Quién vive en la calle Lauria, las familias que resisten al empuje de las oficinas

Amelia Delhom no vive en Lauria -aunque sí muy cerca, en Ruzafa- pero pasa buena parte de su vida en esta calle, ya que abrió su tienda de interiorismo en Lauria, 3 en 2016. «Elegí la zona porque en ese momento las tiendas teníamos que estar en primera línea; era muy importante tener una buena visibilidad».

La calle se ha transformado mucho en los últimos veinte años. «Hubo una época muy floreciente con tiendas de toda la vida, como Torres Gastón, a la que siguió una crisis en la zona en la que languidecieron los alquileres y había locales vacíos. Actualmente hay mucha restauración y unos precios muy elevados», explica Federico Varona. Dicen que el alquiler del último restaurante que está a punto de abrir, Honest Green, es de 20.000 euros al mes. La subida de los alquileres y de los precios de la vivienda ha provocado además una fuga de familias. «Los bajos son tan caros que no tienes una frutería ni una carnicería, pero eso es habitual en casi todas las ciudades de Europa. Si no hay familias no hay escuelas infantiles ni panaderías, y sin comercio de barrio la gente busca otros barrios».

La estilista Olga Rodríguez Mayordomo ha vivido en el entorno de la calle Lauria desde que era niña y no concibe hacerlo en otro lugar. Allí, en Martínez Cubells, tiene su casa y su showroom Chatting Pics. «Aquí nos conocemos todos. Muchos jueves quedamos a tomar una cerveza en Alenar, la bodeguita que tengo cerca de casa. Hacen catas una vez al mes y el tardeo es punto de encuentro. Lo demás suelen ser franquicias».

Además de las hermanas Olga y Azu Rodríguez Mayordomo, en la zona reside la interiorista Zdenka Lara, el peluquero Pascual Segura, David Lladró y Marta Aliño y también tiene casa el coleccionista de arte Guillermo Caballero de Luján o el empresario Bernardo Bello, fundador de Frudesa. «Lo bueno que tiene la zona -añade Amelia Delhom- es que todos nos encontramos en los mismos sitios, si vas a tomar café en Coffee Corner en Perez Pujol, encuentras a los propietarios de Lotería Bello, a Pascual Segura o a los trabajadores de las entidades financieras, como Mediolanum o CaixaBank, que dan mucha vida durante el día a las calles».

Federico Varona es capaz de hacer un recorrido edificio a edificio por la calle Lauria. «El número 1 es el parking, es la última finca que se ha construido, la de al lado son todo oficinas, los números 12 y 14 son todo alquileres. La esquina del Sabadell está compuesta de despachos que se alquilan, mientras que la siguiente finca pertenece a una señora que renta oficinas. A continuación se sitúa el edificio de oficinas de los Pechuán, que es donde Mercadona ocupa la planta baja, los ABC Park, la finca de La Tagliattela…». En el número 28 de Lauria, esquina con Colón, se ubica la tienda Apple y el edificio, del siglo XIX era propiedad de la familia Gonzálvez antes de venderla, con litigio incluido por la tasación del inmueble.

Varona destaca que el gran cambio que ha habido ha sido la seguridad. «Hace quince años yo salía a las diez y media del despacho y esto parecía el Bronx; daba miedo y ahora hay mucha vida y es una zona razonablemente segura».