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Almudena Catalán se empapó de la moda de las calles, de un carácter sobrio y a la vez elegante, de la educación y el saber estar. LP
El viaje inolvidable de... Almudena Catalán

El viaje inolvidable de... Almudena Catalán

Se embarcó en un crucero por el mar Báltico que le llevó a Estocolmo, Helsinki, Tallin y San Petersburgo. La travesía de la diseñadora y empresaria incluyó cultura, moda y arte

Elena meléndez

Sábado, 8 de febrero 2020, 23:59

Para Almudena Catalán viajar es también una excusa para empaparse de moda, pero no solo de la que se encuentra en las tiendas, sino de aquella que reside en las calles, en las tendencias urbanas que se gestan en cada lugar del mundo generadas por factores como el estilo de vida o el clima. Por ese motivo, cuando el pasado mes de septiembre voló hasta Estocolmo para embarcarse durante una semana en un crucero que la llevó por el Mar Báltico, pudo disfrutar de una cultura muy distinta, donde el clima marca las tendencias, donde la moda se vive de otra manera.

Así es Helsinki

  • - Finlandia

  • - 213 km2

  • - 631.695 habitantes

  • - Situada a 3.764 km de Valencia

Desde Estocolmo vieron la salida en cubierta y disfrutaron de un trocito de travesía entre las islas. «Hay miles de islotes, muchos de ellos poblados y otros tan solo cubiertos de vegetación, es un naturaleza preciosa y muy salvaje», explica la emprendedora, que acaba de lanzar al mercado su firma Rockmantic. Tras navegar de noche llegaron a Helsinki, donde les recibió un día espectacular de sol que aprovecharon para pasear por las calles hasta la Plaza del Mercado, donde había un montón de puestos de comida y artesanía local y donde Almudena se compró una bandeja de fresas, considerada la fruta como una delicatessen, un concepto muy distinto al que tenemos en el sur de Europa de la fruta y la verdura y, en general, de los productos frescos. Luego visitaron la Plaza del Senado, donde se encuentra la catedral y el edificio central de la universidad. Muy cerca de allí entraron a la catedral ortodoxa Uspenski, una maravilla de arquitectura rusa elaborada con ladrillo rojo y rematada con una enormes las cúpulas doradas. «Me pareció preciosa, un diseño muy distinto al que estamos acostumbrados».

La diseñadora se sorprendió de ese cuidado por los detalles, llevado a cada local que visitó. LP
Imagen principal - La diseñadora se sorprendió de ese cuidado por los detalles, llevado a cada local que visitó.
Imagen secundaria 1 - La diseñadora se sorprendió de ese cuidado por los detalles, llevado a cada local que visitó.
Imagen secundaria 2 - La diseñadora se sorprendió de ese cuidado por los detalles, llevado a cada local que visitó.

Si algo le llamó la atención a Almudena Catalán fue el estilo de la gente con la que se cruzaba. «Me impactó mucho, en general son muy elegantes, con un carácter sobrio y a la vez casual». También le sorprendió el diseño de los locales y el carácter de los nórdicos. «Se cuida todo muchísimo, además, la gente es muy correcta y respetuosa, hay silencio en todas partes». El siguiente destino de su travesía por el mar Báltico fue San Petersburgo, donde pasaron dos días, y donde Almudena tuvo la impresión de poder apreciar el auténtico lujo ruso. Lo primero que hicieron fue visitar el Palacio de Invierno y el Museo del Hermitage, donde se sorprendieron con una selección del mejor arte del mundo. «Es de una riqueza impresionante, aunque en la ciudad tienes que entrar con visado nosotros pudimos visitarla porque contratamos una excursión con el barco. También me encantó el Palacio de Peterhof, que es una locura de bonito». De allí fueron a Tallin, la ciudad amurallada con el centro urbano medieval donde disfrutó de las iglesias con los campanarios de aguja, los coches de caballos, las calles de adoquines y los comercios bien conservados.

La última jornada la pasaron en Estocolmo, una ciudad llena de vida cuya energía sintonizó de inmediato con la de Almudena. Como ya habían tenido varios días de museos la consigna era callejear, así que se dejaron llevar por las calles del barrio de Södermalm, bohemio y lleno de tiendas, de galerías de arte y de cafés. «A la hora de viajar tengo un sesgo estético importante, solo el ver a la gente por la calle y observar como se mueven me llena, me fijo mucho en el entorno, en la cultura que tienen. Me parece muy enriquecedor meterme en otras culturas. La ventaja del crucero es que puedes visitar diferentes ciudades en pocos días y te olvidas de las maletas».

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