directoras de tienda de Hermés, Montblanc y Louis Vuitton. Incluso llegaron a meter un bolso de Louis Vuitton en una bolsa de basura. Luego llegó la decadencia de la zona. Las firmas de moda y complementos que representan al lujo han dejado así paso a supermercados, concesionarios de coche, oficinas o locales destinados a la hostelería. Por ejemplo, en el lugar que ocupó Hermés se abrió un Saona, mientras que en el bajo de Louis Vuitton se destinará a un gimnasio.

Así, se pueden contar con los dedos de una mano las firmas de lujo que quedan presentes en la calle Poeta Querol. Resiste Roberto Verino, entre un Eroski city y la tienda de Intermon; también Lladró y la firma Isabel Sanchis, que fue una de las últimas en llegar en el local que ocupaba Tommy Hilfiger. De hecho, los precios de los alquileres se han ido reduciendo, hasta una caída incluso del 50%. «Los locales que todavía están en alquiler es porque se resisten a bajar las rentas», explica Miquel Valls, gerente de Cota Milenium, agencia inmobiliaria especializada en locales comerciales de Valencia.

Isabel Cosme, presidente del Gremio de Comercio Textil, explicaba tras la marcha de Louis Vuitton que la ubicación es un factor muy importante a la hora de que funcione un negocio, y cómo hay zonas comerciales y otras que dejan de serlo. «A veces es un misterio la razón de que una calle funcione o no, la clave es que tenga personalidad».