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¿Tiene la Comunitat Valenciana una oferta turística enfocada al lujo? ¿Hay demanda en un sector tradicionalmente vinculado a las Islas Baleares o la costa malagueña? ¿Hay algún lujo en concreto en el que haya que especializarse? La respuesta es sí a todo, aunque esté muy localizado, sobre todo en proyectos individuales, como Sha Wellness, el centro de bienestar de Alfaç del Pi que se ha convertido en epicentro mundial del turismo asociado a la salud. De hecho, sobre la Costa Blanca siempre hubo interés de grandes fortunas, y proyectos residenciales como Altea Hills, donde actualmente hay en venta casas por un valor de hasta 8,5 millones de euros, han sido objeto de deseo de extranjeros con la billetera llena, sobre todo, en este caso, provenientes de Rusia.
Xàbia, Moraira, Dénia, también Benicàssim en la provincia de Castellón, están asociadas a un turismo de medio y alto nivel adquisitivo, pero mucho más residencial, mientras que la ciudad de Valencia tuvo su momento más glorioso en la época de la Copa América. Casi veinte años después, mientras el mundo se mueve más que nunca, la Comunitat Valenciana busca posicionarse en un sector del lujo para atraer a ese visitante que hasta ahora había preferido otras zonas. Valencia Premium es una asociación que agrupa a diferentes empresas y entidades que luchan por atraer ese turismo. Campos de golf, hoteles de cuatro y cinco estrellas, restaurantes y espacios singulares, empresas de náutica o de transporte aéreo, están agrupadas bajo el paraguas de Valencia Premium desde hace una década.
Los proyectos que vienen pretenden dar el salto de calidad para atraer a ese turismo, con el interés que ha despertado la gestión de los casi un millar de amarres de la Marina de Valencia o la futura apertura de un hotel Marriott en la plaza del Ayuntamiento. En este sentido, el sector hotelero ya avisó del déficit de unas diez mil plazas hoteleras para cubrir la demanda en Valencia debido al retraso en la concesión de licencias.
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La ampliación del aeropuerto de Valencia, con nuevas conexiones con Estados Unidos o los países árabes, son algunas de las demandas que desde el sector del turismo del lujo apuntan. Javier Monedero, distribuidor de marcas premium como Moët Chandon o Vega Sicilia en Valencia y que conoce bien el mundo más exclusivo, cree que la llegada de Víctor Urrutia a la Marina puede permitir que la ciudad se convierta en un lugar aspiracional, pero que tiene que ir acompañado de la organización de grandes eventos. «El hecho de que no se vaya a celebrar el Mundial en Valencia es una pésima noticia», asegura. Al mismo tiempo, cree que ese déficit de habitaciones incrementa los precios del alojamiento y los turistas tienen menos para gastar en hostelería. Aunque siempre hay excepciones, y, además de los estrellas Michelin, Flama, Yarza o Casa Carmela atraen a ese visitante con un nivel adquisitivo medio alto.
Hay empresas que están intentando posicionarse en ese mundo del lujo, por ejemplo Joaquín Armengot, que con la recién creada Mediterranean Yachts Solutions busca a ese turista que le atraiga estar en la península y, al mismo tiempo, pueda alquilar un barco de hasta 40 metros de eslora con patrón, tripulación, chef y camareros a bordo y con todos los servicios que demanden para plantarse en Ibiza en dos horas. «Pensamos que Valencia tiene potencial», asegura Joaquín. De hecho, en un momento en el que vivir experiencias únicas mueve el sector del lujo, una opción puede ser ver la Ciudad de las Artes y las Ciencias en helicóptero o hacer una visita privada a una casa señorial del siglo XV en Valencia.
El joyero Argimiro Aguilar, del que son clientes algunos de los empresarios más conocidos en Valencia, cree que la turismofobia que existe en Barcelona la puede aprovechar la ciudad para atraer al turista que puede gastar. «Tenemos que aspirar a un turismo de lujo, como ha hecho Málaga, y todos los sectores tenemos que posicionarnos para lograrlo. Yo se lo he dicho en varias ocasiones a Paula Llobet, la concejal de Turismo, que estamos a su disposición para lo que necesite».
Fuera de Valencia, es en la comarca de la Marina donde está más asentado un turismo enfocado al lujo, aunque la falta de plazas hoteleras es evidente. De hecho, en Xàbia está previsto que SH Hoteles inaugure en 2026 un nuevo complejo hotelero de cuatro estrellas en la localidad enfocado a ese turista premium. Mientras, hay algunas opciones que ofrecen la exclusividad que reclama quien puede invertir en su estancia. Por ejemplo, Stay Residences, el proyecto de la interiorista y empresaria Jessica Bataille, ha permitido atraer a un público norteuropeo que no sólo quiere espacios únicos, sino que sean respetuosos con el medio ambiente y también con el patrimonio local, vinculado con la tradición, la artesanía y el producto local. «Los turistas del norte de Europa valoran especialmente las historias, y no podemos olvidar que Jávea ha funcionado durante siglos como una isla, con una inaccesibilidad que le ha dado una idiosincrasia muy especial», explica Jean Clauteaux, director general de Stay Residences.
En ese sentido, también han conectado con un turismo nacional que recuerda la Xàbia de los sesenta, que quiere reencontrarse con esos elementos que Jessica Bataille ha ido recuperando, gracias a la búsqueda de historias locales, y que ha puesto en valor. «Ese es el lujo silencioso», asegura Jean Clauteaux. Ellos hablan de bioconstrucción, que no es otra cosa que la forma en que se edificaba en la zona hace tres mil años, pero también de agroturismo, de ofrecer experiencias únicas que no se encuentran en ningún otro lugar porque tienen que ver con las tradiciones propias.
Espacios como Vivood Landscape Hotel, un proyecto sólo para adultos ubicado en un pequeño municipio de menos de 500 habitantes en el interior de la Marina, y que se vende como 'el lujo de la evasión', buscan también a ese turista que quiere otras experiencias. O MasQi, en la Sierra de Mariola, un «resort boutique especializado en yoga, meditación, alimentación saludable, terapias energéticas y ayurveda». Conceptos distintos al los excesos asociados al dinero atraen cada vez más a extranjeros de nivel medio alto que encuentran, además de buenas temperaturas y buen clima, ese lujo silencioso que parece estar cuajando adentrado el siglo XXI.
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David González
Claudia Turiel y Oihana Huércanos Pizarro (gráficos)
Óscar Beltrán de Otálora y Josemi Benítez (Gráficos)
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