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Celia Barreña
Jueves, 26 de enero 2023, 01:29
Todo comenzó con un viaje de cinco meses a Australia para estudiar un curso de marketing digital y este año se cumplen nueve desde que se fuera en 2014. Dicen que el amor mueve montañas, y aunque de eso no estoy segura, sé que lo ... que sí mueve son personas. Elena se enamoró, primero de Australia -lo que alargó su estancia un tiempo más- y luego de un australiano, que se sumó a la lista de motivos de peso por los que seguir fuera de la ciudad. Acabaron siendo tres maravillosos años en 'el país de la suerte', que los llevó más tarde (y ya en plural) a un impás de unos meses en Valencia. Aterrizaron finalmente en Londres, la ciudad a la que llaman hogar.
El teletrabajo ha formado parte de la vida de Elena mucho antes de que llegara la pandemia, y fue lo que le permitió estar 'bambando' por el globo. Actualmente trabaja como manager de la categoría vegana de Deliveroo y confiesa que una de las cosas que menos le gusta de la capital británica es el ritmo tan frenético al que funciona, sobre todo en lo que al trabajo se refiere: «la velocidad y las expectativas son demasiado, el trabajo es una prioridad muy importante para las personas y se les olvida vivir», dice. Aun así, ella encuentra siempre su limbo, de hecho tiene también un podcast, 'Positivamente Presente', al que dedica más de la mitad de su jornada laboral.
Cuando Rowan llegó a Valencia iba a pasear solo para comer a escondidas bocadillos de jamón, «se comía unos cuatro al día», dice Elena entre risas. La gastronomía mediterránea y la limpieza española le sorprendieron gratamente. Elena ha instaurado la buena costumbre de sentarse a comer juntos en la mesa y ha adquirido de Australia su relajado estilo de vida, donde su prioridad es justo esa: vivir.
Como habréis podido comprobar ya, Elena es de esas personas que valora, practica y sobre todo, comparte el bienestar personal. Justo de eso trata su podcast, de inspirar a las personas a través de historias reales de gente única que ha encontrado su propósito y que vive la vida a su manera.
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Como buena guiri exportada, la playa es siempre parada obligatoria en todas sus visitas a Valencia. Confiesa que si volviera se vería obligada a tener que vivir en La Patacona, bien cerquita del mar y en el mismo escenario en el que hace pocos meses Rowan, su prometido, le pidió matrimonio. Sueña con algún día volver a Valencia, echa de menos muchas cosas, como por supuesto, la familia y más aún si cabe el sol, aunque también echaría muchas de menos si se fuera ahora de Londres: la multiculturalidad, los grandes parques y «¡las opciones de comida plant based!».
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