ELENA MELÉNDEZ
Sábado, 3 de noviembre 2018, 01:13
Hace ahora tres años, José Ramón Alarcón estaba investigando sobre la vida y obra del escritor marroquí Mohamed Choukri. Con el fin de poder trabajar sobre el terreno decidió sacar dos billetes a Tánger para viajar junto a su pareja, Merche Medina. «Yo ya había estado pero Merche no conocía Marruecos. Era noviembre, llovía sin parar, el primer golpe le tiró para atrás, la gente, los olores, el ambiente tan diferente al de aquí… quiso que nos marcháramos. Al día siguiente nos perdimos por sus calles y algo cambió, la ciudad nos conquistó para siempre», asegura José Ramón.
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Al hacer la ruta de Chukri la pareja fue conociendo a personajes fascinantes de la ciudad, todos relacionados con el ámbito de la cultura que, viaje tras viaje, se han convertido en sus referentes en la ciudad y amigos. Uno de ellos es el barón Francisco de Corcuera, artista plástico chileno, virtuoso del piano y fundador de la escuela de abstracción pictórica sueca. Otras de sus amistades en Tánger son Farid Othman-Bentria Ramos, escritor hispano marroquí y gestor cultural de la ciudad; o Salima Abdel Wahab, diseñadora de moda y propietaria de un atelier en la Kasbah.
Merche explica que llegaron sin conocer a nadie, pero su forma de viajar, abierta y relajada, siempre ha propiciado las relaciones con gentes de otros lugares. Una de sus jornadas en Tánger comenzaría con un delicioso desayuno compuesto por tortas de maíz, yogur marroquí y zumo de naranja. Lo toman en casa de sus anfitriones y amigos, Monika y Mostafá. A continuación, descienden por la Medina y se pierden por el Gran Zoco. A mediodía, acuden a leer la prensa al Café de París o a tomar un negroni en la coctelería del Hotel El Minzah, célebre establecimiento adherido a la historia del Tánger internacional.
«Allí no quedas, te encuentras con los amigos y conocidos en los cafés. Viven a otro ritmo, hay un 'tempo' más pausadoque les permite pasarse tres horas en una cafetería conversando y observando lo que ocurre a su alrededor», explica Merche. De allí se van a comer al Dorado, uno de sus restaurantes favoritos, y donde es posible degustar excelente pescado y marisco. La primera hora de la tarde es el momento ideal para visitar la mítica Librairie des Colonnes, un enclave lleno de historia literaria frecuentada por Paul Bowles, Truman Capote, Tennessee Williams o Juan Goytisolo.
Después, pasean por la marina o por la 'kasbah', donde hay un pequeño local perfecto para merendar. Y, tras visitar a algún amigo o ver una película en Cinema Riff, la cinemateca de la ciudad, acuden a cenar al 'Au Pain-Nu', un restaurante acogedor cuyo nombre se escogió en honor al título de la primera novela autobiográfica de Mohamed Choukri, 'El pan desnudo'.
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Ambos coinciden en que los mejores meses para visitar la ciudad son septiembre y mayo, un mes que además coincide con la feria del libro de Tánger. «Para nosotros es un lugar de referencia a la que volver sin motivo, un enclave muy intenso donde en poco tiempo suceden cosas interesantes si estás abierto a ello. Se ha convertido en una toma de oxígeno y de tierra de lo que es la realidad. Nos encontramos como en nuestra segunda casa».
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