ELENA MELÉNDEZ
Martes, 30 de abril 2019, 00:55
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Japón, la costa este y la oeste de Estados Unidos, Turquía, Marruecos, Tailandia y más de media Europa son solo algunos de los lugares que Sandra Alcaraz, periodista de moda y belleza y estilista, ha visitado durante los últimos años. Viajes que le gusta emprender en compañía de su marido Héctor y en el que involucran en ocasiones a familiares o amigos. A la hora de definirse como viajera se ubica en un punto intermedio entre organizada y aventurera. «Nos gusta disfrutar mucho del sitio y que el viaje nos sorprenda, pero a la vez ir relajados porque sabes que lo llevas todo preparado. Nos lo organizamos nosotros, contratamos los guías y nos documentamos antes», explica.
Agosto fue el mes escogido para viajar hasta Bali, un destino que les apetecía mucho y al que encontraron similitudes con Tailandia. «Es parecido pero más pequeño, más cuidado y acogedor». Los primero días en Bali los pasaron en Ubud, que está considerado el centro cultural y espiritual de la isla y punto de encuentro de artesanos y artistas locales. Allí se alojaron en un hotel precioso compuesto por casitas individuales con piscina y rodeadas de selva. En Ubud visitaron el Sebatu, un manantial sagrado donde los balineses se purifican, y los arrozales de Jatiluwih, considerados como los más impresionantes de todo el país y declarados una de las maravillas de la humanidad. Para reponer fuerzas escogieron lugares como el restaurante Locavore o el Spicy Coconut, donde pudieron disfrutar de la gastronomía de la zona donde está muy presente el arroz, las verduras, el pescado y las frutas exóticas. «Un punto clave de los viajes asiáticos es la gastronomía, los sabores son muy diferentes a lo que estamos acostumbrados. Nos encanta probar recetas nuevas».
Tras dejar Ubud fueron a Seminyak, que se encuentra en la parte oeste de la isla. Allí visitaron el espectacular templo de Petitenget, una antigua estructura hindú cubierta de enredaderas que tiene varios siglos de antigüedad. Se alojaron en unas casitas de madera y se levantaron al amanecer para avistar delfines en las típicas barcas balinesas. Uno de los motivos que despertaron en Sandra la curiosidad por conocer Bali fue la película 'Come, reza, ama'. «También leí el libro, el gurú que sale en la película existe y está en Ubud, lo intentamos ver pero fue imposible. Conectamos con la historia que se narra en el film».
Los últimos días los pasaron en Jimbaran, donde disfrutaron de algunas jornadas de de relax total en las playas de Dreamland Beach y de Balangan Beach. Una de las mañanas se escaparon hasta el mercado de pescado al aire libre de Kedonganan, un pintoresco lugar donde atracan barcos de colores en el que pudieron ver de cerca del día a día de los trabajadores locales. «Nos fascina su forma de ser , las ganas de ayudar y la alegría permanente que muestran. Son personas que no luchan por una individualidad, sino que tienen una concepción más global de la vida alejada del egoísmo». Bali se ha convertido así en uno de los destinos preferidos de Sandra, sobre todo porque ha conectado con la espiritualidad que se vive en este lugar, en sus templos, en el carácter de la gente. Porque si hay algo que le interesa a esta periodista cuando viaja a un lugar, sobre todo si su cultura es tan distinta, es la de entrar en contacto con sus habitantes para conocer mejor la forma de vida y entenderles. Y en Bali tanto Sandra como su marido Héctor lo han logrado.
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