Cómo se parece Vicente a su madre, Lola Fos... Recuerdo el día que la conocí, en aquel desfile benéfico de Unicef que organizó Mayrén Beneyto. Lola era una mujer que destacaba sobre las demás, con un estilo barroco, tan valenciano... Siempre era la más elegante allá donde fuera. Hubo un feeling inmediato y una amistad preciosa». Quien habla así es Amado, el peletero que durante décadas abrigó a las mujeres de la alta burguesía valenciana en aquellas míticas fiestas que pasaron a mejor vida. «Vicentín, le llamaba su madre». Amado se precia ahora de ser buen amigo de Vicente Boluda, también de Verónica Ceballos, la que fue su mujer y madre de sus tres hijos, y ahora de Esther Pastor, quien se convirtió en su pareja en 2016.
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Amado estuvo acompañando a Vicente Boluda en la entrega de premios que organizó el Ateneo Mercantil esta misma semana. «No sabía que era un empresario tan importante», confesó Amado, después de la presentación donde se explicaba que el armador tiene una de las mayores flotas marítimas en manos privadas del mundo. Que aunque Boluda fue fundada por su abuelo, de quien hay un busto a la entrada de la compañía naviera, por parte de su madre los negocios relacionados con el mar se remontan a 1837.
«Este premio es un reconocimiento a mi familia porque se reconoce el esfuerzo y el sacrificio de todos y del grupo empresarial. También lo es para los cerca de cuatro mil empleados de Boluda Corporación por su compromiso», dijo en su discurso en el Ateneo. Su familia siempre ha sido muy importante para el empresario. Sus tres hijos, Vicente, Ignacio y Verónica, se han incorporado sucesivamente a la empresa familiar. Él está orgulloso de esa «sucesión tranquila» de la que habló algo más de dos años, donde ve crecer la empresa dejando la gestión en manos de sus hijos, que no las acciones. «No cedo ninguna hasta que esté en la caja de pino», ha llegado a decir, aunque las ambiciones no se acaban con el paso de los años. «Ahora soy como la Reina Madre», bromeó en una comida con la prensa. Ha ido diversificando sus negocios más allá del mar, y ahora tiene una bodega, a la que ha llamado por su segundo apellido, en honor a la familia materna a la que tanto admiró, y que preside su hijo mayor. También ha sacado a la venta vinagre y aceite de oliva, aunque admite que ahí no gana dinero.
Vicente Boluda ha recibido esta semana el premio 'Economía, progreso y sociedad' que entrega el Ateneo Mercantil. El empresario naviero recogió el premio en un momento en el que anda preocupado por el bloqueo del Canal de Suez, la principal ruta desde Asia, tras encallar un buque.
Pero si hay algo más allá de sus negocios en el mar que le convirtieran en un personaje público más allá de Valencia fue su efímero paso por la presidencia del Real Madrid en 2009, hasta la llegada de Florentino Pérez. Fueron solo cinco meses, pero hace dos años se mostraba dispuesto a intentar optar de nuevo al cargo, esta vez en unas elecciones. En una entrevista reciente a LAS PROVINCIAS dudó, sin embargo, por la situación actual de pandemia. «Quizás es momento de arrimar el hombro todos juntos». El futuro despejará esa duda.
Junto a Juan Roig, presidente de Mercadona, y otros empresarios como Federico Félix o el ya fallecido Francisco Pons crearon la Asociación Valenciana de Empresarios, un lobby que ha pretendido ser una voz fuerte que reivindique mejoras en las infraestructuras o la financiación de la Comunitat. Vicente Boluda ya lleva diez años al frente de la entidad, además de ocupar otros cargos en consejos de administración o entidades, incluido el Banco Vaticano. Su implicación en la sociedad ha sido permanente, aunque siempre ha optado por un perfil bajo en sus apariciones públicas, como también lo hace Juan Roig. La discreción por bandera en una época en que quedaron atrás las grandes fiestas y eventos donde se lucían pieles, joyas y poderío.
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Es fácil verlo, eso sí, acompañado de su mujer en algún restaurante de Valencia. A Vicente Boluda siempre le ha gustado disfrutar de la buena mesa y es aficionado a los toros y a la caza. Comparte aficiones con algunos amigos ilustres, como el rey emérito, a quien ha recibido en su casa palacete de Navajas, un lugar que siempre ha sido un refugio para la familia, y donde ha celebrado encuentros privados con amigos lejos de los focos. Los inicios de su relación con Esther Pastor le llevaron a las páginas rosa, porque ella había formado parte del círculo de confianza de Alberto Fabra y ocupaba un cargo en la administración pública, pero rápidamente optaron por la discreción de la que siempre ha hecho gala.
En este último año, Boluda sí ha sido la voz de los empresarios y ha puesto en tela de juicio el papel de los políticos, aunque admitiera la difícil situación a la que se enfrentaban. Además, fue claro hablando de políticos vacunados, con un símil usado en el mar: «El capitán siempre es el último que abandona el barco cuando se hunde. Hay que ser generoso».
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